En 1920, San Francisco de Asís viajó a Belén, donde le impresionó cómo se celebraba la Navidad. Al regresar a Italia pidió autorización al Papa Honorio III para representar el nacimiento con un pesebre.
En 1920, San Francisco de Asís viajó a Belén, donde le impresionó cómo se celebraba la Navidad. Al regresar a Italia pidió autorización al Papa Honorio III para representar el nacimiento con un pesebre.
Se dice que la primera representación se armó en 1223, en Greccio, un pueblito situado entre Roma y Asís.
La tradición también dice que el 8 de diciembre comenzó a construir una cueva para ese menester y que el 25 actuó allí como diácono y predicó sobre el misterio de la Natividad.
Tomás Celano, en su biografía del santo, dice: (Francisco) "Quería hacer algo que ayudase a recordar al Cristo Niño y cómo nació en Belén".
En el siglo II se reprodujeron aspectos del Nacimiento de Cristo, algunos de los cuales se encuentran en la catacumba de Priscila, en la que aparece la Virgen con el Niño en brazos. Más tarde se representó a la escena en relieve.
Ya en el siglo IV se representaba a Cristo en un pesebre y había solamente una vaca y un asno. Luego se agregó una estrella.
Pero hasta el siglo XVI la tradición fue algo exclusivo de la nobleza.