"Todos sentimos que David podría haber sido cualquiera de nuestros hijos". En eso insistieron ayer los padres de los alumnos de la escuela privada de nivel medio Padre Jorge Berti que, junto a estudiantes y docentes, participaron en la puerta del edificio de Rouillón 2511 de un abrazo solidario para acompañar a David Emanuel Soria, el joven de 15 años que hace dos semanas fue baleado en la espalda cuando salía del colegio para robarle la moto, y para reclamar a las autoridades por los constantes robos y arrebatos que se producen en la zona.
Con una oración y carteles que cubrieron el frente del establecimiento, sus compañeros de tercer año y el resto de los alumnos de la escuela le mostraron apoyo y presencia, y aseguraron que la mayoría sufrió episodios de violencia a la salida de la escuela.
David fue atacado el 30 de noviembre, a las 20, cuando dejaba el colegio luego de participar de reunión para planificar el viaje de egresados. Llevó en moto a su mamá a su casa a cinco cuadras de la escuela y regresó a buscar a una amiga. En el camino, en Pedro Lino Funes al 2400, se le acercaron dos motociclistas. La versión más extendida es que le dispararon antes de abordarlo, él cayó al pavimento y uno de los ladrones subió a su moto Yamaha.
La bala quedó alojada en la columna vertebral y los médicos no podrán extraerla por los riesgos de la operación. No volverá a caminar. Internado durante los primeros días en el Sanatorio Americano, David estuvo acompañado todo el tiempo por su mamá, con quien vive, y recibió la constante visita de sus compañeros de colegio.
Ahora fue trasladado a la Clínica de Rehabilitación Pilares del Rosario (Paraguay al 2000).
Pedido. "Estamos todos con vos". "Justicia por David". "Fuerza". "Tus balas no matan mi esperanza". Los carteles fueron hechos por los chicos y quedaron en las paredes del ingreso a la escuela.
"El caso de David fue brutal, el hecho de que le dispararan sin mediar palabra es de una gravedad inaudita", señaló el director del colegio, Héctor Fornari, e indicó que "los robos y los arrebatos son parte de la realidad que vive la ciudad, y en esta zona los chicos lo viven todos los días".
Los compañeros de David aseguraron que la mayoría sufrió robos en la zona. "Sobre todo te sacan los celulares y si pueden la mochila", contó Ludmila, que en dos oportunidades fue asaltada y amenazada con armas de fuego.
Mónica, la portera, aseguró que "a las dos la tarde no se puede andar, te roban lo que tengas".
Por eso, la mayor presencia policial fue el reclamo que plantearon las mamás de los chicos que se acercaron al abrazo.