Moscú/Tbilisi.— Tras cinco días de combates, Rusia puso fin a la que tenía
visos de ser la primera invasión de un país soberano desde la caída de la URSS. El presidente ruso,
Dmitri Medvedev, ordenó ayer el cese de las operaciones militares en Georgia, y también aceptó, con
condiciones, un plan de paz que le entregó el presidente francés y de turno de la Unión Europea
(UE), Nicolas Sarkozy. Por su parte, Georgia, el pequeño país aliado de EEUU, también aceptó esta
propuesta, aunque reclamó "detalles legales".
"Hemos aprobado en general los seis principios de alto el fuego y de arreglo del
conflicto", dijo Sarkozy en una rueda de prensa conjunta con el presidente georgiano Mijail
Saakashvili, después de haberse reunido en Moscú con Medvedev.
Saakashvili, sin embargo, estableció ciertas condiciones: "Necesitamos detalles
legales, las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y más presencia de observadores
internacionales sobre el terreno", declaró anoche.
La propuesta plantea varios puntos: la renuncia al uso de la fuerza; el cese
definitivo de todas las acciones militares; el libre acceso a la ayuda humanitaria, y el regreso de
las Fuerzas Armadas de Georgia a su lugar de emplazamiento habitual.
Por pedido expreso de las autoridades de Georgia se eliminó la formulación
acerca de que se debe discutir a nivel internacional el "futuro estatus" de los territorios
separatistas georgianos de Osetia del Sur, donde se originó el conflicto, y Abjazia.
Al acecho. Entretanto, el jefe del Kremlin ordenó ayer al Ministerio de Defensa
ruso que reanude las acciones de combate en caso de que la población de Osetia del Sur vuelva a ser
víctima de la violencia. De esta manera las tropas rusas permanecerían en Georgia, informó el
vicejefe del Estado Mayor, Anatoli Nogovizyn.
El conflicto estalló la semana pasada, cuando Georgia lanzó un ataque militar
contra los separatistas prorrusos de Osetia del Sur. Rusia respondió al ataque con una operación
militar de gran envergadura por tierra y aire contra Georgia.
Con un lenguaje similar al de su mentor Vladimir Putin, Medvedev criticó ayer a
Saakashvili, tachándolo de "lunático". Saakashvili había prometido a los votantes que iba a
recuperar Osetia del Sur y una segunda región separatista, Abjazia.
"Como ustedes saben, lo que diferencia a los lunáticos de otras personas es que
cuando huelen sangre es muy difícil detenerlos. Por eso hay que usar cirugía", dijo Medvedev.
Sin embargo, los georgianos lo ven de otra manera, por eso una gran multitud se
reunió ayer afuera del Parlamento en Tbilisi y aclamó a Saakashvili como un héroe, por defender al
país frente a la agresión rusa. Algunos llevaban carteles con fotos de Putin y la frase: "Buscado:
Crímenes contra la humanidad en el mundo".
Mientras, en Bruselas, los 26 países miembros de la Otán consideraron
insuficiente el alto el fuego anunciado por Moscú, y reclamaron que se respete la integridad
territorial de Georgia. Además, el secretario general de la alianza atlántica, Jaap de Hoop
Scheffer, aseguró que Georgia se encuentra "al igual que antes en camino a ingresar en la
Otán".
Más explosiones. En la zona del conflicto, una serie de explosiones en la ciudad
de Gori, a unos 70 kilómetros al este de Tbilisi, provocaron ayer por la mañana la muerte de al
menos cinco civiles.
Imágenes de televisión sugirieron que las explosiones fueron causadas por
morteros, aunque aún no estaba claro quién las había ejecutado. Las fuerzas rusas, que se hallaban
a unos 12 kilómetros del lugar, negaron haber atacado nuevamente la ciudad.