Los terrenos que fueron encuadrados en Rosario para ser destinados al uso productivo de frutas, verduras, viveros y pecuarios y que en 2016 no se estén utilizando para esos fines tendrán que pagar un 200% más de la tasa general de inmuebles (TGI). Así se desprende de la ordenanza 9.144 aprobada en diciembre de 2013 en el marco del Plan Integral de Suelo Productivo.
La ordenanza, que busca apuntalar la producción frutihortícola local y la sustentabilidad de la ciudad, delimita unas 800 hectáreas en la zona sur, principalmente entre las vías del ex ferrocarril Belgrano, entre Batlle y Ordóñez y Uriburu, hasta el límite de la ciudad al oeste. Esto es el 4,4% de la superficie de la ciudad, algo así como unos seis parques Independencia.
Hasta la reforma normativa esa era área no urbanizable. En la actualidad, sólo en una cuarta parte de esa superficie se producen verduras, principalmente. El resto, de las 600 hectáreas, el 85% está destinado a la producción de soja.
El Ejecutivo municipal se reunió con distintos actores involucrados y define la forma para establecer cómo se determina que efectivamente en esos terrenos existe producción de verduras, frutas o pecuaria o son pasibles de una sobretasa del 200% sobre el valor individual de cada cuenta contributiva.
El objetivo de esta normativa es fortalecer un cordón frutihortícola que en las últimas décadas prácticamente quedó limitado a unos 40 pequeños productores en los límites sur de la ciudad y exponiendo cada vez más, al mismo tiempo, a los consumidores a una creciente dependencia de productos de los cordones productivos de La Plata y Mar del Plata, que actualmente concentran la producción de verduras. También de los abruptos vaivenes de precios.
Cada vez menos quintas. Los quinteros se vieron desplazados por crecimiento urbanístico, que presionó sobre los valores de la tierra y, en otros casos, por producciones menos frágiles y más rentables como la soja.
Si bien crece la demanda y promoción de una alimentación más saludable y de producciones más sustentables, es incipiente en una pequeña porción de las hectáreas destinadas a la promoción hortícola en Rosario las se realizan bajo la denominación “buenas prácticas agrícolas”, y menos, aún, producciones de alimentos orgánicos.
Por esta razón, y en paralelo con la promoción de la producción frutihortícola, la Secretaría de Producción local impulsa distintos proyectos para fomentar la recuperación de un cinturón hortícola, además del cambio normativo. Entre ellos, el convenio de colaboración que suscribió con la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica (Aehgar) y quinteros locales.
Marcelo Guerrieri es la tercera generación de quinteros en Rosario y forma parte de este proyecto. Reconoció que, poco a poco, más restaurantes y clientes individuales le demandan verduras con sello de buenas prácticas agrícolas, pero que aún la mayoría de su producción la coloca, sin diferenciación, en su puesto en el mercado de productores. Básicamente planta verduras de hojas verdes (lechuga, rúcula, repollo, brócoli, alcauciles, remolacha, apio, acelga y coliflor).
El Ministerio de la Producción provincial colabora con recursos mediante la Agencia para el Desarrollo Región Rosario (Aderr), y a las hortalizas logradas bajo estas normas de buenas prácticas las identifica con la marca “Producto de Mi Tierra”, que garantiza la supervisión del proceso productivo y los locales comerciales exhiben.
En este sentido, junto con Guerrieri trabaja el ingeniero agrónomo Darío Altuna, quien contó que los cambios de hábitos no son pocos y después de más de un año de trabajo se empiezan a ver los frutos. Atrás quedaron usos y costumbres que no solo perjudicaban a la producción sino a mismos productores y a quienes los consumen.
También la logística de entrega era una dificultad que está tendiendo a solucionarse.
Gastronómicos. En este proyecto se estableció que los restaurantes paguen un 20% más por esos productos en relación a lo que cuesta en ese momento en el mercado. Hasta ahora son unos pocos emprendimientos gastronómicos que participan del proyecto, pero hay un creciente número de empresarios y chefs que manifestaron su intención de sumarse.
Sin embargo, Marcelo Coggiola, dueño del bar restaurante Lorenzo, explica que esta verdura se aprovecha mucho más y su duración y sabor largamente compensan ese diferencial de precio, por reducir de manera significa el nivel de desperdicio, que coincide con sus pares, promedia un 40%.
Los restaurantes, bares y hoteles que participan de esta iniciativa comenzaron a exhibir en sus locales que trabajan con verduras producidas a través de buenas prácticas agrícolas.
Algunos empresarios gastronómicos, como el titular de la entidad que los agrupa, Rodrigo Pastor, explicaron que esta iniciativa con los quinteros rosarinos despertó la búsqueda de reproducir este tipo de iniciativas con otras verduras que no se producen en Rosario, pero sí en la región o en la provincia, como la papa en Arroyo Seco y la zanahoria en San Javier.