La noticia del inminente divorcio del futbolista rosarino Mauro Icardi y la mediática Wanda Nara desató una tormenta de informaciones y rumores, repercusión lógica por tratarse de un matrimonio que hizo de su vida familiar una cuestión pública, como si se tratara de una novela que no deja de sumar capítulos, es por ello que ahora el foco se posó en la millonaria división de bienes, la que superaría los 60 millones de euros.
El periodista Lio Pecoraro aseguró que la fortuna que hicieron juntos Icardi y Wanda ascendería a 60 millones de euros en propiedades, sin contar otros aspectos como dinero en efectivo, joyas, obras de arte y contratos comerciales.
La complejidad en cuanto a la división de bienes reside en que ambos han formalizado una sociedad comercial bajo el nombre de WMF (World Marketing Football), y allí figuran todos los bienes en común.
Aunque el cálculo monetario de todos los bienes que Icardi y Nara incorporaron bajo su matrimonio fue estimado en esa cifra, trascendió que cuando formaron la sociedad acordaron que en el caso de divorciarse o de disolver dicha entidad, le correspondería el 50 % a cada uno.
En la nómina de inmuebles, hay dos de considerable magnitud y valor: la casa del campo de Milán y otra ubicada en Lago di Como.
También en el haber del matrimonio figuran varios automóviles de alta gama, los que fueron adquiriendo a lo largo de sus nueve años de convivencia, y algunos de los que presentan detalles personalizados realizados por la propia fábrica automotriz en carácter de especiales.
Todo ello sin contabilizar los contratos publicitarios del futbolista, ni los contratos rubricados con el PSG, ni el lanzamiento de la marca de cosméticos de la empresaria, y otros emprendimientos comerciales.
El abogado especialista Carlos Broitman, quien patrocinó a Mariana Nannis en su conflicto con Claudio Paul Caniggia, fue consultado sobre la dinámica de un divorcio de estas características en el programa A la Barbarossa (Telefe), y lo primero que dijo fue desestimar lo que supuestamente afirmó Wanda Nara de que venía a la Argentina a iniciar el divorcio. “La sede del trámite es el hogar conyugal, por más que se hayan casado acá, el lugar que vale es donde están residiendo como último domicilio”, aseguró.
Así entonces el letrado explicó que deberían asentar la separación bajo la ley francesa, porque viven en París la mayor parte del tiempo y es donde se escolarizan sus dos hijas, Francesca e Isabella.
“Salvo que ambos acuerden otra jurisdicción, pero el divorcio en sí mismo no lo puede hacer en la Argentina, se debe hacer en el último lugar donde cohabitaron un lapso considerable”, remarcó. Sí aclaró que lo que pueden iniciar en Buenos Aires es la división de bienes.
Broitman especificó que “los roles están muy bien definidos: él trabaja para ella, y ella trabaja para él. Wanda maneja como manager los contratos deportivos, algo que a otras mujeres no les ocurre, entonces conoce cada una de las transferencias, bonos, cuentas en el exterior, a las que ella misma tuvo acceso todo este tiempo”, sostuvo.
“La división la pueden arreglar en cualquier lado y después lo homologan en el lugar donde van a presentar el divorcio, porque no ocurren por la misma vía, son dos cosas diferentes; por ejemplo, se pueden divorciar y no dividir bienes durante un tiempo hasta llegar a un acuerdo”, enfatizó sobre algunos de los asuntos que podría haber venido a atender la empresaria en la Argentina, además de cumplir con sus compromisos laborales.
Lío Pecoraro quiso saber qué sucedería con los contratos a futuro, es decir, los documentos que hayan firmado en este último tiempo, aún estando casados. “Serían regalías y forman parte de la división de bienes, como todos los acuerdos preexistentes a una sentencia de divorcio”, le contestó el abogado. “Ese es el motivo por el que muchas ex parejas mantienen relaciones comerciales, porque destruir ese vínculo podría ser contrario a los intereses de ambos, y se pueden separar, pero mantienen el status quo de ese contrato hasta la extinción del mismo para no salir perdiendo”, concluyó.