Cuando llega por primera vez a un pabellón, y se presenta ante los internos, ella aclara: “Mi nombre es Ana Sicilia, pero soy Anita para los amigos”. Dice que a medida que pasan las horas y los encuentros el “Anita” empieza a circular de forma natural. Desde 2017 recorre las cárceles del país con el proyecto de llevar libros a los pabellones. Para abrir diálogos con desde la lectura con quienes están privados de su libertad. “Probemos lo imposible hasta que se vuelva inevitable. Y sí es con libros mejor”, posteó alguna vez en sus redes sociales. Ana Sicilia es la autora de “Libros tras las rejas” (Ediciones Almar), un diario de sus visitas a los distintos penales de la Argentina. En sus páginas cuenta la experiencia de llevar libros a la Unidad 6 de Rosario.
Ana Sicilia nació y se crió en Burzaco, una localidad del conurbano bonaerense. Hija de una comerciante y de un obrero metalúrgico, se graduó como licenciada en comunicación social en la Universidad Nacional de Quilmes(UNQ). Modelo publicitaria y periodista de radio y televisión, hasta 2022 se la pudo ver en la pantalla de Crónica y en Bendita (Canal 9). Pero desde hace un tiempo que está alejada de los medios. “Llevo libros a los cárceles”, dice en su bio de X (exTwitter).
El inicio de esta historia se remonta al año 2017, cuando un colega periodista, Julián Maradeo, la invitó a dar una charla en el taller de escritura que se realiza en la Unidad Nº 9 de La Plata desde el espacio “El Ágora”. “Fui una vez y ahí me quedé. Es el espacio fijo al que voy desde hace siete años, que alterno con el proyecto de libros en los pabellones, donde todas las semanas voy a diferentes cárceles a entregar libros”, cuenta Anita Sicilia a La Capital sobre la iniciativa, que ahora desde la Fundación AS que preside llega también a los institutos de menores. En estos seis años el proyecto visitó diez provincias y repartió unos 9 mil libros.
En la cárcel de Rosario
En una de las páginas del libro, Ana Sicilia habla del día que llegó con su proyecto a la Unidad N° 6 de Rosario. Fue el sábado 16 de octubre de 2021 y la invitación, como muchas otras veces, vino desde adentro del penal. Llegó en auto a la ciudad, pasó a recoger unas cajas de libros donadas por la librería Interlibros (Salta al 2200) y desde allí partió hacia la cárcel de Francia al 4800.
Desde la librería le habían escrito ofrenciéndole libros y ella quedó en recogerlos. Una corazonada le susurraba que en algún momento iba a visitar la ciudad a orillas del Paraná. Era solo cuestión de tiempo hasta que le llegue la invitación.
“Voy donde me llaman. Un interno de una cárcel de Rosario solicitó libros para su pabellón ¡Y allí están los libros finalmente! Prometieron armar un mueble para que sea la biblioteca del rancho e invitarme a la inauguración. Prometí volver, como siempre”, escribió ese día en su cuenta de X (exTwitter). Un mes y medio más tarde posteó en sus redes sociales una foto que muestra la pequeña biblioteca armada en el pabellón rosarino y este mensaje: “No sé por qué siento que a largo plazo la ganamos. Quizás porque soy utópica. Quizás porque me gusta soñar. Podrán quitarme todo otra vez. Pero no me quitarán los sueños. Nunca más”.
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/AnitaSicilia/status/1467586764579741697&partner=&hide_thread=false
>> Leer más: "Luz en la caja", poemas paridos en la Unidad 5
Edad de punibilidad
La decisión de llegar con libros y lecturas a menores privados de su libertad llegó en 2021. Ella conducía uno de los noticieros de Crónica cuando se viralizó el caso de un adolescente que había asesinado un ciclista en la Ciudad de Buenos Aires. Presentar la noticia de un chico como homicida le provocó la necesidad de comenzar a transitar los institutos de menores. En medio de un nuevo debate acerca de la posibilidad de bajar la edad de punibilidad de los menores, advierte que muchas veces la discusión “es ruido para ver si pica un punto más de rating, pero en el día a día parece que no se hace nada con esos chicos”.
“Es asqueroso e incluso hasta me parece una posición cómoda que desde el gobierno nacional se piense en la baja en la edad de punibilidad, porque es lo más fácil y a la vez no resuelve nada tener al nene a los 12 o a los 13 adentro, si después desde el Estado no le van a hacer el seguimiento correspondiente”, afirma. Y para muestra, menciona el caso de un adolescente de 14 años que, tras salir de un instituto de menores, volvió a frecuentar a los adultos que lo obligaban a robar, además de habitar en un hogar precario y sin vacante en la escuela del barrio.
Desde la Fundación AS se encuentran trabajando con el chico y su familia para que pueda estar en el aula con los útiles escolares que necesita, tanto él como sus hermanos. “El Estado —dice— está mientras el chico permanece intramuros, pero cuando sale, ¿qué oficina o referente lo acompaña frente al debilitamiento del tejido social y familiar que sufre?”, se pregunta la comunicadora, para quien la baja en la edad de punibilidad “para algunos no es más que parte del show, pero que no mira la realidad de las infancias y las adolescencias”.
>> Leer más: El gobierno considera bajar la edad de imputabilidad a los 13 años
Los estigmas
Ana Sicilia hace foco también en ese “sello en la frente” que sienten muchos jóvenes al salir de la cárcel. “Hablo desde un lugar de privilegio, porque nunca estuve en prisión ni en conflicto con la ley, pero les muestro ejemplos de hombres y mujeres que han estado detenidas y que pudieron hacer otro camino”, dice. Una de esas historias que suele contar es la de César González, escritor, poeta, ensayista y director de cine que de chico pasó por institutos de menores y estuvo detenido en la cárcel de Marcos Paz.
Paulo Coelho y Gabriel Rolón son algunos de los libros que más suelen pedirle los internos. "Los de autoayuda son libros que quizás por prejuicio no quería llevar tanto autoayuda, pero sobre todo en los últimos tres años me empezaron a pedir 'algo que levante un poco el ánimo' y decidí entonces empecé a poner en la caja algunos de autoayuda", cuenta.
En una de sus visitas a la cárcel, Ana Sicilia llevó un libro de antología poética de Borges. “A mí me cuesta Borges, no me engancho, ¿lo leemos juntos?”, les propuso a modo de desafío colectivo a los internos. Entre ellos estaba Alexis, un pibe un poco retraído que de forma silenciosa se prendió a la invitación. Un par de semanas después ella regresó y notó que faltaba el libro de Borges en la biblioteca de la cárcel. Alexis se acercó y le dijo que se lo había llevado al pabellón. “Me había copado y quería ver si lograba entenderlo un poco, pero es difícil el tipo ese”, dice que le contó entre risas. Para Anita, esa actitud de tomar el libro para intentarlo representa mucho del espíritu que mueve el proyecto de libros en los pabellones. A partir de ahí el joven se convirtió en uno de los más participativos de grupo, escribiendo, leyendo textos en voz alta y participando ahora del equipo de rugby Los Espartanos: “Creo que todo el trabajo que se hace a lo largo de ancho de todo el país, esas redes de contención muchas veces anónimas, ayudan un montón a intentar transformar las cárceles, aunque obviamente tiene que haber un compromiso del Estado, porque de Perón y Evita para acá no hubo un presidente que visitara una cárcel de manera orgánica y no solo para la foto”.
Además de Rosario, Sicilia llevó su propuesta de libros en los pabellones a un instituto de Menores de Venado Tuerto. "En ese lugar estuvimos leyendo 'El niño resentido', el último libro de César González. Lo vamos leyendo de a poco, disfrutando los relatos y los chicos se enganchan. Con ese texto hay un ida y vuelta maravilloso", cuenta.
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/AnitaSicilia/status/1864049522386543048&partner=&hide_thread=false
El camino lector
En “La construcción de camino lector”, Laura Devetach propone rescatar esos textos que, en distintas épocas, fueron bocetando el vínculo de cada persona con la lectura. Pero en el caso de Ana Sicilia, el sendero fue distinto. “Yo no tenía biblioteca en mi casa. Un día hablando con mi terapeuta, tratando de entender por qué me encanta tanto hacer esto en el territorio, recordaba que cuando tenía prueba de literatura estudiaba con los libros del colegio o la biblioteca popular de Adrogué”, dice. En esos viajes en bicicleta a la biblioteca popular la acompañaba su compañera de banco Paula Medina, quien hoy es secretaria de la Fundación AS.
Con la ayuda de su mamá, recién a los 17 o 18 años pudo armar la primera biblioteca de su casa, con libros de lomo amarillento de la colección Salvat que una vecina había tirado a la calle. Estaba feliz con esa biblioteca que sigue en la casa familiar de Burzaco, provincia de Buenos Aires.
>> Leer más: Cecilia Bona, la booktuber que la rompe en las redes sociales
El abrazo de Claudia Piñeiro
En “El tiempo de las moscas” (Alfaguara), uno de los personajes de la novela de Claudia Piñeiro habla de una chica que visitaba un penal llevando libros. “Traía libros, los organizaba y, poco a poco, iba armando una biblioteca”, dice sobre esa “la chica de los libros”. Sí, ese personaje está inspirado en Anita Sicilia.
“Es ficción, pero igual es un mimo maravilloso de alguien con la pluma de Claudia, que como yo es de Burzaco y que llegó tan lejos con su literatura”, dice Sicilia. Piñeiro escribió la contratapa de “Libros tras las rejas”, donde afirma que en el libro Sicilia cuenta cómo armó bibliotecas para personas privadas de su libertad, pero sobre todo, cómo forjó esa red de vínculos entre personas "para que no nos olvidemos de quiénes somos".