La caída de la popularidad de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a causa de las masivas protestas callejeras de las últimas tres semanas, la relegó como favorita para las elecciones de 2014 en beneficio de su antecesor y "padrino político" Lula da Silva, según una encuesta de la empresa Datafolha de San Pablo. El dato sigue al conocido el sábado, sobre el derrumbe de Rousseff de 57 por ciento de apoyos a apenas 30 por ciento en junio, también por efecto de la ola de protestas. Estas continuaban ayer en el cierre de la Copa Conferederaciones.
"Lula no es candidato; la presidenta es nuestra candidata", afirmó la ministra de la Casa Civil (jefa de gabinete) y dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) gobernante, Gleisi Hoffmann. Según la encuesta de Datafolha y publicada en el diario paulista Folha do Sao Paulo, si Rousseff se postulara a la reelección ganaría en primera vuelta con el 30 por ciento de los votos, pero debería ir a ballottage con la ecologista Marina Silva —quien fue ministra de de medio ambiente de Lula—, que obtendría 23 por ciento, y quedaría fuera de la contienda el socialdemócrata (centrista) Aécio Neves, con 17 por ciento.
En cambio, si el candidato oficialista fuera Lula, tampoco evitaría el ballottage pero llegaría a él con notoria ventaja al imponese en primera vuelta con 46 por ciento contra 19 por ciento de Silva y 14 por ciento de Neves. Vale acotar que todas las competencias presidenciales de los últimos años se dedicieron en el ballottage.
En el PT. Entre los entrevistados que se declararon militantes del PT, 75 por ciento prefirió a Lula sobre Dilma, aseguró Folha de Sao Paulo, que publicó los resultados del trabajo elaborado por su Instituto Datafolha. Estas encuestas son condideradas confiables y serias por todo Brasil. Datafolha divulgó el sábado otra encuesta según la cual la popularidad de Rousseff cayó 27 puntos, de 57 a 30 por ciento, en apenas tres semanas. La investigación también reflejó que la cantidad de indecisos se duplicó de 12 por ciento a principios de junio a 24 por ciento después de tres semanas de protestas.
Asimismo, los autores interpretaron que los puntos de popularidad perdidos por Rousseff beneficiaron a Marina Silva y al presidente del Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema), Joaquim Barbosa —quien aclaró la semana pasada que no desea ser candidato a la Presidencia—, pero no a Neves, del principal partido opositor, el PSDB. Barbosa ganó enorme popularidad al presidir el juzgamiento de los políticos corruptos en el caso conocido como "mensalao" (mensualidad) y que terminó con condenas para casi toda la cúpula de los gobiernos de Lula.
Lula, quien se encuentra en Africa, opinó que "es saludable" la ola de protestas callejeras, pero no se pronunció sobre la cuestión electoral. "Las personas quieren más en Brasil, más transporte, más salud, más salario, cuestionar el costo del Mundial; creo que eso es saludable para un país que vive apenas poco más de 20 años de democracia continua", afirmó el ex mandatario a través de su Instituto Lula.
En tanto, la jefa de gabinete Hoffmann defendió terminantemente la aspiración de Rousseff a ser reelecta: "Lula no es candidato; la presidenta es nuestra candidata", subrayó. "El año que viene todos estarán en campaña y lo que necesitamos ahora es trabajar cada vez más, como el pueblo trabaja y sufre el día a día para cumplir sus compromisos; debemos honrar nuestros cargos porque no es digno especular para quien tiene un cargo público", agregó Hoffmann. La interna en el PT está servida.