Alrededor del amor se ha construido de todo: análisis, historias, tácticas y teorías. Desde el inicio de los tiempos, las personas han intentado encontrar respuestas a ese potente sentimiento que no se puede ignorar. En ese marco, recientemente, ha surgido una nueva teoría sobre el desarrollo de la vida amorosa y las reflexiones al respecto se han multiplicado.
Según promete "la teoría de los tres amores", normalmente la vida amorosa de una persona puede pensarse en tres grandes momentos. Los tres amores de una persona vendrían a representar tres etapas en su vida que se van sucediendo como una suerte de camino de aprendizaje hasta llegar al amor definitivo.
Cabe aclarar que la teoría no insinúa que las personas solo se relacionan con tres personas a lo largo de toda su vida. Lo que se plantea aquí es que, no importa con cuantas personas se salga o se establezca un vínculo, al final de cuentas serán solo tres de todas ellas las que hayan dejado un impacto significativo en la persona.
Entonces, ¿de qué se trata cada uno de estos tres amores?
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Los tres amores de una persona
Según la teoría, los tres tipos de amor son: el primer amor, el amor intenso y el amor incondicional. El orden vendría a ser cronológico y el atravesamiento de los tres se plantea como casi inevitable.
Muchas veces, las personas parecen tener certezas acerca de qué persona ocupa cada tipo de amor en su vida. Pero la experiencia puede reacomodar las piezas en cualquier momento, por lo que el tiempo también hará su parte. De todas maneras, esta teoría plantea a los tipos de amor como etapas de aprendizaje personal por lo que el centro siempre es la persona misma y no su pareja.
A continuación, las referencias en torno a cada tipo de amor.
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El primer amor
El primer amor no es la primera persona que a uno le gusta, sino la primera de la cual realmente se enamora. Este tipo de amor es una especie de cuento o película de amor en el que la persona ve todo del color rosa y pone todas las fichas a ese romance que parece eterno.
Suele conocerse como “amor adolescente” ya que normalmente tiene lugar en esa etapa de la vida y suele experimentarse por compañeros del colegio o actividades extracurriculares, amistades de toda la vida o personas cercanas.
Este tipo de amor es muy primerizo y superficial, las personas no suelen comprender del todo el funcionamiento de las relaciones debido a sus cortas edades, por lo que parece más volcado hacia cómo lo ven los demás que hacia los propios protagonistas.
Aunque en ese momento se siente verdadero y se experimentan sensaciones nuevas, este romance no es el más profundo y suele terminar por decisiones o discusiones triviales típicas de la edad o bien porque los enamorados se distancian (terminan la escuela, dejan el hobbie, etc.). En ese momento, el desamor se torna intenso pero al pasar poco tiempo la persona se recupera con facilidad.
- Aprendizaje del primer amor: si bien la primera persona de la que uno se enamora suele ser olvidada, este amor -que en su momento se siente intenso- deja enormes aprendizajes. A partir de esta experiencia la persona experimenta por primera vez la sensación de enamorarse, lo cual le abre la puerta a futuros encuentros. Asimismo, la primera ruptura es necesaria para entender que las relaciones no son como las películas y que todo en la vida tarde o temprano termina.
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El amor intenso
Este tipo de amor suele ser el segundo y suele sacudir a la persona mucho más que la primera experiencia. Se trata de una historia de amor intensa y profunda que conecta a la persona con sus emociones más íntimas y pone su mundo patas para arriba.
A medida que avanza el romance, el amor intenso funciona como una especie de espejo en el que la persona se encuentra de frente con sus propias expectativas, deseos, inseguridades y necesidades. Es el momento en el que la persona puede llegar a experimentar por primera vez sentimientos como los celos, los miedos y las dudas sobre sí misma a un nivel inédito.
La relación, por su parte, suele caracterizarse por altibajos dramáticos, emociones intensas y conexiones muy pasionales. Las personas suelen intentar vivir su cuento de amor perfecto para lo cual intentan moldear a la otra persona para que sea perfecta así como se moldean a sí mismas para convertirse en la pieza faltante del otro.
Casi como una montaña rusa, este amor vuelve a las personas más cautelosas, desconfiadas e inseguras, al mismo tiempo que suele dejar ciertas heridas. Aunque el amor se siente de forma ardiente, también se suele experimentar un dolor penetrante. Pero esa angustia es la que hace a la persona crecer, madurar y conocerse a sí misma, así como la enfrenta a una verdadera ruptura que entrena la resiliencia y la fuerza interior.
- Aprendizajes del amor intenso: sobrevivir a este tipo de amor tiene sus merecidas ventajas. Una vez atravesada esta experiencia la persona llega a conocerse en profundidad, aprende lo que espera de una relación y sabe qué límites poner y qué necesidades exigir en su próxima aventura. A su vez, los enamorados conocen el lado complejo, conflictivo y dramático del amor, le quitan solemnidad a la idea de la perfección en los romances y aprenden a afrontar las decepciones y corazones rotos.
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El amor incondicional
Después de las aventuras y las angustias, las experiencias y el crecimiento, la persona está lista para el último amor: el amor incondicional. Una vez recuperados del amor intenso, con su proceso de sanación correspondiente y el desarrollo del amor propio, llega este amor de forma inesperada.
Este tipo de amor surge de la mismísima nada, simplemente aparece y cuando lo hace logra que todo se sienta perfecto, real, cómodo, correspondido. No surgen juegos, ni dramas, ni intenciones confusas. Parece claro desde el principio que ese es el lugar en el que se quiere estar. Se trata de un amor puro, transparente, sincero y leal.
En esta etapa la persona acepta al otro tal como es, con todas sus facetas e imperfecciones. No se le exige a la pareja nada que no haga e incluso la misma persona se siente mejor con sí misma, por lo que suele generarse una especie de lugar seguro en el que ambas personas se inspiran a ser mejores.
Esto no quiere decir que en el amor incondicional no existan conflictos o discusiones. Lo que ocurre es que cuando se presenta un obstáculo la pareja trabaja como un equipo para enfrentarlo en tanto ambos están comprometidos con un futuro juntos. Además, las experiencias previas ya han otorgado conocimientos y herramientas para resolver los problemas con madurez y responsabilidad.
El amor incondicional puede marcar el inicio de la eternidad, el verdadero “para siempre”.
- Aprendizajes del amor incondicional: Este tipo de amor permite a la persona construir una idea realista del amor en la que no pese la idealización ni el pesimismo, sino que reine el equilibrio. La persona aprende que es posible sentirse segura y protegida en una relación, y entiende cómo amar y ser amado.