Un equipo de médicos españoles llevó a cabo con éxito el primer trasplante total
de cara del mundo, en una operación pionera de 22 horas realizada el 29 de marzo último en el
hospital Vall d’Hebron de Barcelona, informó ayer el cirujano jefe Joan Pere Barret.
El receptor, cuya identidad se mantiene en secreto para preservar su intimidad,
es un hombre joven que desde hace cinco años sufría una deformidad severa del rostro causada por un
accidente y que le impedía respirar por la nariz y la boca. Tampoco podía hablar ni ingerir
alimentos sólidos.
El trasplante incluyó toda la piel y los músculos de la cara, la nariz, los
labios, el maxilar superior, los dientes, el paladar, los huesos de los pómulos y la mandíbula así
como la cirugía plástica y la microcirugía necesarias para reparar los vasos sanguíneos.
En la operación, que contó con 30 profesionales de distintas especialidades, al
paciente le fue reconstruido su rostro en forma de máscara, logrando así la réplica de su propia
cara. "No lleva la cara de otro", subrayó Barret, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Quemados
del mencionado centro médico.
"Tranquilo y satisfecho". En sus palabras, el paciente, que ya se ha mirado en
un espejo, está "tranquilo y satisfecho" con su nueva cara. "Se encuentra bien y se recupera
satisfactoriamente de la operación", añadió Barret. El objetivo ahora es que "en unas semanas
empiece a hablar y a comer, y también a sonreír".
El receptor del trasplante podría ser dado de alta en dos meses. Después
continuará con su rehabilitación y, más adelante, podrá llevar "una vida prácticamente igual a la
de antes del accidente", agregó.
Los responsables de tan compleja intervención explicaron que "la
revascularización del aloinjerto de la cara y la llegada de la sangre a su totalidad es básico para
el éxito del implante, un proceso que se realizó con eficacia".
"Se observó que no había rechazo hiperagudo y se sustituyeron las siguientes
estructuras del receptor: maxilar, mandíbula, nariz, pómulos, mucosa, músculos y nervios y,
finalmente, se suturó la piel", dijeron fuentes del hospital.
Cicatrices. "El enfermo tiene cicatrices en la frente y en el cuello, pero en el
futuro quedarán perfectamente disimuladas", afirmó Barret, que recordó que los huesos de la cara
implantada deben adaptarse ahora la estructura craneal del joven.
El coordinador de la operación aseguró que "cuanta más médula ósea implantada,
más posibilidades existen de que el rechazo sea menor".
Con anterioridad a la operación, el hombre fue sometido a un examen psicológico
para garantizar que estaba preparado para asimilar tanto los posibles riesgos como el hecho de
verse después con un aspecto diferente del suyo.
El aspecto del paciente no tiene semejanzas con el del donante, cuya identidad
también quedará en el anonimato. Por el contrario, "los familiares del receptor de la cara sí ven
similitudes entre sus rasgos antiguos y los de ahora", según señaló Barret.