Aunque desde 2012 la provincia de Santa Fe no tiene transmisión vectorial del Chagas, lo que implica que ya no se encuentran insectos infectados con el parásito que provoca la enfermedad, la sala de Chagas del Hospital Centenario tiene en seguimiento a más de 2 mil pacientes.
Los afectados, que fueron picados por una vinchuca con Trypanosoma cruzi, son personas que provienen de zonas endémicas como el Chaco y Santiago del Estero pero viven en Rosario, adonde migraron en busca de mejores condiciones de vida.
Su cotidianeidad es, de todos modos, muy precaria, con trabajos informales en su mayoría y dificultades para acceder al sistema de salud, y no porque no estén disponibles los servicios especializados en la parte pública sino porque muchas veces ni siquiera pueden tomarse un colectivo para llegar al hospital.
De allí que los equipos de hospitales y centros de salud, en muchos casos, tengan que salir a buscarlos para detectar la patología o para evitar que abandonen los tratamientos.
Eso es lo que hizo ayer un grupo de profesionales de la Sociedad de Cardiología de Rosario junto a integrantes del primer nivel de atención del Ministerio de Salud de Santa Fe, quienes realizaron un operativo en el Centro de Salud de Empalme Graneros (en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Chagas, que se conmemora hoy) para evaluar a pacientes chagásicos que hacía mucho tiempo que no se acercaban a realizarse controles.
La pandemia de Covid complicó aun más la continuidad de las terapias en todas las patologías, y ésta no es la excepción.
Una veintena de pacientes pudo ayer acceder a un electrocardiograma, una evaluación cardiológica y además recibió directivas para nuevos estudios y futuros seguimientos.
La particularidad es que aunque habían sido citados con tiempo a todos tuvieron que ir a buscarlos a su casa, un claro ejemplo de las dificultades que estas personas tienen para adherir a los tratamientos.
El trabajo de la psicóloga del equipo fue fundamental para que llegaran al centro de salud y aceptaran la revisación médica.
La Secretaría de Interculturalidad también tiene un rol importante en este trabajo interdisciplinario, ya que muchos de los pacientes no están alfabetizados o no conocen el idioma (hay un porcentaje importante que pertenece a la comunidad Qom) o se niegan a recibir asistencia profesional convencional.
Ahora el desafío es que no se alejen del sistema de salud, para poder evitar futuras complicaciones cardíacas, ya que de no tratarse el Chagas puede generar problemas muy serios del corazón, al punto de requerir un trasplante para seguir viviendo.
Síntomas y señales menos visibles
“No estalla como las bombas ni suena como los tiros. Como el hambre, mata callando. Como el hambre, mata a los callados: los que viven condenados al silencio y mueren condenados al olvido. Tragedia que no suena, enfermos que no pagan, enfermedad que no vende… sus víctimas no tienen derechos, ni dinero para comprar los derechos que no tienen. Ni siquiera tienen el derecho de saber de qué mueren ", escribió Eduardo Galeano.
Aunque es una enfermedad frecuente, sus síntomas no se conocen demasiado y al afectar especialmente a las personas en condición de pobreza no se habla mucho de ella ni de quienes la padecen.
Rosario, sin embargo, ha puesto el foco hace años en estos pacientes. En los centros de salud municipales y provinciales están atentos a aquellos que pueden estar afectados y los derivan a la sala que funciona en el Hospital Centenario, que durante décadas estuvo a cargo del cardiólogo y profesor Juan Sebastián Beloscar.
“Coqui, como todos lo conocen, fue y es mi maestro. Estoy agradecido y orgulloso por eso”, dijo a La Capital el médico Rodolfo Leiva, actual responsable del consultorio de Chagas del Centenario y presidente del comité de Chagas de la Sociedad de Cardiología de Rosario.
El cardiólogo, quien además trabaja en la Facultad de Medicina y en el sector privado, fue quien estuvo ayer a cargo del operativo en Empalme Graneros.
“Los que fueron atendidos durante este operativo son pacientes que conocían su diagnóstico, pero hay muchos que obviamente no saben que tienen la enfermedad. El Chagas suele dar síntomas cuando la patología está avanzada y esos síntomas son cardíacos (arritmia, insuficiencia cardíaca) y del aparato digestivo (inflamación del colon, del esófago) que afectan mucho la calidad de vida y el pronóstico”, comentó.
El profesional explicó que, ante todo, el diagnóstico se sospecha por lo que se denomina “noción de foco”: tener en cuenta dónde vivió el paciente, en qué condiciones, si tiene un trabajo que aunque sea cada tanto lo lleva a zonas endémicas (no es raro encontrar pacientes chagásicos entre los camioneros) o situaciones particulares por las que alguien ha vivido en lugares donde hay mayor exposición a la picadura de vinchuca.
Leiva mencionó que tiene una paciente con Chagas, nacida en Rosario, que se casó con una persona de Santiago del Estero y durante dos años vivió en esa provincia donde adquirió la enfermedad.
“Si bien la mayoría provienen de hogares muy humildes y con diversas problemáticas socioeconómicas también hay personas de sectores medios y con otras condiciones laborales que pueden haberse infectado, por eso, en los servicios de cardiología del sector privado cuando un paciente presenta miocardiopatía, arritmia o síncope, también se debe solicitar el análisis de laboratorio que permite detectar Chagas”, señaló.
Leiva destacó que es fundamental que se haga prevención en zonas endémicas, que se llegue al diagnóstico en forma precoz cuando la infección ya se produjo y que se garantice el seguimiento de las terapias existentes que permiten en algunos casos curar la enfermedad y en otros evitar complicaciones muy severas.
Se estima que en la Argentina hay un millón y medio de pacientes con Chagas y 3 de cada 10 van a tener problemas en el corazón o en el sistema digestivo. El 6.5% de los pacientes inscriptos en la lista de espera para un trasplante cardíaco es portador de una miocardiopatía dilatada chagásica.
Según la OMS, en Latinoamérica más de 6 millones de personas se ven afectadas por esta patología, se detectan aproximadamente 30 mil casos anuales y nacen 8 mil niños que se infectaron durante la gestación. Unas 12 mil personas a nivel mundial fallecen cada año por esta causa.