Mucho se habla de este gran flagelo de la inseguridad. Vemos por un lado que a niveles gubernamentales lo único que se hace para resolver el problema es simplemente hablar. Los argentinos por otro lado padecemos de una orfandad de políticos asombrosa, de políticos en serio que no les interese su beneficio particular sino el bien común del pueblo. Contemplamos cómo cada uno de los partidos se pasan la pelota unos a otros sobre esta problemática de la inseguridad, sin asumir ninguna responsabilidad. Por otro lado, vemos cómo nuestro pueblo tiene que padecer todos los días hechos delictivos que perturban su convivencia cotidiana, ante la inercia de nuestros políticos, sin ideas. Pero el pueblo argentino sí propone ideas para terminar con este flagelo, como por ejemplo poner más presencia policial en las calles y bajar la imputabilidad de los menores. Nosotros también queremos aportar ideas para solucionar el problema, ideas que en el corto plazo no se verán los resultados pero en el largo plazo sí. Y es que las familias deben unirse, porque el origen de la inseguridad que estamos padeciendo es la desunión de nuestras familias. Debemos salir de nuestro individualismo y empezar a ayudarnos viendo cuáles son los problemas que tiene nuestro vecino, saber escucharnos, etcétera. A diario vemos cómo muchas de nuestras familias se van dividiendo, lo cual repercute, por lógica, en nuestra sociedad (generando violencia, robo, droga y etcétera). Esta propuesta no es fácil y menos popular dado que vivimos en un sistema que propone el éxito en el corto plazo, pero seguramente redundará en un beneficio importante para nuestro país.