Israel mató con un dron al número dos de Hamás. El ataque ocurrió en Beirut, capital de Líbano, en el sur de la ciudad, que es un bastión de Hezbolá. Saleh al-Arouri era jefe adjunto del buró político de Hamás, el segundo del jefe máximo de Hamás, Ismail Haniyeh. El ala militar de Hamás anunció oficialmente su “asesinato”, calificando a al-Arouri como “el arquitecto” de la masacre de israelíes perpetrada por Hamás el 7 de octubre. La red libanesa Al-Mayadeen, de Hezbolá, aseguró que el ataque se llevó a cabo con tres misiles, pero el ataque habría sido obra de dos drones. Otros medios de comunicación del Líbano informaron de cinco muertes más, entre ellos dos comandantes militares de Hamás. Fueron atacados un departamento y un vehículo. Después se avistaron aviones de combate israelíes sobre Beirut.
Hace unas tres semanas, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, se refirió a la posibilidad de un ataque en Beirut, diciendo: “Si escuchan que atacamos en Beirut, entenderán que Hassan Nasrallah (el líder de Hezbolá) cruzó la línea roja”. Funcionarios en Israel comentaron a Ynet.com que “finalmente se llevó a cabo un asesinato de calidad” y que “cada líder de Hamás debe morir”. Israel no aceptó oficialmente responsabilidad por el ataque, como es norma. La oficina del primer ministro ordenó a los ministros que no den entrevistas ni hagan comentarios sobre la eliminación.
Saleh al-Arouri estaba en la “lista de muerte” de Israel, asegura el especialista italiano Guido Olimpio en el Corriere della Sera. El lo sabía bien. Israel lo había señalado varias veces como uno de los objetivos de la campaña para eliminar a los líderes de Hamás en el extranjero. Y no se escondía: probablemente contaba con ser protegido en Beirut por Hezbolá y los milicianos iraníes, los “pasdarán”.
Considerado entre las principales figuras de la cúpula política de Hamás, originario de Cisjordania, Saleh al-Arouri asumió un doble papel. El primero público, viajando entre Turquía, Líbano, Qatar, dando entrevistas, haciendo siempre anuncios fuertes, duros, contra Israel y EEUU. Su rol era explicar las posiciones de Hamás, también dictar las condiciones sobre los rehenes israelíes secuestrados por Hamás. En este tema, había cerrado la puerta a otras negociaciones, lo que probablemente lo condenó a muerte. Hace un mes le dijo a Al Jazeera que los secuestrados israelíes que quedaban eran soldados o antiguos soldados y que no serían liberados.
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Saleh al-Arouri era una figura pública de Hamás, pero además cumplía tares de mando de la rama militar del grupo extremista palestino.
Su otra tarea, relacionada con los dirigentes del interior de la Franja, en particular Yahia Sinwar y Mohammed Deif, estrategas de las Brigadas Ezzedin al Qassam, era más discreta y concreta. Arouri era cofundador de las Brigadas Ezzedin Al Qassam, el brazo militar de Hamás y directo responsable de la masacre del 7 de octubre.
Algunos analistas lo señalan en constante contraste con otras figuras de Hamás y culpable de sembrar discordia entre los milicianos. El Estado judío y Estados Unidos, tras la invasión del sur de Israel del 7 de octubre, habían elevado el precio por la cabeza de Arouri de 5 a 10 millones de dólares, presentándolo como el vínculo entre la diáspora palestina y el brazo militar de Hamás, con una visión muy próxima a la de Irán en comparación con el ala “pragmática” del grupo palestino. Conviene recordar que Irán es la potencia indiscutida del Islam shiíta, minoritario, y los palestinos pertenecen a la rama sunita, la mayoritaria. Históricamente, son un desprendimiento de la poderosa Hermandad Musulmana egipcia.
Saleh al-Arouri habría participado en las reuniones preparatorias de la ofensiva de Hamás del 7 de octubre, junto con oficiales de la fuerza Quds de Irán. El objetivo se cumplió: masacraron de 1.200 a 1400 “kibutzim” y secuestraron a 240. Pero la respuesta de Israel fue demoledora y continúa hasta hoy. La venganza de Israel recae no solo sobre los milicianos de Hamas, sino también sobre la población civil palestina de la Franja. Más de 20 mil civiles han muerto bajo las bombas israelíes según las autoridades locales, que son de Hamás.
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Marcha de repudio de militantes de Hamás en la ciudad cisjordana de Nablús.
Hamás forma parte de una red internacional de organizaciones extremistas. Israel, al matar al número dos de Hamás en Beirut, manda un mensaje claro: como en ocasiones anteriores, Israel irá a buscar a los terroristas palestinos allí donde estén. Una guerra sin fronteras.
El premier Benjamin Netanyahu y las carteras de Defensa e Inteligencia prometieron eliminar a los jefes de Hamás, y en este plan de venganza Saleh al-Arouri es la figura más poderosa abatida hasta el momento. Jerusalén formó un grupo de trabajo bautizado “Nili” para cazar enemigos. Este grupo suma al Shin Bet, el Mossad y la inteligencia militar para actuar en los Territorios Palestinos y en cualquier país de la región. Utiliza cuantiosos fondos para reclutar espías y evoca un “nuevo Munich”, la larga venganza contra los autores y mandantes de la masacre de los Juegos Olímpicos de Alemania en 1972. Muchos años después de la guerra contra Al Fatah, comenzó la guerra contra Hamás y la Yihad Islámica con tácticas similares: operaciones cercanas y lejanas.
Turquía, donde Arouri era un invitado de la casa, reaccionó con arrestos de supuestos “colaboradores” del Mossad. Qatar había pedido a Israel que no tocara a sus “invitados”. Por eso no es extraño que el golpe haya llegado en Beirut, que siempre fue un escenario sangriento, con un Estado débil y condiciones favorables. Así fue después de Munich durante años. La eliminación de Arouri es una herida grave para Hamás y es una señal para Hezbolá. Arouri fue eliminado en el corazón del feudo de Hezbolá en Beirut.
Ola de reacciones y amenazas
Israel no asumió oficialmente la responsabilidad del ataque que eliminó al dirigente de Hamás, como es habitual. Pero varios funcionarios del gobierno, incluido el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, publicaron en las redes sociales dando la bienvenida a la muerte de Saleh al-Arouri.
Unas horas después del asesinato, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, contralmirante Daniel Hagari, declaró que “las FDI se encuentran en un nivel muy alto de preparación en todos los frentes. Ya sea en ataque o defensa, estamos en alerta máxima ante cualquier escenario. Lo más importante que decir esta noche es que estamos concentrados y hemos permanecido enfocados en luchar contra Hamás”. En respuesta a una pregunta sobre el asesinato, Hagari enfatizó que no abordaría el tema y repitió: “Estamos concentrados en luchar contra Hamás”.
El asesinato en Beirut termina con las reglas acordadas en 2006 con Hezbolá luego de la guerra El asesinato en Beirut termina con las reglas acordadas en 2006 con Hezbolá luego de la guerra
Del otro lado, el parlamentario de Hezbolá, Hussein Jishi, advirtió que “Hezbolá responderá al asesinato y esto está resuelto”. El secretario general de Hezbolá, jeque Hassan Nasrallah, advirtió en agosto que cualquier asesinato israelí en territorio libanés “conduciría a una fuerte reacción. No se puede tolerar y no permitiremos que el Líbano abra el campo para los asesinatos. No aceptaremos cambiar las reglas de enfrentamiento que existen desde 2006, y los israelíes deben entender bien este asunto”, dijo Nasrallah. Sin embargo, eso fue en una era anterior al 7 de octubre, antes de que las FDI comenzaran a atacar libremente a los terroristas de Hezbolá en alrededor de media docena de aldeas en el sur del Líbano.
Las facciones palestinas en Cisjordania declararon un “día de ira” para este miércoles en respuesta al asesinato. El líder máximo de Hamás, Ismail Haniyeh, afirmó que “el asesinato de Arouri y sus hermanos por parte de la ocupación es un acto terrorista, una violación de la soberanía del Líbano y una ampliación del círculo de su agresión. La ocupación nazi es responsable de esta agresión”, agregó.