Sorprende la carta de Hernán Kruse del pasado 3 de diciembre hablando de la resurrección de la
presidenta Cristina Kirchner.
Si, como allí se refiere, el rechazo de la resolución 125 dio origen a la resurrección de
Cristina, deberíamos preguntarnos qué fue lo que resurgió. A partir de dicho innecesario, grotesco
y prolongado conflicto del gobierno contra el sector agropecuario, el único que perdió fue el país
en su conjunto, sobre todo el interior. El país se paró radicalmente y comenzó su crisis
generalizada, sumado al ocultamiento de problemas preexistentes que se agravaron. La posterior
debacle internacional vino como excusa "perfecta" para poder acusar a terceros respecto del propio
desgobierno reinante en nuestro país. A partir de entonces, los nuevos proyectos de ley votados y
aprobados por la mayoría obsecuente a las decisiones de Olivos tienen como común denominador un
claro avasallamiento y violación de garantías constitucionales como nunca antes se ha visto en la
historia de la República Argentina. La "observable" expropiación de Aerolíneas, sobre cuya deuda y
personal debemos hacernos cargo todos los argentinos; la confiscación de los ahorros en las AFJP de
los futuros jubilados; el "irreal" presupuesto 2009 y la "emergencia económica" con los
inconstitucionales superpoderes; la prórroga del confiscatorio y extraordinario impuesto al cheque,
violatorio de principios federales en cuanto a su coparticipación; la violación respecto a la
irretroactividad de la ley; la contradicción de las propias leyes votadas al voleo y no leídas; y
ahora la ley del plan anticrisis que permitirá no sólo el ingreso de dineros mal habidos,
violatorio de tratados internacionales, sino además la extinción de los procesos penales en trámite
por evasión impositiva de personas y empresas que lucraron a costa del Estado argentino. La
mediocridad se encuentra en el Congreso, verdadera escribanía respetuosa de lo que decide Olivos,
cuerpo al que no le está permitido contradecir o modificar siquiera una coma del fin perseguido por
todo proyecto. Por el contrario, la oposición, en clara minoría, ha demostrado que sólo puede hacer
lo que les está permitido: que el pueblo conozca los entramados y las verdaderas intenciones que
tienen estos proyectos. La oposición, con atendibles fundamentos, es crítica y acusadora. Además ha
tenido el coraje de denunciar penalmente, por primera vez en su historia, a un ex presidente y
ministros en funciones. Qué más se le puede pedir a aquellos que nos advierten de estos
inconstitucionales e inmorales proyectos disfrazados bajo el ropaje del bien común. Concluyendo: no
queda claro si lo señalado por Kruse en cuanto a la resurrección de Cristina Kirchner significa el
resurgimiento de un nuevo "profeta" o el "anticristo" con su séquito de aduladores y custodios del
averno.
Victor Chapel
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