El primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, acusó ayer a Siria y a Rusia de llevar adelante una "limpieza étnica" al forzar a huir a la oposición del régimen sirio.
El primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, acusó ayer a Siria y a Rusia de llevar adelante una "limpieza étnica" al forzar a huir a la oposición del régimen sirio.
"Uno de los objetivos de los recientes ataques aéreos contra Alepo es la limpieza étnica", aseguró el jefe de Gobierno turco tras sostener un encuentro con su par holandés, Mark Rutte, en La Haya.
Davutoglu también tildó de hipócritas a las potencias occidentales. Por un lado, señaló, le exigen a Turquía que abra sus fronteras a quienes huyen de Alepo, pero mientras tanto, no se hace nada para exigir a Rusia que detenga la campaña de bombardeos que causó otro éxodo.
Rusia respalda por aire al Ejército de Siria en sus operativos contra agrupaciones rebeldes. La actual ofensiva contra la región de Alepo ha forzado a miles de personas a huir. Miles de desplazados se encuentran en la frontera turco-siria a la espera de poder ingresar en territorio turco.
Sin embargo, Turquía dispuso brindar bienes básicos a los sirios en su propio territorio y dejar pasar únicamente a los heridos.
El ministro holandés Rutte elogió el manejo del Gobierno turco en la crisis migratoria.
"Hace una semana llegaban (a la Unión Europea) miles de refugiados por día", observó. "Ahora son varios cientos", añadió.
La Unión Europea está en intensas tratativas con Turquía para frenar la gran ola de refugiados que busca llegar a Europa central y del norte. En su mayoría, los refugiados parten desde Turquía hacia la UE.
Más de 250.000 personas murieron y millones huyeron de sus hogares desde el inicio de la guerra en Siria, en 2011. En días recientes, decenas de miles de sirios se han agolpado en la frontera turca tras escapar de una ofensiva siria, apoyada por la aviación rusa, en inmediaciones de la cercana y norteña ciudad de Alepo.
Turquía, que ya alberga a 3 millones de refugiados, incluyendo a más de 2,5 millones de sirios, ha optado por asistir a la nueva oleada de refugiados en campamentos ubicados del lado sirio de la frontera, pese a cuestionamientos de la ONU.
El paso fronterizo permanece cerrado para los refugiados, lo que llevó ayer al organismo de la ONU para los refugiados (Acnur) a exhortar a Turquía a admitir a "todos los civiles que están huyendo del peligro y buscando protección internacional, como lo han hecho desde el comienzo de la crisis".
En rueda de prensa en La Haya el primer ministro Davutoglu, dijo ayer que el Consejo de Seguridad de la ONU y la comunidad internacional tienen "dos caras" porque le piden a Turquía que abra sus fronteras pero no mueven "ni un dedo para resolver la crisis siria" ni detener los ataques rusos. "Encuentro hipócrita que algunos círculos le digan a Turquía «abrí tus fronteras» mientras no le dicen a Rusia «ya es suficiente»", dijo Davutoglu.
El premier, que no mencionó que gran parte de los rebeldes que operan en Alepo están apoyados por Turquía, de donde reciben armas, agregó que las operaciones militares rusas y sirias eran un intento de deshacerse de personas que no apoyan al gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad.
Si Turquía aceptara a esos refugiados, razonó Davutoglu, estaría contribuyendo de manera indirecta con una "limpieza étnica".
"Con cada refugiado que aceptamos, de alguna manera, estaríamos contribuyendo a esta meta de la limpieza étnica. Es una estrategia para alterar la demografía de Siria, por lo que todos tenemos que estar vigilantes ante ello", agregó.
Más temprano, en Ankara, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que, mientras que la ONU sólo ha entregado a Turquía 455 millones de dólares para atender a los refugiados, el país ha gastando ya en esta crisis 10.000 millones desde 2001.
"¿Qué es lo que dice la ONU? Abre tus fronteras a los refugiados. ¿Qué haces tú por ellos? ¿Para qué sirves? ¿Es tan fácil?, declaró Erdogan.
"Nosotros hemos recibido hasta ahora en nuestro hogar a tres millones de sirios e iraquíes. ¿A cuántos has recibido tú? ¿En qué país?", espetó el jefe del Estado en una intervención desde el Palacio Presidencial en Ankara.
También ayer, en una entrevista con un diario, el gobernador de una provincia del sur de Turquía dijo que las autoridades comenzaron a construir un nuevo campamento de refugiados dentro de Siria para dar asilo a una parte de las 70.000 personas que en los últimos días han escapado de las zonas de combate en ese país.
"Está llegando gente de la zona de Alepo. Para la región de Kilis estimamos que llegarán unas 70.000 personas", aseguró Suleyman Tapsiz, gobernador de la provincia fronteriza de Kilis, situada a apenas 60 kilómetros de Alepo, en declaraciones al diario turco Milliyet
Tapsiz dijo que unos 35.000 sirios procedentes de la región de Alepo ya han sido recibidos en alguno de los campamentos que Turquía tiene al otro lado de la frontera, y que se han tomado medidas para dejar pasar a los refugiados si fuera necesario.
Turquía gestiona ya nueve campos de refugiados dentro de Siria y el nuevo que se está construyendo para acoger la última oleada de desplazados supondría el décimo.
"Hemos tomado medidas para dejarlos pasar a Turquía en caso de ser necesario. Les hacemos un registro biométrico. Y les daremos un registro de identidad temporal después de tomar sus huellas dactilares", explicó el gobernador.
"Hemos creado ya nueve campos de refugiados dentro de Siria con ONGs nacionales y extranjeras. Entregamos comida caliente a 20.000 personas y pan a 100.000", indicó Tapsiz.
Sin embargo, William Spindler, vocero de la agencia de la ONU para los refugiados, Acnur, aclaró que la ayuda de Ankara dentro de Siria "no reemplaza la obligación de dar protección internacional" en Turquía a quienes huyen de conflictos y persecución.
"Ellos han recibido asistencia del gobierno turco, pero no conocemos cómo se ha distribuido esta ayuda ni bajo qué condiciones", agregó Spindler.
La Otán reforzará sus tropas en el este europeo
Los ministros de Defensa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán) acordaron ayer reforzar sus tropas en el este de Europa “a raíz de los cambios en la situación de seguridad en los límites externos” de la organización.
El anuncio, que es interpretado como reacción a las crecientes tensiones con Rusia, fue hecho por el secretario general Jens Stoltenberg.
“Un ataque contra un aliado es un ataque contra todos los aliados”, advirtió Stoltenberg al anunciar la decisión. Añadió además que la Otán responderá a cualquier tipo de agresión.
Según se anunció, se movilizarán unidades de las tropas multinacionales. Aún habrá que definir cómo estarán compuestas y qué dimensiones tendrán. Los detalles serán dados a conocer antes de la cumbre de la Otán en julio en Varsovia.
Según círculos de la organización, se estacionarán hasta 1.000 soldados en Letonia, Estonia, Lituania, Polonia, Bulgaria y Rumania.
La Otán ya cuenta con cuarteles regionales en esos países, donde, sin embargo, su presencia no supera los 50 soldados.
Las nuevas sedes centrales regionales servirán como Centros de Planificación y Coordinación para Misiones de Entrenamiento de la nueva Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad.
Las relaciones entre la alianza y Rusia han alcanzado en los últimos dos años su peor momento desde la Guerra Fría. Las tensiones surgieron a raíz de la crisis en Ucrania, donde Rusia anexó la península de Crimea y respaldó a los separatistas en el este ucraniano. En el marco del actual conflicto en Siria las posturas entre Moscú y las potencias occidentales también son sumamente encontradas.
Un acuerdo firmado entre Rusia y la Otán que prohíbe estacionar a largo plazo “tropas de combate significativas” en los nuevos miembros de la alianza de Europa central y del este. Sin embargo, Stoltenberg consideró que la disposición tomada ayer no viola esa pauta ya que no llegan a 10.000 los soldados de la organización en la región.