Washington. — Washington estaba conmocionado ayer, ante la inesperada dimisión del jefe de la CIA, el general David Petraeus, tras un affaire extraconyugal con una conocida escritora y periodista que puso fin a su brillante carrera. El affaire estalló el viernes, apenas tres días después de la reelección de Barack Obama a la presidencia. El FBI, el servicio federal de investigaciones, fue el que descubrió el caso que volteó al líder de la CIA, otra agencia federal. Resulta inevitable que surja el fantasma de una sorda lucha entre ambas agencias, aunque no puede descartarse que el resultado haya sido no intencional.
Obama aceptó la dimisión durante una conversación telefónica el viernes. "Después de estar casado durante más de 37 años, cometí un error grave al involucrarme en una aventura extramatrimonial. Este tipo de comportamiento es inaceptable como esposo y también como líder de una organización como la nuestra", dijo Petraeus en un mensaje al personal de la CIA tras haber presentado su renuncia a la Casa Blanca. En un comunicado, Obama elogió el trabajo del hasta ahora director de la CIA. "David Petraeus hizo un extraordinario trabajo para Estados Unidos durante décadas" e "hizo al país más seguro y más fuerte", afirmó. Obama halagó "su rigor intelectual, su dedicación y su patriotismo", al tiempo que reafirmó su confianza en que la CIA "seguirá creciendo y cumpliendo su importante misión".
Pero más allá de estas declaraciones protocolares, es evidente el desconcierto en el gobierno y en el mundo político de Washington. El presidente no sospechaba que su jefe de inteligencia estaba a punto de renunciar hasta que se reunió con Petraeus el jueves, menos de 48 horas después de vencer la batalla electoral. En un primer momento, el mandatario rehusó aceptar la dimisión, diciéndole a Petraeus que lo iba a considerar. Sin embargo el mandatario posteriormente llegó a la conclusión de que no podía forzar al general a quedarse. Obama nombró a Petraeus al frente de la CIA el año pasado. Ni el Congreso y sus comités de inteligencia, ni la Casa Blanca fueron advertidos sobre la investigación. Esto podría causar un reclamo de esos comités, tanto del Senado como de la Cámara baja, sobre por qué no fueron informados por el FBI de un asunto de semejante importancia.
La versión del FBI.Pero ¿cuál es la versión del FBI, que descubrió el affaire y por tanto fue quien derribó a Petraeus de su pedestal? El New York Times detalla que el FBI inició una investigación por una denuncia de "acoso" a través de e-mails enviados por Paula Broadwell, la biógrafa de Petraeus. La persona denunciante no fue identificada, pero sería una mujer. Cuando en el FBI empezaron a examinar los mails de Broadwell, descubrieron intensos intercambios entre ella y Petraeus, y entonces descubrieron que tenían una relación. La persona que presentó la denuncia inicial no es miembro de la familia Petraeus ni funcionario, aseguran fuentes del gobierno. Un funcionario del Congreso informado del asunto dijo que la investigación "no empezó con Petraeus, pero en el curso de la investigación se encontraron con él". Entonces "quedamos impresionados", agregó el funcionario. Otra versión, de la cadena de televisión NBC, es que el FBI estaba investigando a Paula Broadwell por haber intentado acceder a los correos electrónicos de Petraeus con informaciones secretas en la época en que él estaba al mando de la coalición internacional en Afganistán. Presuntamente, Broadwell habría hecho esto para tener información para su biografía de Petraeus. A su vez, el Wall Street Journal afirma que la "unidad de contraespionaje" del FBI comenzó hace meses a controlar y analizar con lupa la cuenta de correo privado de Petraeus en G-mail, de Google. Las cuentas de G-mail o Yahoo pueden ser muy vulnerables a la piratería, de manera que era posible que la cuenta de Petraeus fuera pinchada por hackers, e incluso fuese utilizada como vía de ingreso a los sistemas informáticos de la CIA, explicaron expertos del FBI.
Con 60 años, el general, que se retiró del ejército el año pasado para tomar las riendas de la agencia, pasó finalmente poco más de un año en el cargo. La renuncia llega cuando Petraeus debía enfrentar un duro interrogatorio a puertas cerradas en el Congreso la próxima semana sobre la respuesta de la CIA al ataque del 11 de septiembre contra el consulado de Estados Unidos en Bengazi, en el que murieron el embajador estadounidense en Libia y otros tres funcionarios estadounidenses. Será Michael Morell, número dos de la agencia de inteligencia, quien lo remplazará interinamente.
Con respecto al próximo director permanente, se especula que el cargo sea para John Brennan, asesor de la Casa Blanca contra el terrorismo y un veterano de la CIA que ha jugado un importante papel en la guerra con aviones no tripulados (drones) que dirige Obama contra Al Qaeda y los talibanes. Es "un hombre con experiencia que cuenta con la confianza del presidente", dijo Bruce Riedel, ex jefe de la CIA, y actualmente analista del Brookings Institute.
Carrera. Petraeus llegó a la CIA en junio de 2011. Venía de comandar a las fuerzas estadounidenses en Afganistán. Antes destacó en Irak donde logró, sobre el final de la presidencia de George W. Bush, derrotar a Al Qaeda en la zonas sunitas del país. Esto permitió estabilizar Irak y dar lugar al proceso democrático que terminó con la salida de las tropas estadounidenses. Este logro consagró a Petraeus como un general "estrella".
Conocedor del manejo político de Washington, Petraeus era popular y mediático. Su nominación ante la CIA fue percibida como una consecuencia natural de la fusión, en los últimos años, de las misiones militares tradicionalmente llevadas a cabo por las unidades especiales de las fuerzas armadas con las misiones clandestinas de la CIA.