Central entró bien a la Copa Libertadores. Se mostró competitivo, está en la pelea. Hay un equipo que se sabe ya en qué atributos se apoya y también qué deficiencias le cuesta superar. Russo debe tener un diagnóstico claro. En no mucho tiempo más se cumplirá un año y medio de su brillante gestión, es lógico que así sea.
Su arquero es un baluarte, también la dupla de zagueros centrales titulares, la inspiración de Malcorra asociada a la de Campaz, intermitente este 2024, pero que aparece en el certamen continental, forman parte de un haber regular que este proceso supo explotar. En cambio, el entrenador no pudo, además de un doble 5 aún no lo suficientemente consolidado pero en camino a eso, resolver el intríngulis que le dejó la partida de Alejo Veliz adelante.
El 9, el hombre que la meta y sobresalga por su peligrosidad para los arqueros contrarios, aún es todo un tema. Un dolor de cabeza parece exagerado de etiquetar, pero sí es un problema que en la última semana dio malas y buenas noticias. La lesión de Abel Hernández sin dudas trajo ruido, pero la reaparición de Lautaro Giaccone equilibró la balanza. Una cuestión que ocupa al entrenador, sin dudas.
La baja de Hernández fue un dolor de cabeza sin dudas para Russo y el cuerpo médico canalla. Es que el uruguayo se bajó del calentamiento del debut copero ante su exclub, Peñarol, y lo que parecía una molestia más de las que lo afectaron antes de llegar se transformó en una lesión muscular tremenda, que lo deja afuera por mucho tiempo.
La lesión de Abel Hernández dio qué hablar
El cuadro apareció más polémico porque el propio Hernández contó en una radio uruguaya que había sentido una molestia el día anterior, que prácticamente consensuó con el médico Hernán Giuria probar al día siguiente pero que al hacerlo se dio cuenta que no podía jugar. Y lo que le pasó fue el desprendimiento del tendón del bíceps femoral.
Una bomba, porque se suponía era el 9 de jerarquía que venía a paliar los inconvenientes en el rubro que ya tuvo el equipo campeón de la Copa de la Liga pasada y no solo mostró poco en lo poco que jugó, sino que habrá que ver si tendrá revancha antes del vencimiento del contrato a fin de año.
Pero lo dicho, el malestar por Hernández, se compensó por la reaparición de un jugador que sí ya venía siendo importante el año pasado hasta que las lesiones musculares lo persiguieron, al punto de pensar que podía dejar de jugar. El regreso de Lautaro Giaccone fue un gran aliciente. Hizo un golazo ante River, asistió bárbaro a Malcorra dentro del área para el empate parcial canalla.
A Giaccone el hincha de Central lo conoce más que a Hernández. Seguramente compensará en el ánimo la baja del uruguayo, más allá de que el jugador que debió ir a crecer a Ferro tiene otras características, pero con gol.
Y la cuestión del gol no es menor en este 2024 para Russo. La sintonía fina Malcorra-Campaz disimuló en parte la carencia en el título del 2023, pero al no estar en igual lugar la dupla, Central estuvo más lejos de las redes rivales.
De hecho, es uno de los que menos convirtió en esta Copa de la Liga. Apenas 9 gritos en 13 partidos, 12 en 16 entre las tres competiciones, donde el artillero es Malcorra con tres gritos, Martínez Dupuy y Tobías Cervera solo tiene 2 (lo mismo que Carlos Quintana), y ahora Giaccone 1, al igual que Maxi Lovera y Tomás O’Connor. Campaz sigue seco en este año que no lo empezó como correspondía en Central.
La cuestión importa, al punto que Central quedó hoy tercero en el grupo de la Copa Libertadores por diferencia de gol. Peñarol le hizo 5 a Caracas, habrá que ver si podrá hacer lo mismo, no tanto cuando lo visite en la próxima jornada copera, sino cuando lo reciba en la 5ª en el último de local en el Gigante.
Central, Russo y su gente intuyen que en la eventual clasificación a 8º de final podría gozar de nuevo de Marco Ruben, su histórico goleador. Si no es él, ahí deberá apuntar en el mercado de medio término. Un puesto siempre difícil de conseguir, pero que marca la diferencia entre avanzar o estancarse.