El 9 de septiembre de 1956 fue domingo, como hoy. Aquel día falleció "Wimpi", seudónimo de Arthur García Núñez, humorista, guionista, periodista y pensador de excepcional ingenio. Escribió en "Peloduro", la célebre revista del humor uruguayo, y fue redactor de los diarios "El Imparcial" y "El Plata" de Montevideo. En la época de oro de la radiofonía argentina Wimpi atrapó a toda la audiencia con su programa "Ventana a la calle" (1951) charlas de 15 minutos con los oyentes, a las 12 y 45 y a las 20 y 30 por radio El Mundo, charlas de contenido espiritual y mundano salpicado con humor especial. En una oportunidad una oyente le preguntó si su seudónimo, Wimpi, era por algún personaje de la mitología nórdica, y le respondió: "Es el apellido del gordito ese que anda siempre con el marinero Espinaca-Popeye. El gordito se llama J. Wellington Wimpi". Fue libretista, entre otros, de Juan Carlos Mareco "Pinocho", de Pepe Iglesias "El Zorro", de Ubaldo Martínez, y de la "Craneoteca de los genios", en la que actuaban Tincho Zabala, Raquel Simari y Marianito Bauzá, tres "profesores" supuestamente versados en cualquier tipo de especialidad. Se emitía por radio Belgrano los martes y viernes a las 21. Publicó dos libros: "El gusano loco" y "Los cuentos del viejo Varela". Su extremo sentido de autocrítica lo llevó a arrojar al fuego muchos otros. Le sobrevivieron nueve originales inéditos. Años después de su muerte se publicaron sus obras completas (once títulos) En mi memoria está aún fresco y lozano el humor de Wimpi, humor exultante, creativo, sentencioso, fino, sano y grato al espíritu. Como en mi juventud, aplaudo hoy su talento y cierro esta carta con una frase suya: "El humor es la única forma decente de hablar en serio".