Una adolescente que presenció la golpiza que derivó en el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell el 18 de enero declaró ante la Justicia que el rugbier Maximo Thomsen, mientras agredía a la víctima, lo levantó del cuello y dijo que se lo iba “a llevar de trofeo”, tras lo cual lo arrastró “hacia un cantero, le pegó una patada en la boca y ya no hubo más reacción” de la víctima, informaron fuentes judiciales.
La testigo también identificó a Ciro Pertossi (19) como uno de los dos principales agresores del estudiante de Derecho y dijo que junto a Thomsen (20), ambos imputados como coautores del homicidio, “le pisaban y pateaban la cabeza” a la víctima. La chica de 17 años declaró ante la fiscal a cargo, Verónica Zamboni, y contó que la madrugada del 18 de enero estaba con una amiga en un bar ubicado al lado del boliche Le Brique, y que al ir a saludar a un patovica que conocía, vio cómo sacaban del local a “dos grupos de chicos”. La adolescente señaló que al grupo “más alborotado” lo sacaron por la puerta de emergencia, que efectivos policiales intentaron calmarlos y los llevaron para el lado de avenida Buenos Aires. En cuanto al otro grupo, “dos chicos cruzaron para el quiosco de enfrente” y uno de ellos era Fernando, a quien en ese momento no conocía. Afirmó que Báez Sosa hablaba con su amigo mientras se acomodaba la camisa, que se la habían arrancado, y en ese momento “cruzaron dos chicos que le pegaron una patada de atrás, detrás de los cuales venían dos o tres más. Fernando cayó al piso y le empezaron a pegar entre esos dos, y luego vinieron un par más a pegarle. Empezaron a pegarle en la vereda y lo fueron arrastrando para el cordón”, afirmó.
Tras ser consultada por la fiscal Zamboni, la adolescente refirió que se trataba de Thomsen y Pertossi, a quienes podría reconocer de volver a verlos. En ese momento quiso interceder porque vio que Fernando “ya estaba mal, como que le estaban pegando a una bolsa de papas”, pero finalmente lo siguieron golpeando varios minutos más. Durante la agresión “apareció otra persona” que creía “que no pertenecía al grupo de agresores y gritó ’dale, matalo, golpealo’; ante lo cual Thomsen se incorporó, lo miró, y mientras levantaba la víctima del cuello le dijo: ’quedate tranquilo que me lo voy a llevar de trofeo’”, frase que le “quedó grabada” a la testigo. Tras ello, Thomsen “lo arrastró hacia el cantero, lo apoyó de costado y le pegó una patada en la boca, y ya no hubo más reacción (de Fernando)”, aseguró la joven. De esta manera, apuntó a Thomsen y Pertossi como “los que más pegaron”, ya que “le pisaban y pateaban la cabeza”, mientras “los otros le pegaban piñas por todos lados”. La testigo dijo que luego “apareció una chica que le hizo RCP” a Fernando, mientras ella se alejó y empezó a llorar por la desesperación. Tras la golpiza, los agresores “se pararon, se acomodaron y se fueron caminando hacia calle Buenos Aires”, donde se toparon con un grupo de policías, con los que llegó a ver que “hablaron un poco” y que luego “se dirigieron hacia la zona del pinar”. Tras un ataque de nervios, la testigo dijo que se fue a su casa y que se enteró del crimen “por las noticias”. Luego, contó que días después fue a una marcha con velas a la puerta del boliche Le Brique, recibió amenazas por Instagram y que ahora le teme “a los relacionistas públicos y tarjeteros” del local bailable.
Mientras, los padres y la novia de Fernando encabezaron ayer una marcha de silencio en parque Centenario del barrio porteño de Caballito. Rodeados de vecinos y amigos que llevaban carteles con la cara de Fernando y la leyenda “Justicia por Fernando, asesinado en Gesell”, Graciela y Silvino, iban vestidos ambos con una remera con el rostro de su hijo.