Los casos de agresiones sexuales contra mujeres a manos de un grupo de unos mil hombres de apariencia "árabe o norteafricana" en la ciudad alemana de Colonia en la última noche de 2015 desataron ayer la indignación en todo el país. "Estoy acostumbrada al caos. Es algo que conozco del Carnaval", comentaba una vendedora de la estación central de trenes de Colonia al diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. "Sin embargo, nunca había vivido una situación así. Era una jauría descontrolada", recordó sobre los cerca de mil hombres que formados en pequeños grupos se dedicaron a acosar sexualmente y robar a las mujeres que se encontraban en la zona próxima a la famosa Catedral de Colonia y a la estación de trenes.
"Fue horrible. Me tocaron todo el cuerpo, me metieron las manos por debajo de la falda y hasta me besaron sin que pudiera hacer nada", relató ante las cámaras de televisión una de las víctimas, con los ojos tapados y sin revelar su identidad porque "todo esto, además de asco, me hace sentir vergüenza".
La canciller alemana, Angela Merkel, transmitió ayer su "indignación por esos repugnantes ataques y agresiones sexuales" y reclamó una "dura respuesta del Estado de Derecho", durante una llamada telefónica con la alcaldesa de la ciudad, Henriette Reker. Se debe hacer todo lo posible para que los culpables sean investigados tan rápido y de manera tan completa como sea posible y condenarlos sin considerar su procedencia o su trasfondo, agregó. Por su parte, el ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, calificó lo ocurrido en la ciudad alemana del oeste del país de "horrible" e "intolerable". "Los ataques sexuales contra mujeres son atroces e inaceptables. Deberá investigarse lo sucedido", afirmó.
Las declaraciones de testigos y víctimas de las agresiones se fueron filtrando a lo largo del día, después de que la policía informara el lunes lo sucedido. "El ambiente era agresivo. De repente desde atrás, sin que mi novio lo viera, me empezaron a manosear. Puedo decir que eran muchos los que al mismo tiempo pusieron sus manos en mi pecho y en mi trasero", explicó una mujer de 40 años en la emisora WDR.
"Sólo quería ir a beber una cerveza a una cervecería que hay al otro lado de la estación de trenes, pero de repente sólo vi a hombres. Eran cientos. Nos trataron como piezas de caza", comentó otra mujer a la revista "Emma". Un centenar de agresiones sexuales cometidas en la noche de Año Nuevo en Colonia (oeste) y atribuidas a "jóvenes aparentemente de origen árabe" aún provocaban ayer conmoción en toda Alemania, cuyo gobierno condenó la violencia mientras mostraba su inquietud por una estigmatización de los refugiados.
Este caso, que se ha ido ampliando en la medida que se registran nuevas denuncias, ha conmocionado a todo el país por la "nueva dimensión" que implica la participación de "más de mil personas", que agredieron o protegieron a los agresores, declaró a la prensa el ministro de Justicia Heiko Maas.
"Se trata de una nueva forma de crimen organizado (...) Habrá que reflexionar sobre ello, pensar en medios para hacerle frente", añadió.
Hasta ayer a la mañana la policía había registrado 90 denuncias de acoso sexual, robos y al menos una de violación y esperaba nuevas denuncias. "Parto del principio de que habrá aún más denuncias", declaró ayer a los medios de comunicación el jefe de policía de Colonia, Wolfgang Albers.
La policía también dijo haber recibido una decena de denuncias en la ciudad de Hamburgo (norte).
"Nos aprestábamos a partir y entonces un grupo de una decena, veintena, inclusive treintena de jóvenes extranjeros nos abordó", dijo una de las víctimas en los estudios de la cadena de televisión de información continua N-TV.
"Comenzaron a agredirnos, tocándonos en la entrepierna, en el escote (de los vestidos), y sobre los abrigos", agregando que atacaban "solamente a mujeres", y mencionó también robos.
Según Albers, los informes de los policías que intervinieron esa noche señalan "en su gran mayoría a jóvenes, de entre 18 y 35 años, aparentemente de origen árabe o norteafricano", algo que fue corroborado por las descripciones que hicieron las víctimas.
En un país en el que la afluencia de refugiados ha provocado vivas tensiones en los últimos meses, las autoridades, sin buscar minimizar la importancia de estos acontecimientos "intolerables", según la expresión de la alcaldesa de Colonia, han tratado de evitar toda estigmatización.