Los resultados de dos pericias independientes descartan que el cura Juan Viroche, quien apareció ahorcado en su parroquia de la localidad tucumana de La Florida, haya sido víctima de un homicidio como sostienen sus familiares, amigos y vecinos, informaron ayer voceros judiciales.
La reautopsia realizada por el médico legista de Gendarmería, comandante principal Carlos Dante Barrionuevo, ratificó lo informado de manera preliminar por el Cuerpo Médico Forense de Tucumán, que en la primera autopsia determinó que no se observaron signos de que el sacerdote haya sido asesinado.
Barrionuevo concluyó que la causa de la muerte de Viroche fue "compresión violenta del cuello con caída simultánea de altura" y según su informe "no se observan ataduras en los miembros superiores ni inferiores y tampoco existen lesiones externas, hematomas, contusiones ni excoriaciones que indiquen signos de lucha". El médico legista de Gendarmería aclaró que si el sacerdote hubiese forcejeado con alguien tendrían que haber quedado marcas en su cuerpo.
Respecto de la sangre que se observaba en la remera del cura una vez que lo descolgaron y lo recostaron sobre el piso, Barrionuevo explicó que "debido a la compresión de vasos y órganos, se acumuló sangre en la cabeza y por eso ese líquido salió por su boca cuando se lo acostó".
Por su parte, la evaluación realizada por Gustavo Penacino, director del Laboratorio de ADN del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la ciudad de Buenos Aires, quien se encargó de la pericia de ADN, descartaron la presencia de otras personas en la escena del hecho.
Penacino se ocupó de analizar todo el material genético recogido en la parroquia Nuestra Señora del Valle, donde encontraron sin vida al cura.
Las muestras fueron recogidas de las manos y uñas de Viroche, de la linga y los ganchos de la linga con la que fue ahorcado, y de algunos pedazos de vidrios donde había gotas de sangre.
El resultado de esos estudios indica que "la presencia de material biológico solo coincide con Viroche y tiene una probabilidad superior al 99 por ciento en cada caso". Ese dato confirma que solo el sacerdote manipuló la linga con la que fue ahorcado ya que si alguien más la hubiese manipulado tendrían que haber quedado células epiteliales de esa persona y solo se encontró un ADN, precisó Penacino.
Ambos informes fueron recibidos esta semana por el fiscal de Instrucción Diego López Avila, quien investiga el caso, caratulado como muerte dudosa, y si bien todo se encamina hacia la hipótesis inicial del suicidio, todavía faltan pruebas clave para definir el caso.
El cuerpo sin vida de Viroche fue encontrado el 5 de octubre dentro de su parroquia, en La Florida, donde el sacerdote desarrollaba sus actividades religiosas.
Desde el primer instante, la comunidad católica del pueblo, además de familiares y amigos, descartaron por completo la posibilidad de un suicidio defendieron la hipótesis de un crimen mafioso, ya que el cura era conocido por haber realizado misas y marchas para denunciar públicamente la venta de drogas en pueblos como La Florida y Delfín Gallo.
Esa popularidad del religioso nacido hace 46 años en el barrio Victoria de la capital de la provincia, sumada a que les había comentado a sus amigos más cercanos que recibía amenazas, llevó a sus allegados a realizar marchas en contra de la posición del fiscal López Avila, quien desde un primer momento se inclinó por el suicidio.
El obispo de Añatuya, José Melitón Chávez, aseguró que el Papa Francisco sigue "con dolor" las distintas alternativas que rodean el caso. El religioso reveló que mantuvo una charla personal con el Papa en el Vaticano en donde, además, le expresó que reza por el pueblo de Tucumán.
Chávez había participado en el Vaticano de un curso de formación con otros prelados de la región.
La justicia tucumana continúa investigando la muerte del sacerdote, y en ese marco, cobra relevancia un mensaje de voz que el religioso le envió a un amigo poco antes de aparecer ahorcado.
En la grabación, Viroche le explica a su amigo que venía recibiendo amenazas telefónicas y también por mensajes privados de la red social Facebook. Esto último lo había inquietado especialmente, ya que las intimidaciones incluían fotos de un sobrino. Las imágenes estaban acompañadas con advertencias: "Estos son tus sobrinos, ¿verdad? Ya sabés si no te callás".
En el extenso mensaje, el cura, que había denunciado en sus homilías a los narcos que operaban con absoluta impunidad en su comunidad, dijo que no había "entrado en psicosis, pero tenía mucha desconfianza". Luego, reveló que las amenazas se agravaron el 14 de septiembre, día en que una sobrina fue amenazada por un hombre que circulaba en un auto blanco. "Son mis seres queridos", lamentó el religioso, quien ante ese episodio decidió hablar con el obispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, para que acelere su traslado a otra parroquia.
Su reubicación no llegó a concretarse.