Una gran represa sobre el río Dnieper, en Ucrania, fue destruida con explosivos la noche del lunes. Ucrania y Rusia se acusaron mutuamente por la destrucción del dique, que se halla en la zona ocupada por los rusos. Si bien los dos bandos sufren las consecuencias, el mayor perjudicado es Ucrania: este martes ya podían verse escenas de inundaciones de la ciudad de Jersón, sobre la orilla occidental, así como en docenas de aldeas ribereñas. Además, la represa es ucraniana y producía energía eléctrica para el país, tanto de la zona invadida como de la libre; en segundo lugar, la inundación hará más difícil una eventual ofensiva ucraniana a través del río Dniéper, que es una de las hipótesis más factibles de avance. En cualquier caso, es uno de los “daños más significativos contra infraestructuras civiles” del país desde el inicio de la invasión rusa y temores por posibles efectos en la planta nuclear de Zaporiyia, también ocupada por Rusia, que usa el agua de la represa para refrigerar sus reactores.
La destrucción con explosivos de la represa hidroeléctrica de Kajovka, a 60 kilómetros aguas arriba de la ciudad de Jersón, implica la liberación repentina de 18 kilómetros cúbicos de agua. Este volumen ya está barriendo las orillas y los afluentes del río Dniéper aguas abajo, amenazando a 80 localidades, incluida la ciudad de Jersón y gran parte de la orilla este, que está ocupada por Rusia.
En lo inmediato, 16,000 personas se encuentran en una zona crítica de inundaciones, pero cientos de miles podrían verse afectadas. El lago que había creado el dique ahora destruido cubría hasta este lunes una superficie de 2155 km² en tres provincias ucranianas. La obra fue finalizada en 1956. El embalse medía 240 km de largo y hasta 23 km de ancho. Su profundidad media era de 8.4 metros, siendo la menor 3 m y la mayor 26 m. El volumen total de agua era de 18.2 km³, los que ahora están inundando el sur de Ucrania.
Las aguas inundarán el delta del Dniéper, según una proyección de la consultora sueca Dämningsverket. La represa hidroeléctrica era una infraestructura clave del sur de Ucrania. Además de proveer electricidad y abastecía de agua a la península de Crimea, invadida por Rusia en 2014. Tanto esa instalación como la central hidroeléctrica fueron tomadas por las tropas rusas al inicio de la invasión a larga escala lanzada el 24 de febrero de 2022. Como Ucrania no tiene armas de gran potencia y alcance para destruir el dique, las sospechas recaen sobre los ocupantes, que tenían pleno dominio del lugar.
Pese a todo esto, las autoridades locales designadas por Moscú acusaron a Kiev de destruir la construcción a través de “múltiples ataques”. El Kremlin atribuyó a un “sabotaje deliberado” de Ucrania la destrucción parcial de la represa.
Para el diario Kyev Independent, la destrucción de la represa Kajovka tendrá "graves consecuencias humanitarias, ecológicas, económicas, militares y legales. La demolición fue llevada a cabo por las fuerzas rusas en el sur de Ucrania en la madrugada del 6 de junio. Y es una de las violaciones más dramáticas de las Convenciones de Ginebra en las últimas décadas".
Jersón bajo agua
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Ciclistas circulan por una calle anegada en la ciudad de Jersón, sobre la orilla occidental del río Dniéper
Evacuaciones en la inundada ciudad de Jersón, sobre la orilla occidental del río Dniéper
La liberación repentina de 18 kilómetros cúbicos de agua ya comenzó a anegar las orillas y los afluentes del río Dniéper aguas abajo. Oleksandr Prokudin, jefe de la Administración Militar del Óblast (provincia) de Jersón, dijo que las evacuaciones están en marcha. Imágenes de zonas enteras de la ciudad inundadas se podían observar en medios y redes sociales. Jersón fue liberada en noviembre de 2022, luego de una prolongada batalla. Los rusos, luego de destruir un importante puente sobre el Dniéper frente a la ciudad, se dedicaron a bombardearla periódicamente desde la áun ocupada orilla oriental. Esto no permitió recuperar la capital provincial, que todavía hoy tiene una pequeña fracción de su población original, antes de la invasión rusa.
Además de los daños directos por agua a viviendas, terrenos y empresas, las inundaciones pueden llevar sustancias químicas peligrosas de donde están almacenadas en tierra, distribuyéndolas en un área amplia y hacia el Mar Negro, señaló Oleh Savitskyi, un experto en ecología.
El Servicio Estatal de Emergencias instó a los civiles en la provincia de Jersón a permanecer atentos a las minas terrestres desprendidas por las inundaciones. Otras áreas pueden perder su principal suministro de agua durante mucho tiempo. Esto incluye la Crimea ocupada, que depende del agua desviada del Dniéper a través del embalse. Esto arruinará grandes extensiones de agricultura en el continente y la península.
Por ejemplo, los horticultores de la región perderán 20.000 hectáreas de tierra productiva, según la consultora agrícola Agroanalysis. Su director, Vadym Dudka, dijo que esto retrasará hasta cinco años la restauración de la producción de hortalizas de la provincia de Jersón. También obligará a industrias importantes, como plantas metalúrgicas, a detenerse porque necesitan acceso ininterrumpido al agua. Esta enumeración de daños deja pocas dudas sobre quién es el autor de la destrucción de la represa.
El régimen hídrico del río principal de Ucrania, el Dniéper, se reformará, provocando cambios impredecibles y posiblemente peligrosos para las personas y otras formas de vida que viven en la región. Muchos peces, aves y animales acuáticos pueden morir o perder su hábitat. Vitaliy Selyk, cofundador del grupo de voluntarios Smilyvi Vidnovliuvaty (Valiente para reconstruir) dijo que el anegamiento de las tierras drenadas y, por el contrario, la exposición del fondo arenoso de los ríos provocará cambios climáticos, como tormentas de polvo, cambios en las precipitaciones, aumento de la temperatura y más. sequías frecuentes en el sur.
Peligro nuclear
Una caída en el nivel del agua del embalse también amenaza cortar el suministro de agua crítico a la planta de energía nuclear de Zaporiziyia, la más grande de Europa. Si bien está ocupada por el ejército ruso, y ya no provee energía a Ucrania, sus reactores apagados necesitan agua para enfriar el combustible de sus núcleos. Las piletas de enfriamiento para el combustible gastado y para el combustible nuevo que espera ser cargado en los reactores también requieren agua en circulación. Se corre el riesgo de causar una catástrofe nuclear más grande que Chernobyl, advierten medios ucranianos.
Energoatom, la empresa nuclear estatal, dijo que por ahora la planta tiene suficiente agua y los trabajadores ucranianos están monitoreando la situación. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) declaró que por ahora no ven un riesgo inmediato para la planta y que la pileta de reserva puede satisfacer las necesidades de la planta durante "algunos meses".
Debido a que el daño a la planta hidroeléctrica de Kajovka parece irreparable (las explosiones destruyeron la sala de máquinas de la planta), Ucrania perdió una fuente de energía importante y flexible, lo que dificulta el funcionamiento de la red. El costo de reconstruirlo será muy alto. La planta tenía una capacidad de 357 megavatios, produciendo 1,4 teravatios-hora al año. También fue rentable, aportando 1,2 millones de dólares al presupuesto nacional y 167000 a los presupuestos locales en 2019.
Ucrania tendrá que quemar más combustibles fósiles para producir energía o equilibrar las oscilaciones del sistema, lo que agrava el costo económico y ambiental.
Contraofensiva
La destrucción también puede complicar los planes de la tan esperada y anunciada contraofensiva de Ucrania. La destrucción de la represa causa un nuevo problema al gobierno ucraniano, obligándolo a utilizar recursos para mitigar el daño en lugar de dedicar sus esfuerzos a contraatacar a Rusia. En segundo lugar, elimina un punto de cruce clave sobre el río.
La amplitud de las áreas inundadas hará que sea más difícil para las fuerzas especiales ucranianas, como las tropas aerotransportadas, dañar a la fuerzas rusas al este del Dniéper. Eso puede dejar a este grupo libre para atacar el flanco de una posible fuerza de ataque ucraniana en Zaporiziyia, dijo un analista militar.
Las primeras reacciones de los líderes occidentales culparon a Rusia por la destrucción de la represa. El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, lo calificó como "un acto escandaloso" que demuestra la brutalidad de Rusia. El presidente de la Comisión Europea, Charlels Michel, dijo que Rusia sería responsable. La Convención de Ginebra establece que “las obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, a saber, presas, diques y centrales nucleares eléctricas, no serán objeto de ataque, incluso cuando estos objetos sean objetivos militares, si dicho ataque puede provocar la liberación de fuerzas peligrosas. y las consiguientes graves pérdidas entre la población civil”.