Ayer se terminó la batalla por la ciudad de Alepo, luego de más de 4 años de combates. Las tropas del régimen sirio de Bashar Assad con el decisivo apoyo de Rusia e Irán tomaron el control total de la ciudad, la segunda de Siria y hasta 2012 su capital económica. Los rebeldes, que apenas mantenían un 3 por ciento de territorio, sellaron un acuerdo con los vencedores a través de Turquía y Rusia para evacuar a los civiles y a sus combatientes, algo que debería hacerse hoy. En el plano de los derechos humanos, Alepo es una mancha vergonzosa imposible de ocultar, permitida por la comunidad internacional bajo la distraída mirada de todos sus actores.
Ayer, los grupos armados rebeldes ya no pudieron sostener más sus reducidas posiciones y anunciaron un acuerdo con Rusia y Turquía para la evacuación de los dos últimos distritos en los que tenían presencia, en la parte oriental de la ciudad. Si hoy se cumple lo pactado con la mediación de Turquía y Rusia, ambas partes se comprometen a respetar el alto el fuego para que civiles y combatientes salgan a través de corredores seguros. Una parte de los rebeldes podrá dirigirse hacia Idlib y otro hacia la provincia de Alepo, dos zonas bajo control rebelde.
El embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, anunció el fin de los combates, algo confirmado desde el terreno. Según Churkin, "este acuerdo es para que se vayan los combatientes. Los civiles pueden quedarse, pueden irse a lugares más seguros o pueden beneficiarse de los acuerdos humanitarios sobre el terreno. Nadie va a hacer daño a los civiles". Una es afirmación que no se compadece en absoluto con los miles de civiles que han caído bajo las bombas de la aviación de Rusia y Assad, que atacaron indiscriminadamente zonas urbanas pobladas por 250 mil civiles. La matanza se incrementó con el inicio de la ofensiva final el pasado 15 de noviembre. La ciudad está en ruinas y resulta casi imposible saber cuántos civiles yacen muertos bajo los escombros.
Los negociadores insistieron en que los rebeldes deben dejar las armas antes de la retirada. Sin embargo, sus portavoces dijeron que a los combatientes se les permitirá llevar armas personales.
Desde el 15 de noviembre, apoyados con un intenso fuego de artillería y de bombardeos aéreos rusos, el ejército de Assad junto a una multitud de milicias extranjeras, consiguió reconquistar la zona oriental de Alepo, barrio por barrio. Desde el verano boreal, la zona oriental fue asediada y totalmente aislada del exterior. Ayer las milicias irregulares eran más visibles que el ejército regular sirio en las calles fantasmales de Alepo, que sufría además de una tormenta invernal. Columnas de civiles aterrorizados dejaban la zona "liberada" con total incerteza de cuál será su futuro. Un grupo de 500 hombres desapareció la semana pasada apenas dejaron un barrio rebelde y fueron recibidos por las tropas de Assad. Se cree que fueron ejecutados.
Milicias shiítas del Líbano (Hizbolá), de Irak e incluso de Afganistán combaten al lado del ejército de Assad, además de fuerzas regulares de Irán, la Guardia Revolucionaria. Irán es un histórico aliado del régimen sirio junto a Rusia. Esta comenzó a cambiar el balance del campo de batalla cuando sus aviones lanzaron una campaña de bombardeos en Siria a partir de septiembre de 2015. También se cree que tropas de tierra de unidades especiales rusas combaten en Siria, en operaciones comando de señalamiento de blancos para los aviones.
Según la ONU, en los últimos días más de 40.000 personas salieron de las humeantes ruinas de Alepo. La Cruz Roja denunció situaciones catastróficas, ante la falta de alimentos, agua y medicinas.
Tras el acuerdo y el cese del fuego, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon llamó a la solidaridad con los civiles. "Todos dejamos colgados hasta ahora, colectivamente, a las personas en Siria", dijo durante una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York. "El Consejo de Seguridad no cumplió con su principal tarea, mantener la paz y la seguridad internacionales. La historia no nos absolverá fácilmente, pero este fracaso nos obliga a hacer más para mostrarle nuestra solidaridad a las personas en Alepo", dijo Ban. La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power, dijo que en opinión de su país Siria y sus aliados Rusia e Irán son los directos responsables de un "completo colapso de la humanidad" en Alepo. Los tres países están detrás de "la conquista y el baño de sangre en Alepo" y son responsables de las crueldades registradas en la ciudad. Añadió que no tienen compasión alguna por los civiles. "¿De verdad no sienten vergüenza? ¿Realmente no hay nada que les de vergüenza?", se preguntó Power dirigiéndose a Rusia, Siria e Irán. "¿No hay ningún acto de barbarie, ninguna ejecución de un niño que los afecte, que los impresione un poco? ¿Hay algo sobre lo que no mientan o que no intenten justificar?".
Balance muy parcial
Solamente en la actual ofensiva desde mediados de noviembre habrían muerto, en menos de un mes, 600 civiles, según datos del Observatorio Sirio de los Derechos humanos. Más de 400 perdieron la vida en la parte controlada por los rebeldes, así como 130 en la parte oeste, bajo control del régimen. La ONU aseguró que el régimen sirio mató a al menos 82 civiles en el este de Alepo, entre ellos 11 mujeres y 12 niños, señaló el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Pero la matanza ha sido mucho peor: durante la semana, cuando civiles evacuaban un barrio tomado por el régimen, desaparecieron 500 hombres de 30 a 50 años. Y según contaron civiles, los soldados mataron a muchas personas en la calle o en sus casas. Naciones Unidas estima que la cifra real de víctimas es mucho más elevada. Algunos de los que pudieron escapar fueron detenidos por las tropas del gobierno. "En Alepo no queda nada de humanidad", dijo a la prensa el portavoz de la ONU Jens Laerke.