La asesora presidencial Cecilia Nicolini estimó que “el grueso” de las vacunas desarrolladas en Rusia contra el coronavirus llegará al país “durante febrero” y admitió que “existe un retraso de dos o tres semanas” en la entrega, mientras en Moscú, según dijo, están ampliando “la capacidad de producción porque realmente los resultados de la Sputnik V han sido buenísimos”.
El gobierno sale de esta forma a tratar de responder al fuerte retraso del plan de vacunación basado en la Sputnik V rusa. Según declararon en su momento el presidente Alberto Fernández y su ministro de Salud, Ginés Gonzáles García, a fines de enero se hubiese debido tener vacunadas a entre 5 y 10 millones de personas. El número al 31 de enero no llega a los 400 mil vacunados.
En un reportaje con el portal oficialista El Cohete a la Luna, la asesora Nicolini dijo que a pesar “de las demoras, el acuerdo nos garantizó que sigan llegando vacunas para vacunar. Y cuando esa demora esté resuelta podremos recuperar el cronograma inicial, con el objetivo de que lleguen vacunas de manera considerable. Hoy esperamos que a mediados de febrero eso ya esté solventado”. Nicolini no aportó ningún dato objetivo para fundamentar sus esperanzas, más allá del compromiso de las autoridades rusas en cumplir el contrato firmado.
El 6 de noviembre pasado, el presidente Alberto Fernández aseguró que “en diciembre” el país estaría en condiciones de vacunar a 10 millones de personas. Días más tarde debió corregirse. Dijo que a esa cifra se llegaría “entre enero y febrero”. Su ministro Ginés González García blanqueó luego que habían hecho un mal diagnóstico y confió que “en enero” recibirían la vacuna “5 millones” de personas. Hasta este domingo, último día del primer mes del año, y según números oficiales, los argentinos vacunados eran menos de 400 mil. Argentina ya debería contar con 5.3 millones de dosis de la vacuna Sputnik V. Pero la semana que pasó el país apenas contaba con 880 mil vacunas rusas.
Por esto, el cronograma de vacunación de las provincias se retrasa. La provincia de Buenos Aires tiene 1.549.652 de inscriptos que quieren vacunarse y el gobernador Axel Kicillof estima que existen 5.800.000 personas de riesgo en ese distrito, sobre un total de 12 millones de bonaerenses que deberían recibir la vacuna. Hasta el viernes habían vacunado a solo 111.517. En la Ciudad de Buenos Aires recibieron la primera dosis 24.300 porteños.
Nicolini, quien participó de las negociaciones para adquirir las vacunas, señaló que el acuerdo firmado con el Fondo de Inversión Directa de Rusia prevé la adquisición “de un total de 15 millones de vacunas, que son 30 millones de dosis, para ser entregadas de diciembre a marzo”. Pero el calendario de ese contrato se incumplió. “Se firmó un contrato, se estableció un cronograma que puede variar de acuerdo a la disponibilidad y a la capacidad de producción en un desafío tan complejo, lo que significa producir cientos de millones de dosis para el mundo entero. En ese esquema, las partes intentan cumplir su cuota al máximo”, agregó.
Nicolini también remarcó : “Es importante entender que esto es un rompecabezas muy complejo”. Según la asesora presidencial “Sputnik V es una de las mejores vacunas con las que hoy contamos, por los resultados de eficacia y también de seguridad. Entonces, se incrementa la demanda y aumenta la producción no sólo en Rusia sino también en muchos otros países. Esto implica desfasajes y demoras en la producción”. Es cierto que la demanda de vacunas ha aumentado en todo el mundo, pero no es verdad que la vacuna rusa sea considerada “una de las mejores”. De hecho, aún se esperan los resultados completos del estudio clínico de Fase 3.
Nicolini prefiere ver el lado positivo, y recordó que “como dijo el Fondo (de Inversión de Rusia), Argentina es uno de los países prioritarios porque fuimos de los primeros que registraron la vacuna, estuvimos en diálogo y trabajamos de manera muy estrecha con todos los científicos de Gamaleya y con la Anmat para avanzar en la autorización”. Este fue uno de los puntos más criticados, dado que Anmat nunca respaldó su autorización con información científica accesible. “Hemos hecho de puente y acercado información a otros países. Gamaleya es un laboratorio muy pequeño, no es una gran multinacional” remató Nicolini.