Tbilisi/Moscú.— Rusia abrió ayer un segundo frente de combate en Georgia y
tomó una base militar y comisarías en el oeste del país, en un conflicto cada vez más grave que ya
traspasó a la región separatista georgiana de Osetia del Sur, donde se originaron los
enfrentamientos la semana pasada. Georgia, que cuenta con el apoyo de EEUU, asegura que la
intención de Moscú es destruir al pequeño país como Estado independiente. Según reportes de prensa,
los tanques rusos parecían avanzar ayer en dirección a Tbilisi, la capital georgiana.
A pesar de las denodadas gestiones diplomáticas, las fuerzas rusas, hasta ahora
mayormente confinadas a las regiones separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjazia, se
adentraron ayer en la misma Georgia desde territorio abjazio y tomaron una base en la ciudad de
Senaki y comisarías en Zugdidi, según Georgia.
Rusia estacionó ayer 9.000 infantes de marina y 350 vehículos blindados en
Abjazia. Horas antes, aviones rusos lanzaron nuevos bombardeos sobre Georgia. Entre los objetivos
atacados estuvieron una terminal de control de tráfico aéreo, cerca de la capital Tbilisi, y otras
bases militares incluyendo el puerto de Poti, en el Mar Negro, estratégico para el transporte de
petróleo.
Bajo control ruso. Según Georgia, las fuerzas rusas también tomaron la ciudad de
Gori, que se encuentra sobre la única autopista que une al este con el oeste del país. "Las fuerzas
militares rusas tomaron la ruta central y cortaron las comunicaciones entre el oeste y el este de
Georgia", dijo el presidente de este país, Mijail Saakashvili, durante una reunión de seguridad
nacional.
El jefe del Consejo de Seguridad de Georgia, Alexander Lomaia, dijo ayer que no
está claro si las fuerzas de Rusia tratarán de avanzar hacia la capital, Tbilisi, aunque el
ministerio de Defensa ruso negó esas intenciones.
Sin tregua. El presidente de Georgia firmó ayer una propuesta de la Unión
Europea (UE) para detener las hostilidades, que comenzaron el viernes cuando fuerzas georgianas
intentaron recuperar el control de Osetia del Sur, a lo que Rusia respondió con una ofensiva en
defensa de sus aliados osetios.
Pero Moscú ignoró llamados internacionales y demoraba la aceptación de la
tregua, al afirmar que primero quería asegurarse de que el ejército georgiano retire todas sus
fuerzas de Osetia del Sur, algo que Georgia aseguró haber hecho el domingo, abrumada por la
superioridad militar de Rusia.
Georgia cifró ayer sus bajas militares en 90 muertos y unos 500 heridos,
mientras que Rusia admitió 16 muertos y alrededor de 100 heridos.
Entre la población civil hay 200 muertos confirmados, pero versiones no
oficiales dan cuenta de más de 1.600 civiles fallecidos. La Cruz Roja anunció que en los próximos
días transportará 15 toneladas de ayuda humanitaria.
Pedido mundial. El grupo de las siete naciones más industrializadas del mundo
(EEUU, Francia, Reino Unido, Canadá, Alemania, Italia y Japón) urgieron ayer a Rusia a aceptar de
inmediato el alto el fuego y la mediación internacional, según dijo el vocero del Departamento de
Estado norteamericano, Robert Wood.
EEUU, que apoya los esfuerzos de Georgia de sumarse a la Otán, hizo campaña
desde el principio para frenar la represalia rusa. Washington afirma que Moscú quiere causar la
caída del gobierno prooccidental georgiano.
Cortocircuito con EEUU. Las tensiones entre Washington y Moscú llegaron ayer a
su máximo nivel desde que estalló el conflicto. "Rusia ha invadido a un Estado soberano vecino y
amenaza a un gobierno democrático. Una acción como esa es inaceptable en este siglo XXI", dijo
George W. Bush.
"Hay evidencia de que fuerzas rusas pueden comenzar pronto a bombardear el
aeropuerto civil en la capital. Si esos reportes son ciertos, esas acciones rusas representarán una
escalada dramática y brutal del conflicto en Georgia", agregó el mandatario.
Por su parte, el premier ruso, Vladimir Putin, acusó a EEUU de torpedear los
esfuerzos para poner fin al conflicto, en particular por la decisión de Washington de trasladar en
avión a soldados georgianos desde Irak a Georgia, a pedido del gobierno prooccidental.
Entretanto, el canciller francés, Bernard Kouchner, se encuentra como mediador
de la UE en el lugar del conflicto. Pero ayer debió abandonar la ciudad de Gori junto al presidente
georgiano debido a la peligrosa situación en la zona.