Algunas mujeres ya lo sabían: comprar una oferta produce un placer y una gratificación tan grande como pocas otras cosas en la vida. Por el contrario, los precios costosos provocan dolor.
Algunas mujeres ya lo sabían: comprar una oferta produce un placer y una gratificación tan grande como pocas otras cosas en la vida. Por el contrario, los precios costosos provocan dolor.
Así lo determinó un estudio de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, que tras largas investigaciones confirmó lo que todos intuíamos. El estudio consitió en mostrarles a distintos sujetos una serie de prendas y analizar qué sucedía en sus cerebros mientras tanto. Si el producto era algo muy deseado, entonces se estimulaba la zona del núcleo accumbens, que se corresponde con el centro del placer. El resultado era el opuesto cuando les anoticiaban acerca del precio de la prenda: allí la zona del cerebro que reacciona ante el dolor entraba en conflicto.
“No sólo respondemos al precio del producto ni a cuánto lo deseamos, sino a la comparación de ambos: cuánto me gusta comparado con lo que cuesta”, sostuvo Scott Rick, uno de los autores del estudio, en la revista The Atlantic.
Por Azul Martínez Lo Re