Después de casi dos semanas de interrupciones para ir y venir de Capital Federal por el último temporal, Vialidad Nacional habilitó este viernes el carril hacia Buenos Aires para vehículos livianos, aunque continúan los desvíos para el tránsito pesado y el transporte de media y larga distancia.
La interrupción de tránsito obligada sobre la mano hacia Capital Federal permaneció cortada a la altura de los kilómetros 142 y 94 de la ruta nacional (RN) 9 desde el 19 de mayo hasta las 17 de este viernes, mientras que el carril que viene a Rosario ya había sido liberado una semana antes.
Según explicó Vialidad Nacional, el tramo que pasa sobre el río Areco fue el área más afectada por el temporal ya que el agua socavó el suelo bajo la losa de aproximación del puente seis metros sobre la longitud de la calzada y sobre todo su ancho.
Desde el organismo nacional explicaron, no obstante, que el paso será intercalado y a una velocidad de 20 kilómetros por hora. En tanto, para evitar demoras en la circulación, el transporte pesado (camiones, camiones con acoplado, carretones y otros) continuará su trayecto por los caminos alternativos hasta tanto finalice la reparación del puente sobre río Areco, estimada para la semana próxima.
Así, el corredor vial continuará con la reparación de los tramos más afectados para restablecer el tránsito para todo tipo de vehículos. Actualmente, los caminos alternativos para el tránsito pesado desde Rosario hacia Buenos Aires, son los siguientes:
Camino 1: Desde Rosario, tomar la RN 9 hasta San Nicolás, luego continuar por la RN 188 (hasta Pergamino) o la RP 51 (hasta Arrecifes) o la RP 41 (hasta San Antonio de Areco); en cualquiera de los tres casos se podrá seguir por la RN 8 hasta la Ciudad de Buenos Aires.
Camino 2: Desde Rosario, tomar la RN 174 hasta Victoria, continuar por la RP 11 hasta Gualeguay, luego circular por la RN 12 a Zárate, donde podrá continuar por la RN 193 o bien por la RN 9 hacia Capital Federal.
Autopista Rosario-Buenos Aires: la ruta del sálvese quien pueda
Pocas horas antes de que se diera a conocer, la liberación del tránsito por la autopista para vehículos livianos, un recorrido realizado por La Capital puso de manifiesto los avatares que atravesaron los automovilistas mientras la conexión que une Rosario con Capital Federal permaneció cortada.
El corte de la autopista Rosario-Buenos Aires generó nuevos escenarios para discutirla, ya que los caminos alternativos hacia la capital son un combo de abandono estatal, urgencias económicas e imprudencia naturalizada.
Ocurre que en condiciones normales, un viaje en automóvil por el principal corredor vial de la región tarda entre 3 y 4 horas, de acuerdo a la densidad del tráfico. El desvío por la ruta provincial 41 puede llegar a mantenerse dentro de esos parámetros, aunque este jueves no hubo forma de evitar la demora ante un bloqueo que parecía sacado de un libro de la colección "Elige tu propia aventura", pero sin finales felices.
El problema en el corredor que nace a la altura de Baradero no era nada del otro mundo: un camión había chocado a unos 15 kilómetros del acceso a San Antonio de Areco. Las aplicaciones móviles que monitorean el tránsito en tiempo real ya preveían un retraso en ese sector, pero los dibujos e íconos en la pantalla contaban poco y nada de lo que efectivamente ocurría allí.
Un desvío para poner a prueba la paciencia y la prudencia
Llegar hasta el punto del corte de la autopista desde Rosario no traía mayores complicaciones. Sin embargo, el intercambiador ofrecía un panorama que preocupaba a cualquier conductor particular por el estado del pavimento. Después del giro hacia el sur había que esquivar grandes baches como prólogo de otras dificultades.
Para alcanzar la ruta nacional 8 desde el acceso a Baradero fue preciso recorrer unos 50 kilómetros sin banquina, con varios autos quemados y abandonados a la vera de la calzada como una señal de preocupación. A partir de allí empezó a jugar la suerte si surgía algún problema mecánico porque no hay estaciones de servicio ni demasiado espacio para detenerse. Para frenar había que avanzar sobre pastizales altos.
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La primera parte del camino hasta San Antonio de Areco fue agradable. Las postales de campo se sucedieron con variaciones leves. El buen tiempo de la tarde de otoño soleada hizo su aporte para embellecer el paisaje del motor productivo de la Argentina. Sin embargo, el cuadro se hizo añicos ante una larga fila de vehículos detenidos que terminaba con varios camiones cruzados sobre ambos carriles de la calzada.
Los que estaban más apurados sólo se tomaron unos minutos para ver si la caravana avanzaba lentamente. La acción se repetía casi al detalle en cada coche: quien iba al volante se bajaba, se inclinaba hacia la mano contraria para descifrar por dónde podía seguir y volvía a subirse. Las personas en situación de 4x4 ni siquiera se molestaron en evaluar el riesgo, sólo se alejaron del pavimento para rebasar la fila a través del pasto alto.
La alternativa de la autopista Rosario-Buenos Aires
A diferencia de los transportistas, que no tenían chances de cruzar hasta que ayudaran a su colega, cada automovilista se iba armando de coraje cuando veía que el que estaba adelante lograba rodear los camiones a la altura del choque. Al llegar comprobaban que las fuerzas de seguridad y los agentes de tránsito brillaban por su ausencia, aunque ya habían pasado varias horas desde que se había cerrado el paso. Algunos choferes esperaban con los brazos en jarra mientras otros colaboraban para retirar el vehículo averiado. El resto miraba con resignación a quienes tenían lugar suficiente para retomar el viaje.
En cuanto a la distancia, los caminos alternativos de la autopista Rosario-Buenos Aires no representan una gran diferencia. El problema son las malas condiciones de infraestructura para que circule una cantidad de vehículos inusual.
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El corte por las inundaciones de mediados de mayo sobrecargó corredores que no son desconocidos en el mapa del abandono estatal. De hecho, la propia Dirección Nacional de Vialidad (DNV) recomendó evitar los enlaces provinciales por el gran caudal de tránsito, algo que puede generar inconvenientes o atascamientos.
Tradicionalmente, la ruta 41 se ofrece como un camino hacia la costa atlántica con el cartel verde que apunta hacia el sudeste y menciona a Mar del Plata, uno de los destinos más buscados para descansar o ir de vacaciones. En este caso excepcional se trata de todo lo contrario: el corredor no da abasto ante la afluencia de camiones y otros conductores por el desvío en Baradero. Más lejos de La Feliz, imposible.