El obispo de Rosario, Eduardo Martín, presidió hoy una misa en la Catedral para pedir por la paz y el cese de la violencia. Además, convocó a los fieles a una jornada de ayuno y oración por estas intenciones.
El obispo de Rosario, Eduardo Martín, presidió hoy una misa en la Catedral para pedir por la paz y el cese de la violencia. Además, convocó a los fieles a una jornada de ayuno y oración por estas intenciones.
"La violencia no es un tema nuevo en Rosario; casi todos los días y desde hace años leemos en los diarios y vemos en la televisión algún asesinato", expresó en la misa que tuvo lugar al mediodía.
Se lamentó porque la mayoría "son víctimas jóvenes, adolescentes algunos; también han muerto niños a causa de esta violencia. Muchas familias se ven afectadas; el dolor se incrementa; la tentación de vengar las muertes también se acrecienta. Vivimos detrás de rejas y de sistemas de alarmas por miedo a que violenten nuestros domicilios, que nos roben; tenemos miedo de ser víctimas de la violencia con armas de fuego".
A continuación destacó que “el narcotráfico surge como un emergente de una sociedad que ha naturalizado el consumo de sustancias y no ha trabajado en la prevención y asistencia de las personas que la padecen".
El obispo subrayó que "desde hace años pareciera que existe una legalización de hecho del comercio de drogas, que cuenta con un sistema financiero propio y con una organización delictiva superior a la que cuenta el Estado para dar respuesta".
Y en este marco hizo alusión a las otras caras de la violencia: de género, verbal y psicológica, "que también nos afligen y traen mucho dolor a las víctimas"
"Es necesario apoyar nuestra vida sobre aquel que es capaz de sanar el corazón herido: Jesucristo", enfatizó Martín, y agregó que Dios da la paz y "son los hombres y mujeres pacificados por Cristo quienes se convierten en incansables constructores, sembradores de paz, desechando la violencia en todas sus formas", apuntó.
Llamó a la toma de conciencia y a involucrarse para realizar acciones que tiendan a disminuir este flagelo y apuntó a la clase política: "Se necesita una mejora sustancial en las condiciones de vida para reducir la violencia, tarea ésta que corresponde principalmente a la política, que es la encargada de gestionar los asuntos para el bien común, es decir, para generar las condiciones de una vida segura y en paz", remarcó y acotó que "también es un compromiso de todos. Nadie puede sentirse indiferente".