El poderoso huracán Irma azotó ayer a Cuba con vientos ensordecedores y una lluvia incesante, acompañados de marejadas que empujaron el agua del mar tierra adentro e inundaron casas en su avance rumbo a Florida.
El poderoso huracán Irma azotó ayer a Cuba con vientos ensordecedores y una lluvia incesante, acompañados de marejadas que empujaron el agua del mar tierra adentro e inundaron casas en su avance rumbo a Florida.
El ojo de Irma tocó tierra el viernes por la noche en los cayos del norte de Cuba desplazándose por puntos cercanos a la costa del litoral con dirección hacia el noroeste.
Testigos dijeron que en la ciudad de Caibarien se derrumbó el museo provincial al tiempo que volaban farolas, postes de luz y tejas de cubiertas de casas. El agua ingresó unos 500 metros mar adentro.
Por todo el centro del país se reportaban torres de telecomunicaciones en el suelo, árboles derribados sobre los caminos, viviendas destruidas, toneladas de escombros y amasijos de madera, inundaciones con olas de hasta seis metros y ráfagas de viento de 256 kilómetros por hora.
Infraestructura turística —la principal fuente de ingresos del país— de la costa norte, entre la más visitada por viajeros, sufrió afectaciones importantes pero aún no cuantificadas. Incluso el pedraplén (camino sobre una cimentación de piedras) que une a la isla de Cuba con los Cayos del Rey quedó destruido.
Una termoeléctrica en Camagüey se estropeó y no podrá volver a arrancar, y el polo turístico de Santa Lucía estaba "devastado", reconocieron testigos.
La provincia de Las Tunas quedó desconectada del sistema energético nacional.
Más de un millón de personas estaban en albergues —incluidas cuevas a cargo de las fuerzas armadas— o casas de vecinos o amigos.
Mientras, en el litoral occidental, incluida La Habana, la capital y la ciudad más poblada de Cuba, muchas personas abandonaban sus hogares en las barriadas limítrofes al Malecón en autobuses azules, y hasta algunas tapiaban con bloques y cemento las puertas de sus hogares a la espera del paso de Irma.
Unos 10.000 vecinos del Malecón fueron evacuados ya que se esperaban olas de nueve metros de alto. En la capital muchos barrios ya no tienen energía eléctrica.
No se reportaban muertes en Cuba, pero a su paso por el Caribe desde el jueves Irma dejó al menos 22 víctimas fatales.
En la zona oriental de Cuba, un habitante describió un desolador paisaje de árboles y postes eléctricos derribados, así como numerosos techos volando. "Aquí todo es terrible", dijo Gisela Fernández, una enfermera de 42 años que vive en Chaparra, un poblado en la provincia oriental de Las Tunas.
En su estela, otra tormenta poderosa más al oeste —el huracán José, de categoría cuatro— amenazaba a las islas caribeñas que apenas buscaban recuperarse de la devastación que dejó Irma. Ante la seguidilla de ciclones, los residentes en todo el Caribe tuvieron que buscar refugio desesperadamente.
En San Martín, una isla dividida entre Francia y Holanda y donde se pronostica que el huracán José traerá lluvias torrenciales y olas de cinco a seis metros, nadie entraba ni salía en avión o en barco.
El último avión que llegó el viernes al maltrecho aeropuerto de Grande-Case de Saint Martin, en la parte francesa, trajo socorristas para ayudar con la reconstrucción, así como especialistas que buscan restablecer el suministro de agua y la electricidad de la isla. Las madres y los niños que aún permanecían en la zona fueron trasladados el viernes en pequeños aviones con capacidad para 40 personas.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dijo que la tormenta perdió velocidad después de rozar la costa norte de Cuba, pero que sus vientos probablemente se fortalecerían a medida que se acerca a la península estadounidense de Florida.
Para los expertos, lo más probable es que el ojo de Irma golpee los Cayos de Florida, el suroeste del estado y la región de la bahía de Tampa el domingo.
Ayer por la mañana, el Centro dijo que el vórtice del meteoro estaba a unos 15 kilómetros (10 millas) al noroeste de la ciudad de Caibarien, con vientos máximos sostenidos de 215 kph.
Soldados y trabajadores del gobierno pasaron antes por pueblos costeros para hacer cumplir las órdenes de evacuación, llevando a la gente a refugios.
Irma dejó destrozos por todo el Caribe en casas, tiendas, carreteras y escuelas. Provocó cortes de luz, de agua y de conexión telefónica; dejó varados a miles de turistas y despojó a los árboles de sus hojas, en un paisaje inquietante de devastación salpicado de trozos de metal y madera rota.
El viernes se reportaron saqueos y disparos en San Martín y se impuso un toque de queda en las Islas Vírgenes estadounidenses. Puerto Rico y República Dominicana no reportaron graves daños después de que Irma pasara por allí.
Muchos vecinos y turistas más al este seguían tratando de recuperarse después de que la tormenta asolara algunos de los complejos tropicales más exclusivos del mundo, conocidos por su agua azul turquesa y su frondosa vegetación. Entre ellos estaban San Martín, San Bartolomé, Santo Tomás, Barbuda y Anguilla. Muchas de las víctimas de Irma huyeron de las islas en transbordadores y botes de pesca por temor, ahora, al huracán José, una tormenta de categoría 4 con vientos de 240 kph (150 mph) que podría castigar los mismos lugares el fin de semana.
"No creo que se necesite un genio para saber que un daño adicional es inminente", dijo el inspector Frankie Thomas, de la Policía Real de Antigua y Barbuda.