"Veíamos el mismo huequito: los chicos, en su mayoría, no leen; no conocen de libros ni de cuentos, no van a bibliotecas, no les leen historias y están apartados de ese mundo maravilloso que tanto da. Así se creó entonces la biblioteca escolar", cuenta el grupo de madres y abuelas que colabora día a día en la Escuela Juan Díaz de Solís, de Barrio Belgrano.
En la zona noroeste de Rosario, en el límite entre Barrio Azcuénaga y Belgrano se encuentra "La Solís" como la llaman los pibes y las pibas a su escuela. La institución educativa nació en octubre de 1990, conformada de docentes del nivel secundario y una familia involucrada con la docencia. Se funda en una casa antigua, de la familia de uno de los socios, en Solís 1157 B. Nace con la idea de formar parte de la educación desde una propuesta educativa laica, mixta y diurna. Hoy, el Complejo Educativo Solís alberga los niveles primario, secundario y un bachiller para adultos, contando con aproximadamente 500 alumnos.
El proyecto de la biblioteca surge en 2016 como parte de una iniciativa de quien por entonces era la coordinadora de actividades de Educación Inicial, Ligia Tropper, y que en ese momento estaba armando un espacio lúdico/biblioteca para los más chiquitos. Como iniciativa personal, les pide a un grupo de madres una colaboración para fichar libros, quienes aceptan la propuesta. Muy de a poco empezó a surgir la idea de crear una biblioteca para toda la escuela. Las motivaban los mismos deseos: acercar los libros, la lectura y literatura a todos los alumnos de la escuela. Así se creó entonces el espacio que por votación de los chicos recibió el nombre de Biblioteca Mágica.
Para llegar a la biblioteca hay que atravesar un pasillo largo y de varias paradas, la cocina, la sala de profesores, los baños y al final, el patio en el que los chicos y las chicas pasan sus ratos charlando alrededor del árbol, sentados en los bancos o comprando golosinas en el quiosco. En ese patio hay una escalera, y más arriba está la biblioteca. En ese entrepiso, las madres soñaron el espacio de lectura y reunión. Pisos de madera, una ventana y dos estantes llenos de libros. La antigua aula que supo ser taller de cine y periodismo hoy es la Biblioteca Mágica. Es cálida y tiene forma de ático, nada que remita mejor a un lugar de lectura.
El grupo de madres que integran el proyecto es abierto y cambiante. Es más, no es un "grupo de madres" solamente, también una abuela forma parte. Erica, una de las mamás comenta: "Tuvimos que aprender todo: a leer en voz alta, a fichar libros, a ordenarlos, a entender el espacio de la escuela y su intimidad, a ser «mamás/bibliotecarias»". Hay mamás que están desde el inicio y otras que tuvieron que dejar por cuestiones personales o laborales, otras trabajan y en su tiempo libre participan y las demás mamás realizan su trabajo en casa y donan su tiempo. Aunque a todas las une el mismo deseo de ser parte del proyecto. Anabel agrega: "El apoyo que recibimos de la institución no pudo ser mejor. La señora directora, Andrea Sacco, todo el tiempo atiende nuestras inquietudes y nos aporta soluciones".
Biblioteca Móvil
La Biblioteca Móvil surge como idea para acercar una serie de libros y ponerlos a disposición del alumnado, las madres arman un espacio de lectura con alfombras y almohadones e invitan a leer durante el tiempo de recreo. "Es hermoso ver cómo se apoltronan para leer," dicen a coro Anabella y Celeste, integrantes de la biblio Móvil. Otras madres recorren los grados una vez por semana para la lectura de un libro por capítulos. En el año 2017 el libro elegido fue El Principito. La lectura duró cinco meses y tuvo muy buena respuesta por parte de los chicos. "Salieron cosas hermosas y a fin de año se cerró toda la actividad con una pequeña obra de teatro protagonizada por nosotras. Por suerte como no somos actrices, je! nos ayudó mucho el profe de teatro", cuenta Lucrecia.
Mamás hacedoras
Las tareas de la biblioteca las reparten de acuerdo a los intereses de cada una, a la que le gusta leer se anota para "La Móvil", la que tiene facilidad para la computadora hace los registros y maneja el sistema, la que se acuerda mejor el nombre de los chicos hace devolución de los carnets, la que tiene habilidad creativa hace decoraciones y así. Otra de las madres es la coordinadora, que ayuda a ordenarnos y es el nexo con la dirección.
Virginia, otra de las madres, agrega: "También nos encargamos de realizar actividades que nos permitan recaudar fondos para la compra de libros y materiales, tipo ferias de platos, rifas, venta de pastelitos, etc". Los libros de la Biblioteca Mágica fueron adquiridos de esta manera o fueron donados por las familias. Ellas se encargan de la compra del material según la demanda de los chicos y de los docentes.
Gaturro y Antiprincesas
Consultadas acerca de la las lecturas con las que más se enganchan los chicos, Paula e Ivana comentaron: "A los chicos les gusta leer Gaturro, cuentos de misterio o terror, libros de dinosaurios, historias de princesas. También solicitan historietas y la serie Antiprincesas es muy popular". En tanto Cintia agrega que "los más chiquitos disfrutan mucho de la lectura y participan con gran entusiasmo de todas las actividades". "Con los chicos más grandes —continúa— es más complejo porque sus intereses son más variados. Está aquel al que le gusta leer y busca material continuamente y está quien nunca visitó la biblioteca. Este es nuestro desafío llegar a interactuar de a poco con estos niños que no tienen gusto por la lectura quizás porque no la conocen".
Un segunda casa
Las madres siguen pensando en cómo mejorar el funcionamiento de la biblioteca. Hay muchas cosas que resolver, una de ellas es sumar material de lectura, sobre todo literatura infantil. Esto es difícil en un marco de crisis económica, debido a lo costoso que son los libros; pero es un desafío que se ponen como forma de seguir adelante. Jesica cuenta que siguen con el proyecto de lectura que iniciará luego del receso escolar y se extenderá hasta fin de año, y el libro elegido será Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carrol. Por su parte Miriam expresa: "Nuestro vínculo con la escuela es sencillo e igual que el de cualquier familia. La escuela es el lugar de formación educativa de nuestros hijos y su «segunda casa», es como nuestra familia y cuanto mejor funcione, mejor vamos a estar todos los que somos parte".
"Los libros abren puertas a mundos distintos, generan preguntas y curiosidad", comenta Marisol, para luego agregar: "Los libros y los relatos son parte de esos recuerdos de la infancia, de cuando leíamos antes de ir a dormir un cuento o de cuando nos relataban una historia, esa calidez de la voz suave de nuestros padres que nos acompañaba al mundo de los sueños".
En tiempos de comunicación efímera, relaciones interpersonales basadas en el mero intercambio, pensar un lugar habitable como es una biblioteca escolar, supone una gesta inmensa y un espacio único y emocionante para contar historias, para ponerle palabras a las imágenes y poder juntarse a pensar mundos posibles con los chicos, que al fin y al cabo son los agasajados en esta gran gesta.
La mirada docente
"Generalmente los alumnos asocian la lectura con el estudio, cumplir con requerimientos de los docentes y no con el placer. Leer en un ámbito de tranquilidad, relajarse y familiarizarse con libros que no sean para estudiar cambia el concepto de leer y pasa a ser un momento agradable", opina Adriana Capornio, docente y tutora de "La Solís". "La relación escuela/familia se logra haciendo partícipe a todos los actores escolares; niño, escuela, familia", agrega y menciona una serie de actividades en torno a lo leído.
"La importancia de contar con un espacio como la biblioteca dentro de la institución tiene que ver con la riqueza que esta brinda a los actores de la comunidad educativa. Permite vivenciar desde diferentes lugares los aportes que los libros y la lectura hacen a la vida diaria, desde su elección hasta el placer por disfrutarlo. Contar con un espacio dónde todo es tangible, placentero y fundamentalmente deseado, por quienes allí transitan, es fundamental para acercar a niños y adultos a una práctica tan maravillosa como es la lectura", reflexiona sobre este espacio la directora de primaria, Andrea Sacco.