La historia del león Christian que fue criado por sus dueños en Londres, luego
fue liberado en la selva africana y cinco años después se reencontró con sus antiguos amos recorre
desde hace años la web y fascina a los internautas que se quedan maravillados con las
demostraciones de afecto del león.
La historia tiene muchos años ya y se multiplica en internet, se calcula que más
de 30 millones personas han ingresado a las distintas versiones que hay de la historia y se
emocionan con el reencuentro de Christian y sus dueños.
En 1969, el australiano John Rendall y su amigo Ace Berg compraron un cachorro
de león en la sección de animales exóticos de los almacenes Harrods, que a su vez lo había comprado
al zoo de Ilfracombe.
Instalaron al león en el sótano de una tienda de muebles llamada Sophistocat,
situada en el barrio londinense de Chelsea. A veces lo llevaban a comer a un restaurante llamado
Casserole, y en ocasiones viajaba con sus dueños en la parte trasera de un Bentley. Solía corretear
en el cementerio de una capilla del barrio y ademas tuvo la ocasión de bañarse en las orillas del
Canal de la Mancha.
Al año de su compra, cuando Christian pesaba ya 84 kilos y empezaba a exhibir
melena, se hizo evidente que no podía seguir llevando una vida urbana. Los dueños contactaron con
el conservacionista de la fauna silvestre George Adamson, que junto con su esposa Joy ya había
recuperado para la vida salvaje, en Kenia, a una leona llamada Elsa.
Así, John, Ace y Christian (metido en una jaula) viajaron en avión hasta aquel
país africano, dispuestos a intentar un cambio de vida para el animal. Una vez allí, se dirigieron
en un Land Rover hasta la reserva de Kora, situada cerca del río Tana y a unos 350 kilómetros al
noroeste de Nairobi, donde construyeron un campamento subsidiado por un programa de televisión
británico.
John Rendall y Ace Berg viajaban ocasionalmente hasta Kenia para ver los
progresos de su león. En 1974, Adamson les escribió para darles la buena noticia: Christian ya se
valía por si mismo y rara vez volvía al campamento para buscar comida. Entonces los dos amigos
hicieron un último viaje con la intención de despedirse para siempre de la que fuera su mascota. Y
en una gran roca, acompañado por su pequeño harén de dos leonas y por sus cachorros, Christian
abrazó con sus enormes zarpas a sus antiguos dueños.
Adamson se quedó en Kora durante catorce años mas, rehabilitando a otros leones,
hasta que un día de 1989 fue asesinado por unos bandidos. Sus restos mortales descansan allí, en la
sabana. En su honor se fundó el George Adamson Wildlife Preservation Trust, que opera en Kenia y
Tanzania reintroduciendo y recuperando especies salvajes en aquella parte de África.