Pedro Sánchez consiguió ayer los votos necesarios para ser investido presidente del Gobierno español tras obtener la mayoría simple en la segunda votación del Parlamento y se prepara para conducir el primer Ejecutivo de coalición de la historia reciente de España.
Por un estrecho margen de votos (167 a favor, 165 en contra y 18 abstenciones), el líder del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) logró poner fin al bloqueo político en el que quedó inmersa España tras las elecciones de abril del año pasado.
Esta victoria de Sánchez supone para España el primer gobierno de coalición desde 1930, así como también el de mayor inclinación hacia la izquierda, dado que el PSOE gobernará junto a Unidas Podemos.
La votación saltó un bloqueo político que llevó casi un año, después de que el PSOE venciera en las elecciones del 28 de abril, pero se viera obligado a repetir los comicios en noviembre ante la imposibilidad de formar una mayoría para gobernar.
Por ese motivo, el Congreso estalló en aplausos cuando la presidenta del cuerpo, Meritxell Batet, anunció el resultado.
Tras el anuncio, Sánchez saludó a los diputados del PSOE mientras que su socio de coalición, Pablo Iglesias, se emocionó hasta las lágrimas.
Sánchez formó gobierno con el apoyo de UP, que a su vez es respaldada por varios partidos regionales.
En Europa es habitual que se gobierne en coalición, aunque socialistas y partidos de izquierda no suelen aliarse, dado que compiten por el mismo electorado.
El acuerdo alcanzado entre Sánchez e Iglesias es complejo, ya que si bien ayer se abrazaron y emocionaron, en el pasado han mantenido fuertes disputas.
Además, para conseguir la investidura, los partidos independentistas de izquierda vasco y catalán (EH-Bildu y ERC) se abstuvieron, lo que generó críticas unánimes de la derecha, que acusa a Sánchez de poner en peligro la unidad nacional con sus concesiones a los secesionistas.
Los votos en contra fueron los de la derecha (Ciudadanos, Partido Popular y Vox), de dos partidos independentistas catalanes (JxCat y CUP) y de varias formaciones regionalistas conservadoras.
Antes de la votación, la derecha llamó a los diputados de izquierda a rebelarse contra Sánchez y frustrar su intento de retorno a la presidencia.
Durante la campaña, muchos diputados denunciaron -algunos en la policía- ser víctimas de amenazas en redes sociales o por teléfono y algunos fueron escrachados con pintadas en sus casas. Sánchez advirtió, en su intervención antes de la votación, que la derecha ha "tensionado la situación" hasta el máximo, mientras que la vocera socialista, Adriana Lastra, denunció el "matonismo" de ese bloque.
El líder socialista recalcó que su candidatura era "la única opción de gobierno posible después de dos elecciones generales en el último año". El líder del principal partido opositor, Pablo Casado, acusó a Sánchez de poner "el futuro de España" en manos de los independentistas vascos y catalanes que, si hubieran votado en contra, hubieran hecho imposible su continuidad en el gobierno.
A partir de ahora, se prevé que Sánchez jure su cargo hoy ante el rey y luego anuncie la composición del nuevo gobierno de coalición, cuyos miembros tomarían posesión de sus cargos mañana. El viernes se celebraría el primer Consejo de Ministros de la nueva Legislatura, en el que se nombrarían los primeros altos cargos y se discutirían algunas medidas urgentes.
Promete ante el rey
El recién investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometerá su cargo ante el rey Felipe VI hoy a las 11 en el Palacio de la Zarzuela, informó la Casa Real.
El jefe del Estado recibió ayer en audiencia a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, que le comunicó la investidura de Sánchez por mayoría simple de los miembros de la Cámara Baja. El líder socialista obtuvo el apoyo de 167 diputados, dos más de los que han votado en contra, suficiente para obtener la confianza en la segunda votación.
Después, el rey firmó el decreto de nombramiento de Sánchez y, una vez que se publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE), éste podrá acudir a Zarzuela para jurar o prometer su cargo.
Será la segunda vez que Sánchez cumple con este trámite, por el que ya pasó en junio de 2018, tras la moción de censura que le llevó a la Moncloa. El líder socialista se convirtió entonces en el primer presidente del Gobierno de la democracia que prometía su cargo solo ante la Constitución, sin crucifijo ni Biblia.