“Fuerza Fattys. Doná órganos. Doná vida”. Así reza el mensaje que cada uno de los jugadores de la selección nacional sostuvo en sus manos el viernes por la tarde y cuyas fotografías fueron compartidas en las redes sociales por cientos de personas.
“Fuerza Fattys. Doná órganos. Doná vida”. Así reza el mensaje que cada uno de los jugadores de la selección nacional sostuvo en sus manos el viernes por la tarde y cuyas fotografías fueron compartidas en las redes sociales por cientos de personas.
La acción tenía dos objetivos: enviarle palabras de aliento a Fátima Heinze, una joven que la semana pasada ingresó en emergencia nacional al agravarse su estado de salud —y que finalmente ayer fue trasplantada de ambos pulmones—, y además, sensibilizar a la población sobre la importancia de manifestar la voluntad de ser donantes.
Fátima Heinze tiene fibrosis quística, una enfermedad genética que se caracteriza por las complicaciones respiratorias y la insuficiencia pancreática.
Mientras esperaba su oportunidad, desde la Fundación Favaloro donde está internada desde hace varios días, y pocas horas antes de que aparezca un donante, la joven escribió estas conmovedoras palabras: “Hoy me toca estar de este lado... la vida gira gira y te pone de este lado de la moneda. Hoy yo les pido que difundan, porque necesito que mi soplo de vida llegue pronto. Tu decisión puede cambiarme la vida, y la de mi familia. Gracias a todos por sus mensajes de fuerza y aliento, nos ayudan a sobrellevar la espera. Todo es para bien. Me tratan muy bien en Fundación Favaloro, tengo toda la fe, esperanza y energía para esperar lo mejor. ¡Los quiero mucho, queda mucho por andar, por hacer. Es la ley de mi destino la que aquí se cumplirá. No sé a dónde va el camino, pero sé de caminar. No me asustan las caídas, nunca dejo de soñar. No se olvida a quien camina y deja huellas al andar”.
Ayer, justamente, el operativo de trasplante fue posible y después de una extensa intervención quirúrgica Fátima recibió nuevos pulmones.
Hasta anoche la evolución era la esperable para estos casos, según informaron sus familiares. El posoperatorio es delicado, y por eso, más allá de la alegría, entre sus allegados reinaba la prudencia.
Fátima es prima de Gabriel Heinze. El jugador de fútbol es justamente el padrino de la Asociación de Fibrosis Quística de Entre Ríos denominada “Alguien como yo” ,que Fátima preside desde hace años.
Gabriel Heinze colabora en forma permanente y desinteresada desde hace tiempo con los niños y jóvenes que sufren esta enfermedad crónica que obliga a un tratamiento diario con nebulizaciones, medicamentos y kinesiología.
La difusión de los síntomas (sudor salado, tos constante, pérdida de peso) y la defensa de los derechos de quienes tienen FQ, constituyen los objetivos de la entidad en la que el ex jugador de Newell’s tiene un rol activo.
Incluso en varias ocasiones promovió la donación de órganos tanto en Entre Ríos como en otros puntos del país.
La fibrosis quística no es contagiosa, se nace con ella. Con diagnóstico temprano y acceso a las terapias existentes se puede mantener una buena calidad de vida, aunque el deterioro pulmonar suele avanzar con el tiempo, lo que trae enormes dificultades para respirar, y finalmente puede obligar a un trasplante.
Fátima es una luchadora que desde hace años levanta las banderas de la donación y la solidaridad a través de la asociación que preside.
Ha realizado innumerables acciones para colaborar con los niños y jóvenes con fibrosis quística, no sólo para alentar que las personas se anoten como donantes sino para que estos pacientes accedan a los tratamientos, para que las obras sociales cumplan con lo que les corresponde, para que no falten medicamentos y para que se conozca más sobre la patología y pueda ser detectada a tiempo.
“No hablamos de milagro sino de oportunidad y de derecho. Nos resta esperar su buena evolución. Gracias a los familiares del donante, gracias a la solidaridad de tanta gente”, escribió ayer uno de los amigos de Fátima, resumiendo el sentimiento de sus seres queridos y allegados.
Por María Laura Cicerchia
Por Hernán Lascano