Este tiempo que debería ser de paz, esperanza y unión, es un tiempo de consumismo, de reprochar cosas a los demás y de egoísmo. Como cristiano católico debo decir que Jesús nace en el corazón de cada persona y que nada tiene que ver con llenar un árbol de guirnaldas y adornos y recibir a Papá Noel. Al que tenemos que recibir es a Jesús. Debemos promover la unión en la familia como centro de toda sociedad. El corazón de cada uno de nosotros debe estar cargado de esperanzas, de buenos deseos, pero principalmente lleno de amor, ya que con él todo se logra, todo se puede. Dejemos entonces de correr por los regalos, por las comidas. Si bien no está mal, no puede ser lo principal. Solo es una ínfima consecuencia de una magnífica causa que es el nacimiento de Jesús. No lo olvidemos. Que esta Navidad no seamos partícipes del consumismo alocado y nos entreguemos a construir un país mejor. Dios les bendiga.