Chicago. — Con la carrera electoral muy cerrada entre el presidente Barack Obama y el republicano Mitt Romney, los analistas advierten que Estados Unidos podría verse forzado a esperar semanas antes de saber quien será el ocupante de la Casa Blanca, tal como ya ocurriera en el 2000. Mientras, los últimos sondeos diarios indican un persistente empate (ver aparte). Estados Unidos elige mañana a su presidente.
“Esta podría ser otra elección decidida por la Justicia”, advierte Paul Sracic, titular del departamento de ciencia política en la Universidad Estatal de Youngstown, Ohio. Pese a que las encuestas otorgan a Obama una ventaja en la mayoría de los Estados-bisagra, esta es estrecha, dentro del margen de error, y además los sondeos no siempre aciertan.
La elección presidencial en Estados Unidos es indirecta. Cada estado aporta un número de votos al colegio electoral, y los aspirantes necesitan 270 votos para acceder a la Casa Blanca. La Suprema Corte de Justicia terminó por resolver la elección de noviembre de 2000 en favor del republicano George W. Bush, tras un recuento de votos en Florida (Estado que aporta 29 votos al colegio electoral), donde hubo un empate con el demócrata Al Gore. Pese a que Gore recibió más votos a nivel nacional, Bush terminó quedándose con los grandes electores de Florida por un estrechísimo margen.
Cuatro años después, Bush ganó la reelección al terminar obteniendo, por casi 119.000 votos de diferencia, los 18 grandes electores de Ohio, otro Estado cambiante o “swing state” de los que decide la contienda.
¿Hasta 10 días? El problema este año es que podría haber muchos votos observados y ausentes, que la ley no permite contabilizar hasta 10 días después de la elección. “Si la elección es muy cerrada en Ohio, pasarán por lo menos algunas semanas” hasta conocer el resultado en este Estado clave, predijo Rick Hasen, experto en derecho electoral de la escuela de leyes de Irvine, Universidad de California, y autor de libro “The Voting Wars”.
Las respectivas campañas ya asignaron ejércitos de abogados para prepararse para la pelea si se da un escenario de empate. “Mi impresión es que a nivel nacional, ambos campos pusieron a trabajar a ejércitos de miles de abogados”, dice Edward Foley, director del programa de derecho electoral en la Univeridad Estatal de Ohio. “Ha sido una tendencia creciente desde el 2000”, cuando se dio aquel impasse entre Bush y Gore.
La mayoría de esos abogados fueron desplegados a los disputados Estados-bisagra o “cambiantes”. “Las campañas saben que en elecciones cerradas quizás tengan que luchar por un recuento o ir a la Justicia”, señala Hasen. Con la ayuda de batallones de voluntarios, los abogados de la campaña demócrata utilizarán un sistema de computación especialmente diseñado para rastrear incidentes en mesas de votación en tiempo real.
Los republicanos, por su parte, se valdrán de una red de seguidores con smartphones para reportar rápidamente irregularidades. En esta ocasión, además, se suman las dificultades que pueden surgir en la Costa Este por el huracán Sandy, que devastó la zona la semana pasada.
Todos listos. Bob Bauer, ex asesor de Obama y hoy consejero general de su campaña, dijo en un comunicado que los abogados de su equipo estaban preparados para “actuar como sea necesario”. En tanto, David Norcross, titular de la Asociación Nacional de Abogados Republicanos, advirtió que los inconvenientes podrían surgir en cualquier etapa de la elección, desde los votos anticipados hasta problemas con las máquinas de votación (como ocurrió en Florida en el 2000). “Todo es posible”, advirtió Norcross, quien no obstante señaló que “todo el mundo está más que preparado. Hemos preparado a la gente para que vaya a donde tenga que ir, obviamente donde haya una competencia muy cerrada”.