En el mejor de los escenarios, la mayoría de la población va a atravesar la vejez. Sin embargo, muchas personas viven como si eso nunca fuese a ocurrir, y a menudo olvidan la importancia de respetar y acompañar a los mayores.
En el mejor de los escenarios, la mayoría de la población va a atravesar la vejez. Sin embargo, muchas personas viven como si eso nunca fuese a ocurrir, y a menudo olvidan la importancia de respetar y acompañar a los mayores.
En un tiempo donde el valor de la juventud está sobredimensionado, donde todo es efímero y veloz, los adultos mayores están cada vez más solos.
¿Cuántas veces uno reflexiona en profundidad sobre el tiempo y amor que se le dedica a los padres y abuelos? ¿Hay formas de acompañar más y mejor a nuestros viejos?
Todas las relaciones son un mundo, es cierto. Hay padres, madres, hijos, hijas y nietos atravesados por muchísimas situaciones e historias diferentes. Los vínculos no son únicos ni iguales ni siempre felices, y la complejidad de la vida hace que en no pocas oportunidades en las familias haya problemas históricos que llevan a que los más grandes no cuenten con el apoyo y compañía que necesitan.
Sin embargo, es posible que siempre se pueda hacer un poquito más. Revisar, pedir ayuda si estos vínculos producen mucha angustia, animarse a perdonar y devolver algo o mucho de los que ellos y ellas hicieron por cada uno.
Los médicos, que son muchas veces los que están cerca de los mayores, advierten que la vejez se ha tornado un problema social enorme por el gran desamparo que sufren quienes tienen cierta edad.
Observan que los adultos mayores están en muchos casos librados a su suerte sin apoyo ni contención. Y si bien siempre hay explicaciones sociales, estructuras de vida que no ayudan a que las distintas generaciones pasen tiempo juntos, tal vez sea momento de reflexionar al respecto.
Andrés Toussaint es un gerontólogo rosarino que en más de una oportunidad expuso los avatares por los que pasan los viejos y pidió a la población y también a las autoridades que tomen a la vejez en toda su dimensión, y vean, realmente, cómo la están pasando nuestros mayores y qué podemos hacer para mejorar el presente y también el futuro en el que todos estamos incluidos.
“Es necesario preguntarse cómo los grupos de personas mayores ven, tratan y consideran a los adultos mayores dentro de una sociedad. ¿Qué piensan de ellos y ellas? Lo que vengo observando y analizando desde hace tiempo es que hay cierto desprecio, incomodidad, desinterés, molestia hacia los mayores”, señaló el médico de Pami y otras instituciones geriátricas, especialista en geriatría y docente de la carrera de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario.
“Lo que tiene que ver con el ánimo y el estado de salud mental en esta población particular es muy importante, es algo que cobra mucha fuerza. Las complicaciones biológicas empiezan a aparecer pero el componente psíquico, por lo que veo a diario, es clave. Lo social y psicológico tiene más peso _me animo a decir_ que lo biológico”, destacó.
El médico dijo a modo de ejemplo: “Cuando un adulto mayor tiene que tomar un colectivo, o hacer una cola en un banco, o tiene que ir a hacer compras interactúa con el resto de la sociedad y la mayoría no son pares. Lo que ahí sucede, es que el joven, porque ese señor o señora son más lentos, porque tienen otros modos, porque tarda al pagar o sacar dinero, no le tienen ninguna paciencia sino que les resulta sumamente molesto y eso genera que no se los trate con toda la amabilidad y paciencia, algo que tiene un gran impacto en la vida de ese adulto”.
“Sí, hay maltrato. Y puede venir de las familias, de las instituciones. No podemos naturalizar esto. Y son los propios adultos mayores los que no se animan a expresarlo, mucho más si viene del entorno más cercano, lo minimizan, lo ocultan y lo sufren en silencio generando distintos impactos anímicos en su vida”, reflexiona el profesional.
“El adulto mayor es vulnerable y en general se vuelve más dependiente. Esto es algo que nos va a pasar a todos. Hay cambios físicos y cognitivos que nos van a volver más dependientes, es así, nos guste o no. Hay que hablar de esto, exponerlo, charlarlo. Porque la gente mayor lo sufre mucho”, remarcó el especialista.
Cuando pasa el tiempo la salud se va deteriorando. Aunque hay muchas más personas de más de 70 años activas y con proyectos nadie escapa al paso del tiempo y sus consecuencias.
Las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, y los problemas cognitivos, son comunes cuando los años corren.
Por eso no es raro encontrarse con personas mayores que tienen más de una enfermedad física y también claras alteraciones de la memoria.
Hay toda una historia detrás de cada uno y es imposible no detenerse en esto. En todo lo que han vivido.
En general, hoy lidian con la soledad, con los duelos repetidos (han perdido a amigos, hermanos, parejas, están asustados por la inseguridad. Sufren mucho los vaivenes económicos y la falta de ayuda en todo nivel.
La mayoría pasa mucho tiempo encerrado y olvidado. ¿Alguien piensa en que en esas personas siguen existiendo emociones, sentimientos, sueños, necesidades y hasta esperanzas?
Toussaint reflexiona, en particular, sobre el rol de los gerontólogos que son quienes se ocupan especialmente de esta grupo. “Es una especialidad desgastante, sí, pero también muy satisfactoria. Tiene de complejo que lo psicosocial, en esta franja de la vida, y como mencioné antes, es de un peso enorme. Si bien siempre hay que ver al paciente desde ese punto de vista, el biopsicosocial, lo que le pasa al adulto mayor tiene muchas veces más de psicológico y social que de biológico. La presión arterial se evalúa, se hace un seguimiento y si es necesario se medica, pero a los dolores que están detrás de los síntomas hay que buscarlos y para eso el médico debe dedicar tiempo, escucha y tener mucha paciencia”, algo difícil cuando los profesionales también están atravesando por las mezquindades de un sistema que los oprime y no los recompensa en sus tareas.
“Más de la mitad de los pacientes tienen sus problemas de salud específicos pero el contexto es sustancial. Hoy viven rodeados de temores. El tema de la inseguridad los afecta muchísimo y es algo recurrente en el consultorio. O tienen angustia porque ven poco a sus nietos, a sus hijos. Ellos mismos te dicen: «bueno, tienen su vida, están muy ocupados, no quiero molestar». Pero me parece que la familia se está olvidando de esa persona que en algún momento fue clave y sigue siendo un miembro importante que requiere atención y al que le debemos cariño, afecto y con quien tenemos responsabilidades", reflexiona el geriatra.
Quizá, si llegaste hasta acá leyendo esta nota, puedas pensar en tus seres queridos adultos, en la posibilidad de hacerles una llamada, de pasar un rato a verlos, de acompañarlos en un trámite o compartir un rato juntos. Para todos es complicado, la vida está llena de presiones y obligaciones, pero ellos necesitan las muestras de afecto y preocupación, y el tiempo no espera.