El maestro Paulo Freire decía que no existe la imparcialidad y que todas las personas están orientadas por una base ideológica, e interpelaba con la siguiente pregunta: ¿Su base ideológica es inclusiva o exclusiva? La respuesta en favor de la inclusión es palpable en muchos barrios populares de Rosario donde las organización sociales supieron desarrollar experiencias educativas ancladas al territorio. Tanto el Bachillerato Popular Tablada como los talleres que brinda la organización Nodo TAU son dos ejemplos concretos de prácticas pedagógicas sustentadas en una base ideológica inclusiva, donde se contemplan los saberes comunitarios y se aportan herramientas para que nadie se quede afuera.
Anclados al territorio
El Bachi de Tablada, como lo llaman, es una de las tres escuelas de gestión social que existen en la provincia, junto a la Ética de Nuevo Alberdi y al Proyecto Revuelta ubicado en la zona de islas de la ciudad de Santa Fe. El Bachi se ubica en Spiro y Tafí, en la zona sur de la ciudad y nació en el 2013 como una iniciativa del Movimiento Ciudad Futura ante la falta de espacios en el territorio para finalizar los estudios secundarios.
“Construimos una escuela sobre la base de la educación popular y la gestión social. Es un bachillerato popular que funciona como un Eempa, al que procuramos darle una orientación hacia el desarrollo de trabajos cooperativos y comunitarios”, cuenta a La Capital Laura Scopetta, profesora de historia y coordinadora del espacio educativo que actualmente congrega a unos 60 estudiantes de edades variadas, casi todos del barrio Tablada.
La organización de la escuela difiere de las estructuras jerárquicas propias de las instituciones educativas tradicionales. No existen los cargos directivos y funciona una asamblea docente y una general, donde tanto profesores como estudiantes tienen voz y voto. También un equipo técnico de coordinación para dinamizar tareas.
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Bajo el desafío de transformar la realidad del barrio, el bachillerato fue concebido como una experiencia pedagógica comprometida con el territorio para dar respuestas al mismo. “Tratamos de que lo que se trabaje en las aulas esté en relación con las problemáticas del barrio y los emergentes que allí surgen, entendiendo a la educación de gestión social como algo enraizado en el territorio y que emerge de él”, explica la docente. Bajo estas ideas, la escuela se propone aportar los contenidos del nivel secundario de una manera sitiada, recuperando los saberes y experiencias de vida de los integrantes de la comunidad. “Nosotros concebimos la educación desde la idea de la educación popular, donde, si bien hay una diferenciación de roles entre estudiantes y docentes, creemos que todos tienen algo que aportar a la hora de construir conocimiento. Creemos en la importancia de revalorizar las experiencias y los saberes que pueden traer los estudiantes a la hora de pensar cómo desarrollamos las clases, cómo abordamos cada tema y cada problemática”, señala Scopetta.
Tablada, como otros barrios populares de la ciudad, se ve afectado por una intensa violencia social y el abordaje de este conflicto es un tema que no esquiva la escuela. La docente señala que la violencia en el barrio los atraviesa a todos y que por tal motivo dentro del bachillerato se le da espacio al tratamiento de esta problemática, tanto en las aulas como en cada asamblea. La violencia también afecta a estudiantes, familias y vecinos de Villa Manuelita, a quienes la escuela acompaña a través de la articulación con otras instituciones.
Como toda organización anclada en un barrio popular, el bachillerato asume una pelea cotidiana para dar respuestas a las demandas y necesidades de la comunidad que la acoge. Además, sus miembros continúan batallando para lograr que el Ministerio de Educación los declare formalmente aula radial o anexo de la escuela Ética, la primera de gestión social de la ciudad, a la que consideran una escuela hermana. La primera promoción de graduados del Bachi fue en el año 2015 y hasta el momento egresaron unos cien estudiantes. Scopetta cuenta que lo que pretenden quienes integran la comunidad educativa, es que la escuela no sea solo el lugar donde los chicos llegan para terminar el secundario y llevarse el título, sino también el espacio donde imaginen otros proyectos para su futuro y encuentren herramientas reales de autogestión y transformación comunitaria.
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Tecnologías para la inclusión
Otra experiencia sustentada en la inclusión es la que realiza la organización Nodo TAU, que se dedica a la promoción del uso de nuevas tecnologías y para ello trabaja con distintas organizaciones sociales con el objetivo de acercarlas a los barrios populares. Tiene su base en el noroeste de Rosario, pero llegan con sus talleres a distintos puntos de la ciudad en articulación con otras instituciones. “Vamos donde las organizaciones sociales convocan y nosotros podemos acompañar. Hemos trabajado en Tablada con las mujeres de la red del noroeste, con el grupo Obispo Angelelli y en Nuevo Alberdi, entre otros barrios”, dice Carolina Fernández, educadora popular y miembro de la organización.
Fernández cuenta que en esta labor parten de pensar a las personas con las que se trabajan como sujetos políticos de transformación, por eso todas las actividades que desarrollan tienen que ver con una construcción colectiva de los saberes. También está presente una mirada crítica, “en el sentido de que siempre pensamos, como dice Freire, el por qué, el para qué, el a favor de quién y en contra de quién usamos esas herramientas”, explica.
Si bien los talleres de formación que realiza Nodo TAU tienen que ver con el uso de las tecnologías y la comunicación, esos temas comunes se adaptan a las necesidades de cada comunidad: “La educación popular implica una práctica historizada y contextualizada, no vamos con un cliché de un taller que hacemos igual en todos lados. Cada vez que nos ponemos en contacto con una organización pensamos qué herramientas le puede servir a ese grupo y que estrategias aplicar desde la educación popular”.
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Para la educadora el legado del pedagogo latinoamericano es rector en la tarea que emprenden: “Freire decía que enseñar no es transferir conocimientos sino generar las condiciones para que se produzcan y desde ahí nos paramos, llevamos dinámicas participativas que generen reflexión y debates sobre esos saberes para poder construirlos colectivamente”.
En los últimos años Nodo TAU trabajó mucho el tema de la comunicación y el uso de las redes sociales, para que las organizaciones puedan visibilizar lo que hacen y generar concientización respecto de algunas problemáticas. ”Por ejemplo, este año con la Red Nosotras hicimos una producción audiovisual para el Ni Una Menos, en un momento de confinamiento en el que no se podía marchar”, cuenta Fernández y destaca que los convoca el objetivo de construir comunicación desde las propias problemáticas de los barrios, que muchas veces no están en la agenda pública. “Se trata —dice— de construir espacios donde los propios protagonistas de los barrios puedan alzar su voz”.
Notas por el centenario
1.- Paulo Freire y el camino hacia una pedagogía liberadora
2.- Frei Betto: "Freire llevó a los oprimidos a conquistar su autoestima política y su protagonismo"
3.- Leonardo Boff: "Para Freire todos son portadores de algún saber y deben ser escuchados"
4.- Adriana Puiggrós: pistas para leer a Paulo Freire
5.- Las huellas del maestro en los barrios populares
6.- Paulo Freire: entre sueños, saberes y empatía
7.- "Paulo Freire aporta enfoques para entrar en la disputa de cómo va a ser la educación de la pospandemia"