La poca lluvia caída en los últimos meses en los estados sureños de Brasil llevó a una severa crisis hídrica en San Pablo y otros tres estados, que puede agravarse.
La poca lluvia caída en los últimos meses en los estados sureños de Brasil llevó a una severa crisis hídrica en San Pablo y otros tres estados, que puede agravarse.
Dado que San Pablo sufre la peor sequía del último siglo, la empresa estatal de aguas Sabesp, que provee a la mega ciudad brasileña donde viven cerca de 20 millones de habitantes, afirmó que se verá obligada a tomar medidas drásticas de racionamiento si no llueve en forma abundante.
Concretamente, Sabesp (Compañía de Saneamiento Básico del Estado de San Pablo) anunció que a partir de abril podría restringir el agua durante cinco días a la semana ya que el nivel de reservas del sistema de embalses Cantareira, cayó en las últimas semanas de forma dramática para abastecer a sus 7 millones de clientes.
En rigor de verdad, el racionamiento de agua ya se aplica y no perdona a pobres ni ricos que sufren un inicial sistema de corte de un día por medio.
Uno de los directores de la compañía, Paulo Massato, dijo que los cortes son la única forma de "impedir que los reservorios del sistema lleguen a cero".
Para tener una idea, de uno de los grandes reservorios del sistema hídrico que provee la capital paulista, el llamado Cantareira, apenas queda 5,1 por ciento de agua. A principios de mes, estaba en 7,2 por ciento. Y la previsión es que podrá seguir cayendo, dado que el descenso de las reservas se combinan con una sequía récord.
Otro dato: el índice pluviométrico de enero resultó la mitad de la media de lluvias para esta época. Las lluvias acumuladas en el mes fueron de 148 milímetros, precisamente el 55 por ciento del promedio histórico.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tiene previsto abordar en las próximas horas la crisis hídrica con el gobernador paulista, como ya hizo el miércoles con los de Minas Gerais, Fernando Pimentel, y Río de Janeiro, Fernando Pezao.
Según los meteorólogos, no va a llover lo suficiente y la falta de agua se va convirtiendo en una obsesión para los paulistas, que ya comienzan a almacenar botellas y a improvisar cisternas que garanticen reservas en sus casas.
Los vecinos de esta megalópolis ya cuentan con avisos en internet para saber qué días les toca sin el preciado insumo.
Hoy, los ciudadanos ya se enfrentan a bajadas de presión que duran hasta 18 horas al día, en varios barrios, lo que se traduce en la práctica, y también dependiendo de las zonas, en cortes de agua.
La crisis hídrica en la región sudeste tiene su punto más crítico en el estado paulista, donde el gobernador del estado, Geraldo Alckmin, determinó el racionamiento del abastecimiento residencial por parte de la empresa estatal de aguas Sabesp.
Otros estados. No sólo San Pablo se vio afectado por la enorme sequía imperante. El estado de Espírito Santo se convirtió en el cuarto de la región sureste de Brasil en exponer un "escenario de alerta" debido a la crisis hídrica que amenaza el abastecimiento de agua en residencias, industrias y para la agricultura, informó hoy la prensa local.
Espírito Santo registra la peor sequía de los últimos 40 años, según la Agencia de Recursos Hídricos de ese estado, que forma parte de la región sureste de Brasil junto con Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais.
La situación llevó al gobernador Paulo Hartung a pedir a las federaciones industriales que ahorren agua y busquen alternativas para su reutilización.
"Estamos estudiando todas las posibilidades para la producción de agua con calidad que pueda ser consumida por la población", dijo el gobernador.
Espírito Santo registró unas pérdidas en los municipios del sur del estado del 50 por ciento en la producción agropecuaria debido a la sequía, informó el secretario de Agricultura, Luciano Henriques.
En la ciudad de Cachoeiro de Itapemirim se han secado arroyos y se han perdido cultivos completos de caña de azúcar y piña.
El titular de la Agencia de Recursos Hídricos del estado, Paulo Monteiro, reclamó a las compañías distribuidoras de agua que den prioridad al abastecimiento humano y que contemplen un plan de provisión para las industrias.