Los niños, adolescentes y la violencia familiar son sus desvelos desde que se recibió de
psicóloga. Incansable trabajadora, ahora está al frente de un servicio nacional para contener a las
mujeres golpeadas. Por eso, sabe lo que dice: que los padres trasmiten valores esenciales y que es
lo mismo el profesional que tira una trompada que el “villero que se pasa con la
cerveza” y pega.
-La violencia ya está instalada entre los más chicos y, encima, ahora suben las imágenes de
los combates a internet ¿Por qué?
-Los adolescentes no nacen sabiendo eso, se lo vamos transmitiendo nosotros como posibilidades.
Se aprende de la violencia mediatizada y a los 10 u 11 años comienzan con el afán de protagonismo
porque han aprendido que el que no está en la tevé, no existe.
-Ahora, también las mujeres son violentas.
-No hay razón para pensar que no pueden serlo. Esto forma parte de un mito. Las mujeres podemos
ser violentas y esto responde a una pulsión agresiva que es humana, aunque socialmente está
estimulada entre los hombres y reprimida, limitada e inhibida en el género mujer. El problema es
que esa pulsión se manifiesta porque están fracasando los sistemas inhibidores de la mano de la
falta de diálogo y contención familiar y social.
-¿Cuál es la responsabilidad de los padres en la violencia adolescente?
-Es importante, pero debo decir que no soy optimista en relación a la modificación del estilo de
los adultos para manejarse con sus chicos porque la gente trabaja demasiadas horas y lo único que
quiere es encender el televisor, descansar y los chicos llevan mucho tiempo. La presencia de los
padres tampoco garantiza un diálogo fecundo de transmisión de valores porque están ocupados en
ganar dinero y hacer actividad física. Una cosa es si los padres le dicen “vos no tenés que
ser estúpido, tenés que hacerte ver, pelear”. El diálogo debe estar apoyado en la
solidaridad, la necesidad de estudiar, trabajar, en el respeto por los derechos humanos y los
propios. Yo no sé si le hablan de eso. Hay un mundo cultural muy ajeno a las necesidades de los
adolescentes.
-¿La violencia sigue instalada en la familia?
-El común denominador en el mundo que ya preocupa a las Naciones Unidas es el incremento de
violencia familiar, pero especialmente violencia masculina contra las mujeres.
-¿Por qué no se avanza y las mujeres siguen sin denunciar golpes y maltratos?
-Por miedo y porque históricamente la policía no tomaba la denuncia si ella no entraba con un
tajo en la cara o con la cabeza fracturada. El mismo problema lo tenemos con los jueces porque no
son el mejor acompañamiento para luchar contra la violencia familiar y caratulan lesiones en lugar
de violencia familiar.
-
¿Hay diferentes manifestaciones de violencia en las clases bajas y media-alta?
-Los profesionales médicos o abogados que le tiran el trompazo a la mujer son exactamente igual
al villero que, ese día, se pasó con la cerveza. No necesariamente se pega en estado de alcoholemia
sino por el placer absoluto de pegar.
-¿El hombre sólo es violento cuando pega?
-La víctima nos llama, estadísticamente, por el golpe físico, pero sabemos que esa agresión
viene con violencia psicológica, simbólica y económica. Otras veces, el llamado se debe a que el
hombre está desesperado por los celos y no deja salir a la mujer, no la deja ver a su familia o ir
a estudiar. La violencia económica se manifiesta en aquellos sujetos que, teniendo disponibilidad,
exigen que ella todos los días le pida 5 ó 10 pesos para ir a comprar la comida de los chicos. Ese
hombre coloca a la mujer en situación de subordinación y sometimiento.
-¿La violencia se trasmite de padres a hijos?
-Ser testigos de violencia es gravísimo. Están los chicos que aprenden y se identifican con el
golpeador, sobre todo si la mamá no puede hacerle frente o tiene miedo de denunciar, pero también
está el que se le cruza al padre para pararlo o agredirlo en forma violenta. Son los dos grandes
niveles de análisis posible con distintos matices. Además, está la cultura porque los hijos
escuchan y ven cómo las mujeres siguen siendo tratadas como estúpidas o incapaces y ahora también
como objeto sexuales, como personas que tienen que estar en perfecto estado físico todo el
tiempo.
-¿También hay violencia en las parejas adolescentes?
-Las adolescentes suelen no entender que cuando el novio les pega un empujón, de allí al tirón
de pelo y al trompazo hay una distancia mínima. No saben que es peligroso tener un novio
controlador que, después, es probable que se muestre golpeador. Tienen que saber que no hay que
tolerar ni un insulto, ni un tirón de pelo, ni nada.