Hace algunas semanas, el conocido filósofo Mario Bunge, coincidentemente con sus 90 años, realizó una maratónica visita a nuestro país, a "la patria", según sus palabras, donde concedió más de diez entrevistas, y otro tanto de conferencias. En esta visita produjo una sistemática y virulenta embestida contra el psicoanálisis. Bunge considera al psicoanálisis como la pseudociencia más exitosa, y paralelamente es la que más ataca. Este hombre, con su animadversión y hostilidad al psicoanálisis, genera casi la certeza que son otras las razones que lo impulsan, además de otorgarnos el derecho a conjeturar sobre sus "actos". ¿Qué le ocurre? ¿Le promueve algo de envidia el éxito de nuestra disciplina, especialmente aquí en "la patria"? ¿Siente que la filosofía científica que desarrolló nunca va a tener el éxito del psicoanálisis, ni el de su creador? ¿Rivaliza con Freud por un lugar en la historia? Tal vez intuya que la única manera de obtener más visibilidad es reduciendo el tamaño de la figura de Freud, para no quedar cubierto por su sombra. En fin, ¿cuál será la motivación profunda de este incansable guerrero, que ni la edad parece detener en sus frontales combates? Por el contrario, todo parece indicar que su creciente e indómita compulsión por trascender es la genuina ganadora de esta batalla, que antes de todo se libró en su mente. Una verdadera "patriada", de este pretendido "patriarca del pensamiento".