Rosario y la región experimentaron en estos días el primer calor de la temporada, a tres semanas de que empiece el verano. Las condiciones de El Niño en la región, que provocan mayor humedad en el ambiente, traerán más nubosidad y lluvias, además de sensaciones térmicas elevadas. A diferencia del verano pasado, dominado por la sequía y con varios días seguidos de temperaturas máximas por encima de los 40 grados, las jornadas irán alternando y se espera que cada dos o tres días de calor intenso, haya precipitaciones.
Por el momento la región está dentro de las temperaturas habituales para esta época del año, según explicó a La Capital el observador meteorológico Jorge Fusco. Suma, además, que el verano será más húmedo ya que el desarrollo de El Niño provoca mayor vapor de agua en el ambiente, lo que deriva en mayores chances de precipitaciones y, a su vez, en sensaciones térmicas más elevadas que las temperaturas máximas que puedan pronosticarse.
“Al tener más humedad, el aire se desestabiliza más seguido y eso hace que cada dos o tres días de calor, tengamos algún evento de lluvias y tormentas. Es muy probable que las máximas sean más bajas que el año pasado. Puede ser que, en algún momento, superen los 37 grados pero será de forma eventual”, anticipó Fusco, y planteó que “no se descarta que también tengamos irrupciones anómalas de aire frío”.
Humedad, principal variable
Una de las características de El Niño es la presencia de mayor humedad en el ambiente. Esto se debe, según explicó a este medio la observadora meteorológica Vanessa Balchunas, a un cambio en la circulación de las corrientes de aire marinas y las ubicadas en altura tras el calentamiento del océano Pacífico.
Estas corrientes ingresan al continente en mayor cantidad, con más frecuencia y a mayor velocidad, generando nubosidad con mayor fluidez mientras El Niño se va intensificando con el paso de los meses. “Por eso hablamos de que El Niño comienza a mitad de año pero su efecto atmosférico se ve recién ahora, cuando esas corrientes de aire logran incidir en todo el continente. Toda esa humedad que hoy percibimos es consecuencia de la cantidad de vapor de agua traducido en nubosidad que va ingresando y afectando a cada zona”, detalló Balchunas.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
La contracara de la alternancia entre días soleados y lluviosos es, indicó Fusco, que la “combinación de temperaturas altas con la humedad hará que las térmicas sean altas. Será distinto al año pasado, donde las térmicas eran las mismas que las temperaturas”. Las temperaturas mínimas, en tanto, también pueden llegar a ser altas y superar los 22 grados, aproximadamente: “La humedad hace que, por las noches, no se enfríe mucho el ambiente. Las noches son cortas y las gotitas suspendidas liberan calor en la condensación”.
En el mismo sentido se explayó Balchunas: “Vamos a tener fenómenos de sensaciones térmicas elevadas producto del vapor de agua que se acumulará por la humedad y de las bajas presiones, que van a ser cada vez más comunes".
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
El observador no descartó que tener más humedad en la atmósfera derive en que “algunas tormentas puedan ser violentas”.
Cambio de período
“Salimos de una sequía extrema y nos metemos de lleno en un período completamente diferente. Aumentan los valores de humedad, la frecuencia de lluvias y el patrón de nubosidad”, remarcó Balchunas.
Esa nubosidad, explicó la observadora, ingresa por la combinación de aire cálido del norte y viento del este, que va a dar respiros en la subida de las sensaciones térmicas.
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Por último, la observadora indicó que las lluvias que se prevén para diciembre muestran valores por encima de lo normal pero no en cantidades “exageradas”: “Van a estar por encima de lo normal respecto a los tres años anteriores (dominados por la sequía), pero todavía están dentro de los valores que las tierras, tan secas como estuvieron, pueden tomar a su favor tras la sequía”.