La inflación "no oficial" del último año, estimada entre el 20 y el 25 por ciento, emparejó los precios para los turistas que hoy se reparten entre la costa argentina (la gran mayoría) y las más conocidas playas brasileñas.
La inflación "no oficial" del último año, estimada entre el 20 y el 25 por ciento, emparejó los precios para los turistas que hoy se reparten entre la costa argentina (la gran mayoría) y las más conocidas playas brasileñas.
En la arena propiamente dicha de Mar del Plata los precios de los comestibles parten de los 10 pesos: ese es el valor del pancho, en tanto la hamburguesa cuesta $18; el pebete de jamón y queso, $15; la milanesa sola $25 y acompañada de papas fritas $35. La gaseosa de medio litro hay que pagarla $9 y la de litro y medio, $13.
Así, entonces, un menú económico para cuatro personas compuesto de panchos y gaseosa sale $76 (casi $20 por persona), mientras que un almuerzo más nutrido, de milanesas con papas fritas y gaseosas para cuatro puede llegar a $166, equivalente a $42 por cabeza.
En Brasil, en la playa, comer el tradicional plato del pescado fresco de la región y la correspondiente fuente plana de camote frito o ensalada, más la latita de cerveza, se mantiene desde hace años en los 20 reales por persona (50 pesos argentinos).
"En estos momentos estoy en Canasvieiras y la cerveza cuesta 5 reales" (unos 12 pesos), cuenta Luis Herrera a través del Facebook. "Comer en la playa para una familia con dos chicos (pollo a la plancha con arroz de menú, más ensaladas, papas fritas, gaseosas, plato de camarón de entrada y dos cervezas) sale 100 reales (250 pesos) y ten dan gratis sombrilla y reposera. Es mucho mas barato que en Argentina", completa.
Emiliano Cattaneo, periodista rosarino que por estos días volvió de la Feliz dice: "Sentarse a comer más o menos bien en un restaurant o parrilla arranca en los 90-100 pesos por persona, a lo que hay que sumar vino y postre. Una habitación doble con vista al mar de un hotel tres estrellas superior cuesta $600 por día pero antes del 1º de enero estaba en $380. Por la atracción del Dakar, hoy no hay cuartos disponibles en los hoteles más caros como el Sheraton o Costa Galana", aporta.
Güendy Palazini, funcionaria del ministerio de Trabajo, está en Pinamar y destaca tanto lo "razonable" de los precios como el comportamiento "pensante" de los turistas acomodados del sector ABC1, menos frívolos y menos propensos al alarde que otros años. "Los precios en el súper están igual que en Rosario; comer afuera sale entre 100 y 140 pesos por persona con un vino Santa Julia para dos; el combustible está un poquito más caro y en la playa los precios son: choclos, $10; rabas, $40; papas fritas, $20; gaseosas, de $12 a $14 y los licuados a $25. Las carpas, la quincena, cuestan de 2.500 a 3.500 pesos.
Con relación al alojamiento, Güendy apunta que un buen apart con todos los servicios de mucama, pileta climatizada, gimnasio, wifi, desayuno, heladera, cocina y parrillero, para seis personas, está en el orden de los 1.000 pesos por día.
Visitante en otros años del sur de Brasil, estima que la costa argentina puede estar hoy un 25 por ciento más económica que la carioca y un 40 por ciento más baja que Punta del Este.
Como apunte curioso, quizá demostrativo de un fenómeno que le aparecía indescifrable, comenta que los vendedores ambulantes en la playa "son todos extranjeros: marroquíes y senegaleses venden las pulseras y anillos mientras que peruanos y bolivianos ofrecen los dividís truchos de pelis y jueguitos".
Las páginas de los súper brasileros muestran paridad en los precios con los argentinos, aunque ellos más baratos en el rubro alimento.
Por estos días es comentario que el cambio de moneda juega en contra de los argentinos, imposibilitados de llevar tantos dólares por los controles de la Afip. El cambio oficial con Uruguay es 4,60 pesos uruguayos por cada peso argentino pero las casas de cambio pagan 3,50 (se pierde un 30 por ciento).
En Brasil cada real cuesta 2,40 pesos pero hay lugares que los cambian por $2,80. En ese sentido, Rubén Speratti, corresponsal en Buenos Aires de la Fundacao Jornalistas do Mercosul, dice: "Los argentinos deben gastar todo lo que tengan disponible en pesos usando su tarjeta de débito: ¡Tarjetear es el verbo de las vacaciones 2012!", sostiene, para terminar explicando: "Luego (al instante) su banco debita al cambio oficial vigente. Pues claro que tendrá una comisión de su banco por el uso de la tarjeta pero es menos que un seguro contra robo de dinero vivo".