Los restos de las cinco víctimas mortales por la caída el martes de un avión en el río de la Plata fueron repatriados ayer a Buenos Aires, mientras continuaron las tareas para hallar la caja negra de la aeronave, con el objetivo de establecer las causas de la tragedia.
La jueza uruguaya María Alexandra Facal, a cargo de la investigación del accidente ocurrido en cercanías de la ciudad uruguaya de Carmelo, entregó a familiares ayer al mediodía el cuerpo del piloto Leandro Larriera, aunque les impuso condiciones para su inhumación.
El vocero de la Suprema Corte de Justicia del país vecino, Raúl Oxandabarat, dijo que se autorizó el traslado del cuerpo del piloto, pero "bajo condición de que no sea cremado sino hasta que se completen los estudios de tejidos y fluidos ordenados por la magistrada, a efectos de asegurar la obtención de los resultados necesarios para la investigación".
En tanto, los cuerpos de Gustavo Fosco, director de comunicaciones de Renault; Fernando Sánchez, jefe de prensa de esa empresa; Facundo Alecha, director de la firma Royal Canin, y Fernando Lonigro, gerente de TTS Viajes, arribaron ayer en una embarcación de la empresa Buquebus y comenzaron a ser inhumados.
El portavoz judicial uruguayo informó que la jueza Facal interrogó a familiares de los ocupantes del avión, entre ellos a la esposa y al primo del piloto, y a un funcionario de Migración del aeropuerto de Carmelo.
Asimismo, dijo que la magistrada dispuso que se entreguen efectos personales de los pasajeros, previa consulta a la Comisión de Investigación de Accidentes de Aviación.
Oxandabarat aseguró que "el factor clave" en la investigación es obtener el testimonio de los sobrevivientes de la tragedia, por lo que esperará que se recuperen de las heridas para citarlos a declarar.
Sebastián Vivona y Paula Buery fueron atendidos en Colonia y trasladados ya a Buenos Aires para seguir su evolución médica en el Hospital Británico y el Sanatorio De Los Arcos, respectivamente.
Vivona "se mantiene en situación clínica estable" y según un parte médico se evalúa una "resolución quirúrgica" de la fractura de tibia y peroné y muñeca izquierda, mientras Buery permanece en observación a raíz de un traumatismo de cráneo y fracturas diversas.
En tanto, los otros dos sobrevivientes, Santiago Villamil e Ignacio Llosa, se recuperan de sus lesiones aunque permanecen internados en dos clínicas privadas del conurbano bonaerense.
La jueza Facal interrogó ayer a tres técnicos de operaciones del aeropuerto de Carmelo y continuó con la elaboración de un plan de extracción de los restos del avión, que quedó en una zona de poca profundidad y apoyado en un banco de arena a diez kilómetros al sudoeste de la localidad uruguaya de Carmelo. Asimismo, ordenó que buzos tácticos prosigan con la búsqueda de la caja negra del avión Beechcraft Super King Air B200, propiedad de un empresario textil argentino y siniestrado el martes con nueve personas a bordo.
Fuentes de la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac) aseguraron que el tipo de avión siniestrado "no tiene una caja negra que registre las grabaciones de las últimas conversaciones entre el piloto y la torre de control", pero dijeron que algunos modelos pueden tener "una memoria interna de las últimas comunicaciones que haya efectuado la persona que piloteaba".
El accidente ocurrió el martes al mediodía en momentos en que la zona estaba bajo una intensa niebla. El avión había decolado de la estación aérea bonaerense de San Fernando.
El piloto descendió el avión bimotor Beechcraft King Air en una zona de escasa profundidad y difícil acceso del río de la Plata conocida como "Los bajos". El impacto contra el agua fue muy fuerte, al punto que la cola de la nave quedó prácticamente destruida, como así también buena parte de las alas y el morro. De acuerdo con el relato coincidente de los sobrevivientes, poco antes de la caída se escuchó un fuerte estallido.