Cuando parecía que el escándalo por la supuesta estafa de unos padres que recaudaron casi un millón de euros para curar a su hija enferma había llegado a su punto máximo, el descubrimiento de unas fotografías de "carácter sexual" de la menor dio ayer un giro inesperado a este caso que conmocionó a España.
Un juez de la región de Cataluña citó a declarar el viernes como imputados a Fernando Blanco y Margarita Grau, los progenitores de Nadia, de 11 años, por presuntos delitos de "elaboración y tenencia de pornografía infantil" y de "exhibicionismo y provocación sexual", según el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
La decisión fue tomada por el magistrado poco después de recibir de manos de la policía unas imágenes "de carácter sexual" de la niña, halladas por los agentes entre el material informático de su padre, que se encuentra en prisión desde hace un mes. El juez considera que el hallazgo no levanta una simple sospecha, sino "la constancia y evidencia de claros indicios objetivados" de la participación de la persona investigada, es decir, el padre, en la comisión de delitos "de provocación sexual y explotación sexual".
La noticia volvió a sorprender al país, sobrecogido ya por el llamado "caso Nadia", que saltó a las portadas de los diarios a principios de diciembre cuando la policía comenzó a investigar a un matrimonio que llevaba años pidiendo dinero públicamente para tratar de curar a su hija, quien, según decían, sufría una enfermedad rara.
Medios de comunicación, asociaciones, ciudadanos anónimos e incluso famosos se habían volcado con la campaña y habían ayudado a la familia a recaudar cientos de miles de euros. En la mayoría de sus intervenciones, los padres de la pequeña Nadia advertían de que la niña podía morir si no recibía el tratamiento adecuado.
La pareja seguía acudiendo a los platós de televisión hasta que las primeras sospechas se hicieron públicas. Los investigadores empezaron a seguir la pista del dinero recaudado y constataron, a través de los movimientos de las cuentas bancarias de la familia, que buena parte había sido destinado al pago de compras en centros comerciales, viajes y restaurantes. No había apenas gastos médicos.
En solo unos días, los padres fueron detenidos, el padre entró en prisión ante el riesgo de fuga y la madre perdió la custodia de la niña tras quedar en libertad con cargos.
La historia dio la vuelta al mundo. Varios medios entonaron el mea culpa e incluso algún periodista se vio obligado a pedir perdón por haber difundido la historia narrada por la pareja sin contrastarla.
El matrimonio llegó a reconocer que "exageró" la historia de su hija "por miedo a que muriera" después de que varios medios cuestionaran su versión al desvelar contradicciones sobre el supuesto tratamiento y los viajes que aseguraron haber realizado para buscar una solución a su enfermedad. Según explicaron siempre, la menor sufre tricotiodistrofia, una afección rara de la que poco se sabe.
Tras estudiar las fotografías halladas por la policía en un pen drive del padre, el juez autorizó ayer el registro de otros 13 dispositivos como éste, siete tarjetas de memoria, tres discos duros y otros terminales telefónicos.
El caso toma ahora un nuevo cariz.