El Papa Francisco exhortó hoy en Aparecida a “mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría” y pidió ayudar a los jóvenes a ser “protagonistas de la construcción de un mundo mejor”, ya que “son un motor poderoso para la sociedad”.
Así lo afirmó al celebrar la primera misa pública, en el tercer día de su visita a este país, en el santuario de Nuestra Señora de Aparecida, la patrona de Brasil, seguida en los alrededores del templo por una multitud de fieles bajo una lluvia persistente.
“Hoy he querido venir aquí para pedir a María, nuestra Madre, por el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y poner a sus pies la vida del pueblo latinoamericano”, señaló el papa argentino Jorge Bergoglio al iniciar el sermón.
“Vengo a llamar a la puerta de la casa de María para que nos ayude a todos nosotros -pastores, padres y educadores- a transmitir a nuestros jóvenes los valores que los hagan artífices de una nación y un mundo más justo, solidario y fraterno”, agregó.
Para lograr ese objetivo, el papa latinoamericano remarcó “tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría”.
Al iniciar su homilía, hizo especial referencia a la reunión de la Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe (CELAM) que se celebró aquí en 2007, recordó que se trató de “un gran momento de la iglesia” y que su documento final “nació de la urdimbre entre el trabajo de los pastores y la fe sencilla de los peregrinos”.
En cuanto a los jóvenes, los protagonistas de esta semana en el marco de la JMJ, Francisco pidió ayudarlos a “ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor” y destacó que “son un motor poderoso para la iglesia y la sociedad”.
“Ellos necesitan que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo”, dijo y entre esos valores mencionó “la espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad y alegría”.
Al predicar sobre la esperanza, Bergoglio se refirió a “cuántas dificultes hay en la vida de cada uno, en nuestra gente, nuestras comunidades” y remarcó enfáticamente que “Dios nunca deja que nos hundamos”.
“Ante el desaliento que podría haber en la vida, en quien trabaja en la evangelización o en aquellos que se esfuerzan por vivir la fe les digo con fuerza: Dios camina a su lado y en ningún momento los abandona”, resaltó, al tiempo que alertó sobre “tantos ídolos que se ponen el lugar de Dios, como el dinero, el éxito, el poder, el placer”.
Luego propuso “dejarse sorprender por Dios y confiar en él”, ya que “alejados de él, el vino de la alegría, el vino de la esperanza se agota”.
Por último, Francisco habló de la alegría cristiana, y señaló que “el cristiano no puede ser pesimista, no tiene el aspecto de quien parece estar de luto perfecto”, dijo. (Télam)