"El porcentaje de homosexuales entre los curas es muy alto, diferente según los países. Y creo que el porcentaje de homosexualidad en la Iglesia es más alto que en la sociedad". La contundente frase adquiere un amtiz aún más profundo al salir de boca de Krzysztof Charamsa, el sacerdote polaco que la semana pasada fue expulsado del Vaticano tras sacudir la Santa Sede al revelar que es homosexual y tiene novio.
“Mi pecado de hoy no es tan grave, no es tan grande como mi pecado de silencio, de apoyo, por una situación que considero inhumana dentro del Vaticano”, declaró a una radio de Cataluña, la región española de la que es su novio y donde se trasladó a vivir con él. "Al revelar mi homosexualidad no hago más que cumplir con mi obligación de sacerdote", aseveró.
También acusó a la curia vaticana de una “homofobia paranoica irracional” y sostuvo que hay más homosexuales dentro de la Iglesia católica "que en la sociedad".
"Mi experiencia me dice esto, ya sé que es subjetivo, pero estoy convencido de que el porcentaje de homosexuales entre los curas es muy alto, diferente según los países. Y creo que el porcentaje de homosexualidad en la Iglesia es más alto que en la sociedad", sostuvo, y argumentó: "Yo mismo elegí ser cura porque, como homosexual, tenía una sensibilidad, un sentido de la trascendencia, una espiritualidad que me acerca a lo religioso. Otra razón es que la corporación del clero es una sociedad de hombres, como el Ejército o incluso como las prisiones".
Charamsa, de 43 años, reveló su homosexualidad en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera. Poco después de su publicación, el Vaticano anunció la destitución en todos sus cargos.
El polaco, que llevaba 17 años viviendo en Roma, era secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional, adscrita a la Congregación para la Doctrina de la Fe, y daba clases de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana.
En sus declaraciones a Catalunya Radio, Charamsa reveló que le envió una carta al Papa Francisco, al que calificó de “esperanza para la Iglesia” frente a la discriminación.
“El discurso del Papa Francisco es de una esperanza profunda para esta Iglesia en este momento. Él ha permitido discutir, pero lo tenemos que decir claramente: la Congregación para la Doctrina de la Fe ha cerrado cualquier discusión”, manifestó.