Montevideo tiene reservas para apenas 10 días de agua potable, mientras las reservas siguen bajando y la crisis se agrava en la capital de Uruguay y su región metropolitana.

El embalse de Paso Severino, casi completamente vacío, alberga ahora apenas el 2% de su capacidad.
Montevideo tiene reservas para apenas 10 días de agua potable, mientras las reservas siguen bajando y la crisis se agrava en la capital de Uruguay y su región metropolitana.
A diferencia de la ciudad de Buenos Aires, Montevideo se ubica sobre el borde externo de estuario del Río de la Plata, lo que hace que el agua allí sea salobre y por lo tanto no sirva para el consumo.
La principal fuente de agua dulce de Montevideo, la represa de Paso Severino, a 75 kilómetros de la capital, no cesa de bajar y está en un mínimo absoluto luego de tres años de sequía: cuenta apenas con 2,3% de su capacidad.
El gobierno avanza con una obra improvisada que debería estar lista en 30 días y podría proveer agua de emergencia. El agua en Montevideo ya es “intomable” hace semanas: contiene cloruros y sodio en niveles que duplican los normales. Ahora se acerca a un nuevo récord que obligará a suspender el servicio. Los montevideanos se acostumbraron a gastar buena parte de su dinero en agua mineral.
“Si no llueve va a haber un lapso en el cual el agua no sea bebible”, admitió el presidente Luis Lacalle Pou en conferencia de prensa, dando cuenta de la situación crítica que viven Montevideo, Canelones y San José frente a la falta de agua potable y el aumento de salinidad en el suministro de la Administración Nacional de Obras Sanitarias del Estado (OSE).
Actualmente, el embalse de la represa de Paso Severino se encuentra en apenas un 2% de su capacidad y sigue bajando, por lo que la posibilidad de que el agua dulce se acabe en la zona metropolitana es cada vez más cercana. Y sin lluvias que permitan elevar el nivel de la cuenca del río Santa Lucía, que alimenta la presa de Paso Severino, el escenario catastrófico es inevitable.
Si bien las autoridades no se atreven a arriesgar una fecha determinada, considerando la falta de lluvias y la negativa del Ministerio de Salud Pública (MSP) de volver a elevar los niveles admitidos de sodio y cloruro en el agua de OSE, se estima que quedan solo 10 días de agua bebible para los departamentos afectados, según aseguraron desde la empresa estatal al portal uruguayo Subrayado. En este pronóstico coincide el director de OSE en representación del Frente Amplio (FA), Edgardo Ortuño.
Las lluvias sobre la cuenca del Santa Lucía o, directamente, sobre el río y la represa, podrían extender este período de cuenta regresiva por algunos días, pero no mucho más. Esto se debe a que el suelo está tan seco que absorbe gran parte o toda el agua de lluvia, reduciendo al mínimo el escurrimiento que lleva agua al río y al embalse de Paso Severino. Para volver a elevar las reservas de agua dulce deberían registrarse abundantes y copiosas lluvias durante varios días, algo que no ocurre desde hace muchos meses.
Ante este panorama, el gobierno destinará alrededor de 40 millones de dólares para la construcción de obras anunciadas por el presidente Lacalle Pou para paliar la crisis. El plan se basa en la construcción de un embalse en el río San José, más una serie de cañerías de 13 kilómetros y medio que llevará agua hasta la localidad de Belastiquí para luego abastecer la planta de Aguas Corrientes. Las tuberías para esta obra, importadas desde Brasil y Argentina, costaron 20 millones de dólares; la obra tiene un valor de casi 15 millones de dólares, sumando un total de 35 millones de dólares. Si se suma lo invertido para construir la represa de emergencia en Belastiquí —otros 1.841.000 de dólares—, la cifra para esta infraestructura será de casi 37 millones de dólares.
La oposición del Frente Amplio remarca estas cifras y suma los 12 millones de dólares mensuales que deberán gastarse para dar agua mineral a la población más vulnerable. El total de los gastos se acerca, remarcan los opositores, a la mitad de lo que habría costado la represa de Casupá, obra que la izquierda señala como la que hubiera sido la mejor para enfrentar el escenario hídrico. Pero el gobierno de Lacalle Pou desestimó esa opción en función del “Proyecto Arazatí”, aún muy lejos de ser concretado.
Pero además, las obras ahora en construcción serían temporarias. “Son de tierra, sin ‘enroscado’ ni material que lo haga duradero”, señaló el opositor Ortuño, quien tampoco cree que lleguen a estar listas en 30 días, como señaló el presidente. Estas afirmaciones no fueron confirmadas por fuentes técnicas independientes.




