Entre motochorros, tiros, arrebatos, comercios enrejados, quioscos de droga y complicidad policial. Así narraron ayer cómo viven los vecinos de los barrios Santa Lucía y Godoy ante los integrantes de la comisión de Seguridad del Concejo y dejaron en evidencia una dura realidad: aseguraron que quien denuncia a los narcos sufre represalias.
Sin medias tintas, Inés, una vecina de Santa Lucía, narró el calvario que atraviesa su hermano por no haber "transado" con quienes venden droga en el barrio.
"Le quemaron la casa y se tuvo que ir con la mujer, que está embarazada. Volvió hace seis meses porque en el barrio también esta mi mamá. Trabaja de albañil y todas las tardes, cuando vuelve de laburar, la policía lo baja del auto, lo revisa, lo tira al piso, lo verduguean. Todo porque denunciamos un búnker, y ahora lo amenazan con que le van a armar una causa", dijo Inés sin medias tintas.
En relación a la venta y consumo de droga, los vecinos de Santa Lucía remarcaron que son siempre los mismos. Dicen que en Montevideo y Carbia los pibes se juntan a drogarse y señalan la presencia de un bunker en la zona de Colombres y Chubut.
A ello se sumaron las denuncias de maltrato que sufren por parte de los efectivos de la subcomisaría 22ª cada vez que acuden a la seccional. "Te dicen que sos una negra de mierda, que venís a romper las bolas, te hacen sentir como la quilombera", le dijo la mujer a los concejales y enfatizó: "Yo nací en el barrio y vi todas la etapas, no puede ser que por ellos (en alusión a quienes venden droga) nos tengamos que ir".
En este barrio la violencia y la muerte ronda las esquinas. Hace diez días Diego Durán, de 17 años, y Julieta Sosa, de 16, fueron masacrados a balazos en Pasaje 1752 al 2000. Los pesquisas encontraron nueve vainas 9 milímetros en el lugar.
Allí existe la Policía Comunitaria, pero de acuerdo al relato de los vecinos, los efectivos "no hacen nada, se la pasan comiendo semillitas, tomando gaseosa, mensajeando por el celular, nadie nos cuida. No van cuadra por cuadra a mirar; es una vergüenza. Son pibes de 19 años que no saben nada", remarcó una mujer.
A lo descripto en relación a esta barriada de 27 de Febrero y Circunvalación se sumó el panorama en barrio Godoy (donde habitan más de 5 mil personas entre 27 de Febrero, Provincias Unidas, Presidente Perón y el Camino Límite al oeste).
"Vivimos totalmente encerrados. Los motochorros circulan por la vía pública como si nada. No se puede esperar más de 10 minutos el colectivo en la calle porque te roban. Hay que calcular el horario sino se corre el riesgo de que te tiren al piso. Los chicos tiene que ir a la escuela a una cuadra y no pueden ir solos; les arrebatan mochilas y camperas. Así no se puede más", señaló la ama de casa.
La queja también apuntó a los controles policiales y de Gendarmería, que se hacen al ingreso de los barrios y no en las calles internas. "No necesito a Gendarmería en Circunvalación y Rivarola, si los motochorros se pasean como quieren por dentro del barrio.
Las denuncias por la persecución policial —según apuntaron— ya fueron hechas en Fiscalía, pero parece no haber surtido efecto. "Es un móvil de la sub 22ª", recordaron.
Los concejales Diego Giuliano, Sebastián Chale y Osvaldo Miatello tomaron nota para volcar estas inquietudes en la secretaría de control de la policía, a cargo de Ignacio del Vecchio.
Aislados. "¿Sabe lo que pasa?", cuestionó otra vecina y se respondió: "Como vivimos en este barrio, la policía se cree que somos todos delincuentes. Nosotros no tenemos colectivos ni ambulancias, no nos llegan ni los impuestos, tenemos que ir a buscarlos. No podemos vivir aislados".
Las anécdotas de jornadas violentas se repitieron. Recordaron tiroteos en los que hay que tirarse al piso en los domicilios y remarcaron los casos de vecinos heridos de bala por quedar en el medio de la balacera.
La referente de barrio Godoy trazó una diferencia entre el accionar policial desplegado en abril del año pasado y la presencia de las fuerzas federales en estos días. "Hacen lo mismo que la policía, no trabajan. En principio era un orgullo, hoy están al mismo nivel que los policías de la provincia. Gendarmería está en la punta de los barrios, pero adentro es un desastre", destacó.
Las críticas a la sub 22ª continuaron al igual que para la seccional 32ª. "Son verdulerías; abren de 8 a 12 y de 16 a 20. No hay sumariante, no está el comisario, no hay agente disponible ni patrulleros. Pero a los móviles se los ve recorriendo las carnicerías. Si golpeás la puerta de la comisaría a la madrugada nadie abre", dijo una mujer y recordó que se había pedido un destacamento.
Las críticas también rozaron al policlínico San Martín, ya que cuestionaron la atención del personal sanitario.
"El Estado debe garantizar la integridad"
El presidente de la comisión de Seguridad del Concejo, Diego Giuliano, remarcó que "no se puede permitir que quien denuncie hechos delictivos se convierta en víctima. El Estado debe garantizar la integridad física de los denunciantes e intervenir y acompañar a los vecinos en esta lucha contra la droga", señaló. "Muchas veces se observa cómo se persigue a quienes dan testimonio, hacen las denuncias y tienen la valentía de defender a su barrio y a su familia. Santa Lucía ya ha vivido la persecución de testigos, como es el caso del vecino que denunció la presencia de búnkers en su barrio y le quemaron su casa. Es necesario evitar represalias y preservar la integridad de los que luchan por el bienestar del barrio", afirmó el edil justicialista.