Si bien en nuestro diario vivir enfrentamos múltiples dificultades, existe un problema que tenemos todos los seres humanos en común y podemos afirmar que por su importancia y trascendencia supera a cualquier otro que podamos tener. Es de orden espiritual y radica en resolver dónde vamos a pasar la eternidad, es decir cuál será nuestro destino eterno. Dice la Biblia: “De qué aprovechará al hombre si ganara todo lo que deseara en este mundo y al final pierde su alma”. Cristo dijo muy claramente que después de esta vida continúa otra y que esta será para siempre, y existen dos únicos lugares: uno en las moradas de Dios en el Cielo, y otro apartado de Dios para siempre que la Biblia lo llama infierno. Apreciado lector: ¿tiene ya resuelto este problema? Hoy dejo en tu manos Una buena noticia: Dios proveyó la solución. Dice La Biblia: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, Para que todo aquel que en El crea, no se pierda más, tenga vida eterna”. Porque Cristo Jesús vino al mundo para morir en la cruz por nuestros pecados. Hoy puede ser el día más feliz de su vida, si cree de todo corazón que Cristo murió para salvarnos, y habrá resuelto el mayor problema y gozará de la paz y felicidad que se experimenta al tener la seguridad de la salvación.


































