Maria-Teresa Tess Asplund, sin pretenderlo, se convirtió en un símbolo contra el racismo. La mujer se enfrentó sola a un grupo de 300 neonazis durante una manifestación desarrollada el pasado domingo en Borlänge, un pueblo del centro de Suecia que tiene unos 50 mil habitantes.
Tres centenares de militantes del partido de extrema derecha Movimiento de Resistencia Nórdico marchaban por las calles del pueblo, cuando la mujer se plantó y, con el puño en alto, generó una imagen que se volvió viral en las redes sociales.
La activista tiene 42 años, dos hijas, y nació en Cali (Colombia), donde fue adoptada cuando tenía siete meses por una familia sueca.
"De pronto apareció y se puso frente de los líderes de la marcha", le explica a BBC Mundo David Lagerlöf, uno de los fotógrafos que capturó el gesto de Asplund. "Fue muy emotivo. Lo hizo sola, en situación de vulnerabilidad. No podía hacer nada contra ellos, que tienen un historial de violencia y crimen", afirma.
Asplund, que lleva 26 años siendo activista contra el racismo, dice que en el momento no pensó en lo que estaba haciendo. "Estaba enfadada. ¿Cómo podían haber obtenido permiso para manifestarse, como si la calle fuera suya?", se pregunta.
Los neonazis pedían la expulsión de inmigrantes y proferían insultos contra distintos políticos por "traicionar" al pueblo. "Uno de ellos me miró y yo le devolví la mirada. No dijo nada, y yo tampoco. La policía me sacó", explicó.
"Soy una activista muy conocida. A los neonazis ya no les gustaba. Ahora me odian", finalizó.