Con el foco puesto en acercar herramientas lúdicas en la formación docente, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) inscribe a una diplomatura en gamificación como estrategia de enseñanza en el nivel secundario. “La idea es que el profesor no solo piense en qué enseñar y en sus contenidos, sino también en el cómo, indagando estos recursos digitales que hay disponibles, pero siempre en diálogo con los estudiantes”, apunta Carina Cabo, coordinadora de esta propuesta destinada a docentes de escuelas secundarias o interesados en la temática con títulos de educación superior afines con la temática. Se cursará los días viernes de 18 a 21.30 y las clases arrancan en el mes de agosto.
Investigadora y doctora en ciencias de la educación, Cabo está a cargo de esta diplomatura, radicada en el Centro de Estudios Interdisciplinarios (CEI) de la UNR. La enseñanza con TICs, sujetos atravesados por las pantallas, la comprensión lectora y la escritura con producción de sentido, recursos digitales, el lenguaje audiovisual como recurso pedagógico y el ABC de la inteligencia artificial en la educación son algunos de los ejes que se trabajarán durante el cursado de la diplomatura en gamificación (por game, juego en inglés). Así, se propone aprovechar el potencial de los juegos, el lenguaje digital y audiovisual en el ámbito educativo. “La idea es cambiar la enseñanza en la escuela secundaria y promocionar un entorno que sea estimulante para los estudiantes, pero sin olvidarnos que el estudiante tiene que aprender, que es nuestro gran objetivo”, apunta Cabo a La Capital.
—¿Qué implica gamificar la educación?
—La idea es cambiar la enseñanza en la escuela secundaria y promocionar un entorno que sea estimulante para los estudiantes, donde puedan construir el conocimiento, pero que tenga que ver con algo entretenido y les dé algún tipo de significado. ¿En qué sentido lo digo? En que el jugador que está en una gamificación se involucra y tiene que respetar reglas. Jugar con otros tiene un resultado que puede ser cuantificable y también hay una respuesta emocional. Es una estrategia que tiene gran alcance para promover entre las personas, en esa dinámica de enseñanza y aprendizaje que no está resultando efectiva. Las propuestas que nosotros tenemos tienen que ver con videojuegos, con el uso de la inteligencia artificial (IA) y con el uso del cine en el aula. Son distintas propuestas que estamos pensando, pero lo fundamental de esta diplomatura es cambiar las estrategias de enseñanza y de aprendizaje que hay hoy por hoy en el aula.
—¿En qué situaciones ve ese tedio de los jóvenes y adolescentes en la forma de aprender?
—Hace un tiempo escribí un libro que se llama Escuelas reales en tiempos digitales (Lugar Editorial) donde planteo que la escuela tiene que ser un espacio de enseñanza y aprendizaje, pero también de escuchar a los estudiantes, ver las particularidades y reconocer también las características de la época. Muchas veces los docentes llegamos al aula con una representación social acerca del joven que no es la actual, sino la que nos quedó en nuestra propia historia. Somos docentes que tenemos 15, 20 o 30 años trabajando. Por eso creo que hay que dar vuelta la taba y empezar a ver al educando como un ciudadano activo, como un sujeto político, y ver en su singularidad e historia qué podemos hacer para que aprenda mejor. Claramente hoy el contexto es otro, diferente al de hace cinco o 20 años atrás, por eso tenemos que poner en tensión lo que generan estos tiempos digitales con la escuela, que sigue siendo analógica. Aparte porque los docentes cuando estamos fuera del aula también somos digitales. La cuestión es ver cómo los docentes podemos implementar la digitalización o los elementos que encontramos en lo digital de manera pedagógica, porque no hay que olvidar que siempre la escuela tiene ese gran objetivo que es enseñar y aprender. Bueno, más allá de lo que sabemos los docentes de trabajar con casos problema o trabajar en red, con los estudiantes la tecnología puede ser una herramienta donde el alumno encuentre también allí aprendizaje. Y están los dispositivos, que entraron al aula y los chicos están usándolos por debajo del banco. Bueno, hay que subirlos arriba del banco y usarlos.
—Con respecto a las pantallas también se habla de la comprensión lectora y el tiempo de atención. ¿Cuál es tu mirada?
—Tenemos un grave problema, porque en general en los estudiantes que terminan la escuela primaria y la secundaria hay un alto porcentaje que no comprende lo que lee o comprende recién con una lectura muy exhaustiva y toman todo muchas veces con literalidad. Por eso en esta diplomatura proponemos, en una primera parte, una formación general que tiene que ver con la lectoescritura y la comprensión de textos. Me parece que tenemos que dar muchas estrategias para aprender a leer y escribir en lo digital.
—¿Qué panorama se abre con la IA en la educación?
—La inteligencia artificial ya apareció y los estudiantes la están usando incluso en la universidad. Ahí está la habilidad que tengamos los profesores, no solo de descubrir si es o no IA, sino de usarla pedagógicamente. Hay investigadores de la universidad que me han planteado que están encontrando resultados y formas de llegar más rápido al conocimiento, y bienvenido sea. Pero busquemos que también los estudiantes la usen para beneficiar su aprendizaje. Por eso insisto mucho que no es solamente cambiar la estrategia de enseñanza, sino también cambiar las formas de aprender.
—Es clave entonces la formación docente.
—La formación docente inicial y la capacitación docente son claves. Lamentablemente muchas veces depende de la voluntad del docente, de aquel que pueda pagarlo. Por eso insisto en que debe ser una política de Estado, porque las tecnologías nos han invadido rápidamente y en menos de una década han caído sobre nosotros. En general los docentes sabemos usar la tecnología pero no sabemos usarla pedagógicamente. Yo voy al cine y puedo ver una película, pero llevar el cine al aula es otra cosa, es que los chicos puedan filmar y a partir de ahí construir conocimiento de historia o de cualquier otra disciplina. Por eso lo ideal es que estas cosas no aparezcan solo espasmódicamente, sino que sean una estrategia más. No digo que se enseñe todo con gamificación, pero que dentro de las estrategias que usamos en el aula sea otra herramienta más y el docente tenga fundamentación de por qué usa eso, también para fundamentarlo en la escuela o ante sus colegas.
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